Artículos - Amoda Maa Jeevan
¿Cómo florece la flor del despertar?
por Amoda Maa Jeevan 12 de agosto de 2015Hay actualmente muchos casos de buscadores espirituales que han tenido una experiencia de despertar. Y la pregunta más frecuente es: "¿Cómo puede este despertar ser plenamente incorporado e integrado?"
Es importante saber que hay despertar ... y que luego está la maduración del despertar. Esto se pasa por alto a menudo en el camino espiritual. El despertar es el reconocimiento de lo que realmente eres; en otras palabras, el reconocimiento de la luz, tu esencia. Es como el momento en que un pequeño brote aparece en la rama de un árbol. Y entonces el pequeño brote tiene que abrirse y convertirse en una flor. Esta apertura es la maduración del despertar. Entre la aparición del brote y la formación de la flor, hay mucha confusión, decepción y desilusión y entonces surge la pregunta: "¿Cómo puedo vivir el despertar en la vida cotidiana?"
La pregunta de cómo puedo vivir el despertar en la vida cotidiana es en realidad prematura. La respuesta es: espera, y deja que el brote se convierta en una flor. Sólo la plena floración de la flor puede cumplir su destino divino. Cumplir con su destino divino significa liberar su fragancia embriagadora en el mundo. En plena floración, la flor es totalmente ella misma. No tiene que hacer nada. No tiene que integrar su "ser flor" en su existencia. No tiene que incorporar su "ser flor", simplemente ES ella misma. No hay división interior. Es simplemente su yo esencial reuniéndose con la Totalidad de la Vida, reuniéndose con la Unidad de la Vida.
Así que, tú también, en la plenitud del despertar cumplirás tu destino divino. Todavía no se ha cumplido cuando aparece el brote del despertar. Eso es sólo el comienzo. No es el fin, no es el destino. En la plenitud de tu despertar, no hay división interior. En la plena floración del despertar, hay un reconocimiento de "ser despierto" en ti y hay un reconocimiento de "ser despierto" en todo, en todas las cosas. Y lo que está despierto en ti se mueve a través de ti como (siendo) tu vida y tu vida se da en servicio a todo lo que está despierto. No hay conflicto, no hay cuestión de cómo incorporar o de qué "hacer". El aspecto y la forma de esa flor no depende de ti. Simplemente se mueve a través de ti como (siendo) tú. Y entonces el Corazón de Tú puede reunirse con el Corazón de la Realidad.
Y en algún lugar entre el brote del despertar y la plena floración del despertar, en algún lugar a lo largo de este proceso de maduración, hay muchos momentos donde los velos del ego todavía pueden imponerse. Y se pone difícil, se vuelve complicado. Por lo tanto, será útil echar un vistazo más de cerca a este proceso de maduración.
El brote del despertar ocurre cuando de alguna manera somos conmocionados o catapultados fuera de nuestra forma normal de ver las cosas. Es un cambio radical en la percepción. Vemos las cosas desde una perspectiva totalmente nueva. Las cosas que hemos tomado como estructuras estables ―estructuras mentales, emocionales, físicas, políticas, económicas, sociales, culturales, e incluso estructuras biológicas― se ven repentinamente como impermanentes. Lo que damos por sentado como realidad es ahora visto como el terreno inestable de nuestras propias creencias heredadas, nuestros pensamientos y sentimientos condicionados. Esto es un shock para la mente.
En las culturas espirituales tradicionales este cambio en la percepción vendría de la meditación rigurosa o de la práctica devocional. Pero en estos días está sucediendo más espontáneamente. Puede venir a través de la pérdida extrema, o de una pena extrema, o del dolor extremo, o de la extrema belleza, o incluso por medio de psicodélicos, y tal vez por la práctica de la meditación también. Tal vez solo leyendo un libro. Este es el brote del despertar. Y este puede ser experimentado como felicidad o paz, una especie de reposo profundo, o una especie de "subidón", o alegría o éxtasis. Es la emoción de liberarse de los paradigmas egoístas.
Este subidón espiritual puede durar unas pocas horas, o unos días, unos meses o incluso unos pocos años. Pero, inevitablemente, algunas partes de la estructura egoica, de la estructura de la personalidad o de la estructura mundial salen a la vista. Además de reposar en un vacío ilimitado, vivimos en el mundo tridimensional en el que el ego opera maniobrando el cuerpo a través del camino, cuidando de nosotros mismos, funcionando como un ser humano completo: esto es necesario para la supervivencia de la forma y para la supervivencia de la especie. Por lo tanto, aunque la verdad de ti mismo se regocija de haber sido liberada de la prisión del ego, una parte de la estructura egoica que es necesaria para la supervivencia humana empieza a luchar para dar sentido a todo esto. Y esto puede llevar a confusión o decepción, o incluso terror. A veces esto provoca un episodio psicótico y ya no se puede hacer frente al mundo tridimensional. Entonces surge la pregunta: "Si ha habido una experiencia de despertar de tal intensidad y de tal belleza, de tal poder, entonces ¿por qué todo ya no tiene sentido? ¿Por qué todavía falta algo? ¿Por qué no se vive en la vida ordinaria? ¿Por qué ya no es mi experiencia?
Esta misma pregunta crea una desconexión, una división, un deseo de volver a ese estado de felicidad, a ese estado de libertad última. Y esto crea un inmenso sufrimiento psicológico. La lucha por regresar al estado despierto significa que la búsqueda vuelve a surgir; quizás buscando otro maestro, u otro libro, u otra enseñanza u otra práctica de meditación u otro "objeto" espiritual. No hay nada malo con estos apoyos, pero lo que sucede es que el ego todavía se emplea para volver a encontrar el estado despierto. En otras palabras, todavía hay un "yo" involucrado en el estado despierto.
Cuando se reconocen estos escollos, existe la posibilidad de reposar en eso que permanece cuando todo lo que es falso cae, reposar en la luminosidad del mismo despertar. Esta es la Quietud o el Silencio del Ser. Aunque, esto también puede ser un escollo. Porque en la quietud del ser no hay movimiento ... y cuando no hay movimiento, la totalidad de la vida no puede ser plenamente abrazada. Hay una desconexión más sutil sucediendo aquí. Esta es una visión desigual en la perspectiva no-dual: la perspectiva de que "el sufrimiento es una ilusión" y que "sólo el vacío es real". Y mientras que esto es verdad en un nivel absoluto, no lo es todo: no es la floración completa del despertar. En cambio, hay una evitación de la sangre, el sudor y las lágrimas de ser humano. Hay en todo momento un evitar encontrarse con el dolor o el sufrimiento. Es como si la experiencia humana se interpusiera en el camino de la paz o de la quietud trascendental interminable. Este es un lugar cómodo, pero no es toda la madurez del despertar.
La plena floración del despertar se produce cuando tanto lo relativo como lo absoluto son realmente vistos como uno y lo mismo. Esto no es lo mismo que estar perdido en lo relativo. Es una experiencia muy diferente, tiene una textura diferente. Es cuando tanto lo relativo como lo absoluto son plenamente reconocidos como inseparables, como las olas del océano. No hay división interior, no hay conflicto, no hay desconexión interna: tanto la oscuridad como la luz están incluidas. La luz del despertar no excluye nada. Ninguna cosa en ti ―y nada en el mundo― está excluido del corazón del despertar.
En el corazón del despertar, el sufrimiento puede finalmente ser atendido en todo momento. Hay una gran diferencia entre el encuentro (conocimiento) desnudo del sufrimiento y la historia del sufrimiento. El encuentro desnudo del sufrimiento es el encuentro sin adulterar de la realidad cruda. No hay yo (ego) involucrado en esto: sólo hay conciencia incondicionada del momento presente. La historia del sufrimiento es cuando manipulamos la realidad para que se ajuste a nuestra idea de quienes pensamos que somos. En otras palabras, hay una gran implicación del yo en esto. Y esta implicación es algo como esto: "Esto no debería estar pasándome a mí." O "Pobre de mí, tengo tan mala suerte. ¿Por qué siempre me pasan cosas malas?" O "¿Por qué la vida siempre me castiga? ¿Por qué Dios siempre me castiga? ¿Qué he hecho mal?" Tan pronto como tenemos una historia del sufrimiento, no podemos encontrarnos con el sufrimiento en su profundidad. Encontrar (conocer) el sufrimiento en su profundidad es liberarse del sufrimiento. Conocerlo con una historia es defenderse de la profundidad de ese dolor. Y al defenderte de la profundidad de ese dolor, no puedes experimentar la vida plenamente. Hay una separación y esta separación crea la búsqueda.
Esto es lo que significa decir "Para encontrar a Dios debemos acoger todo". Es una línea hermosa de un poema de Rabindranath Tagore. Para experimentarte a ti mismo como Dios, como la Totalidad de la Vida, como la Seidad misma, debes despertar a quien eres, una y otra vez, en cada experiencia. Hay una gran madurez espiritual en esto. Y toma tiempo, porque a medida que la luz del despertar se mueve a través de ti como (siendo) tu vida, también se mueve hacia todo lo que ha estado oculto en la oscuridad, todo lo que se esconde en las sombras, todos los sentimientos y emociones y sistemas de creencias y contracciones energéticas que han sido previamente desatendidas en tu vida como parte de tu historia. El despertar es la parte compasiva del ser ―el corazón compasivo de la existencia― y se mueve hacia todo lo que se encuentra en la oscuridad. Así que todo surge para ser visto, para ser amado, para ser conocido, para ser purificado. Y se mueve hacia todo en el mundo que ha sido no-iluminado por tu propia percepción, tu percepción nublada.
Nuestro condicionamiento nos separa del mundo. Nuestras creencias y nuestras opiniones se basan sólo en la historia de nuestro condicionamiento y no en la verdad, así que juzgamos al mundo y lo que vemos como correcto e incorrecto, bueno y malo de acuerdo con ese condicionamiento. La luz del despertar se mueve hacia esto para iluminar y resolver todo en la unidad de esa luz, para que ya no haya una división en ti o en el mundo. Es como si la naturaleza de Buda en ti se moviera hacia la naturaleza de Buda en todo. Porque incluso en la oscuridad ―en lo que percibimos como oscuro o malo o equivocado o indigno― incluso en eso, está la semilla de la luz. La luz del amanecer nace de la oscuridad de la noche.
El despertar es como un imán. Se mueve hacia eso que está despierto en todo, incluso si parece no estar despierto. Dentro de lo no-despierto está la semilla del despertar, porque es la naturaleza inherente de todo. Así que en la plena floración del despertar, te conviertes en un Bodhisattva. Vuelves a casa. Y tú no tiene que "hacer" esto. Es inevitable, una opción sin elección. La flor no hace nada. No dice "Oh, aquí está mi fragancia, debes acercarte". Si te acercas y te impregnas de esa fragancia, entonces es perfecto. Y si no, entonces eso también es perfecto. La fragancia todavía está aquí. Y así es en ti, a medida que maduras hacia la plenitud del despertar.