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Artículos - Jeff Foster

Sobre el neo-advaita

Por Jeff Foster
Jeff Foster

Hay un nuevo club extraño llamado "Neo-Advaita". Si usted es miembro de este club, al parecer, se encontrará regurgitando automáticamente ciertas frases a las personas cuando están tratando de compartir sus experiencias con usted — frases como "¿Quién sabe eso? ¿Quién dice eso? ¡No hay hacedor! ¡No hay elección! ¡Eso es sólo un concepto! ¡No hay yo! ¡Usted está en su historia!".

Usted creerá que ha encontrado las respuestas definitivas a la vida y dejará de escuchar profundamente a sus compañeros humanos. Puede hablar y actuar de forma cruel y luego justificar su comportamiento con las palabras "No hay elección" o "la compasión es sólo un concepto".

Usted puede incluso afirmar que "no es nadie", "no está identificado" o "no es una persona", y luego, para colmo, dirá que no cree en nada en absoluto, que no tiene religión o identidad y que está más allá de todas las historias, y que son los demás —no usted— quienes están atrapados en sus historias (er, ¡a pesar de que no hay otros que puedan estar atrapados!)

Si alguien no está de acuerdo con su predicación, caerá de nuevo en réplicas aparentemente irrefutables, como "¿QUIÉN dice eso?", "¡No lo has captado todavía!", o "Todo es impersonal". Cuando usted está realmente luchando por ganar una discusión, incluso se puede sacar de la maga las últimas cláusulas de escape: "¿A QUIÉN le importa?"... o "¡Todavía hay un 'yo' ahí!"

Usted y sus compañeros del club, interpretarán su propia falta de aprecio humano y bondad como una señal de lo despiertos e iluminados que están.

Oh, amigos míos, les hablo desde la experiencia. Una vez fui un miembro de pleno derecho de este culto sin amor. Lo abandoné hace unos seis o siete años, a escondidas en la oscuridad de la noche, listo y dispuesto a ser de nuevo un ser humano vivo con un corazón palpitante, y dispuesto a escuchar profundamente a mis semejantes, y el alivio fue tan, tan grande. No beba el Kool-Aid.

Esta Enseñanza Viva

La no-dualidad no es "anti-dualidad" — cuán dualista sería. No rechaza ni niega la asombrosa diversidad de la creación — abarca completamente a todas esas innumerables apariencias, al igual que el océano no rechaza sus olas (¿cómo podría hacerlo?), sino que las ama hasta la muerte de tal manera que ya no son olas, sino que en sus infinitas, hermosas, íntimas, y complejas manifestaciones, no son más que el océano mismo.

Y así, este despertar del que hablamos no está separado del mundo, no es alguna arrogante filosofía negadora de la vida, no, está plenamente comprometido con el mundo, incluso si en última instancia, ese "mundo" es sueño y apariencia. Pero a quién le importa, ¿verdad? Porque, arraigados en el profundo conocimiento de lo que realmente somos, entonces, mis amigos, entonces somos libres, finalmente libres, para sumergirnos sin miedo en este sueño despierto, este mundo misterioso, transparente, en caída libre de cabeza en las realidades de ensueño de esta vida, este precioso don de la vida —en las intensas relaciones íntimas, en el trabajo, el arte, la familia, la amistad, el amor, la aventura, el sacrificio, la exploración de los misterios del cuerpo, y los misterios de la muerte— hasta que ya no haya más división entre lo "real" y lo "irreal", el "mundo" y la "ausencia de mundo", la "persona" y la "ausencia de persona", la "dualidad" y la "no-dualidad", incluso la "vida" y la "muerte". Hasta que sólo haya Uno, y el Advaita es algo vivo, respiratorio, no una filosofía abstracta o ingeniosa, un reconfortante juego de palabras para sentirse confortable.

Mano temblorosa

No conozco ningún otro Advaita que el Advaita inseparable del vivir de la vida cotidiana, del cortar leña y transportar agua. No conozco ningún otro Advaita que el Advaita que toma la mano temblorosa de mi querido padre mientras intenta cruzar una placa de hielo del camino. Es contacto. Es estar aquí. Es abierto. Conectado, siempre conectado, conectado para siempre. Y dispuesto. Los dogmáticos no-dualistas que replican "¿quién está abierto? ¿quién está dispuesto? ¿de quién es padre? ¿qué camino? ¿a quién le importa?", no han comprendido nada.