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Artículos - Jeff Foster

Children in the park

¿Quién eres sin tu historia espiritual?

Por Jeff Foster 18 de septiembre de 2023

Por favor, no me hables de «Conciencia Pura» o de «Morar en lo Absoluto".
Quiero ver cómo tratas a tu pareja,
a tus hijos, a tus padres, a tu precioso cuerpo.

Por favor, no me sermonees sobre «la ilusión del yo separado» o sobre cómo alcanzaste la felicidad permanente en sólo 7 días.
Quiero sentir una calidez genuina irradiando de tu corazón.
Quiero oír lo bien que escuchas,
asimilar información que no se ajuste a tu filosofía personal.
Quiero ver cómo tratas a las personas que no están de acuerdo contigo.

No me digas lo despierto que estás, lo liberado que estás del ego.
Quiero conocerte por debajo de las palabras.
Quiero saber cómo eres cuando te acechan los problemas.
Si puedes permitir plenamente tu dolor y no pretender ser invulnerable.
Si puedes sentir tu rabia sin caer en la violencia.
Si puedes permitir la entrada a tu dolor y no ser su esclavo.

Si puedes sentir tu vergüenza y no avergonzar a los demás.
Si puedes meter la pata y admitirlo.
Si puedes decir «lo siento» y decirlo de verdad.
Si puedes ser plenamente humano en tu gloriosa divinidad.

No me hables de tu espiritualidad, amigo.
Realmente no me interesa.

Sólo quiero conocerte a TI.
Conocer tu precioso corazón.
Conocer al hermoso ser humano que lucha por la luz.

Antes que «el espiritual».
Antes de todas las palabras ingeniosas.

- Jeff Foster
 

He aquí un bálsamo para la ansiedad existencial:

Descansa. Descansa en la Presencia. Deja que todos los pensamientos vayan y vengan (vendrán y se irán de todos modos). Pensamientos sobre ti mismo y el mundo. Pensamientos sobre si la realidad es «realmente real» o no. Pensamientos sobre pensamientos. Pensamientos sobre solipsismo, nihilismo, no-dualidad. Pensamientos sobre el pasado y el futuro. Pensamientos sobre la muerte y el morir.

Deja que todos sean, que todos vengan, que todos se queden, que todos se vayan. Son sólo pensamientos y los pensamientos son seguros y los pensamientos no son la realidad.

Deja que todas las sensaciones, todos los sonidos, todas las percepciones, todos los pensamientos, vayan y vengan en tu conciencia, momento a momento. Esto es meditación. No los juzgues, no te aferres a ellos, no los alejes y no trates de comprenderlos. Sólo sé, sólo respira, sólo observa cómo se mueve toda esta vida.

Pronto notarás algo sorprendente. En medio de todo este ir y venir, de todas estas dudas, de toda esta ansiedad existencial, de todos estos pensamientos, conclusiones y preguntas, de toda la alegría, la tristeza, el miedo y el aburrimiento de la vida, hay una cosa que no va y viene, una cosa que no es una cosa, una cosa que permanece totalmente presente, inmutable, tranquila y conocida, más íntimamente conocida que cualquier cosa que jamás pueda conocerse:

Tú. Tú eres el principio Inmutable en medio de todo este cambio. Y dentro de tu abrazo interminable, todos los pensamientos sobre si la realidad es real o no, si estamos o no en algún tipo de Matrix, si el mundo es falso o una ilusión, o un sueño, o una conspiración diabólica, todos estos pensamientos también van y vienen.

No importa si el mundo es una ilusión o no. No importa si todo es un sueño. No importa si todo es falso. No importa, todas estas ideas brillantes no importan en absoluto. Impactante, lo sé, pero cierto.

Te levantas. «Cortas leña y acarreas agua», como se dice en Zen. Pones el agua a hervir. Sales a pasear y sientes el sol en la cara, la brisa de la tarde en la mejilla. Hablas con un amigo o no. Escuchas música y te llega a lo más profundo, o no. Te preguntas por la existencia, o no. Ríes o lloras o caes al suelo agradecido. O no.

Vives tu día. Real o irreal, ilusorio o no, no importa. Debajo de la capa de pensamiento, concepto, imagen, conclusión y duda, está el Misterio indescriptible de ti, de la vida misma, completa, plena, entera y brillando intensamente.

Solipsismo o no, no-dualidad o no, Matrix o conspiración gigante o engaño o no, sin sentido o con sentido o ninguno de los dos, esto es lo que es: Una taza de té con un amigo. Mirar a los ojos de un ser querido. Un paseo por la ciudad para comprar pan. O sentarse en silencio, observar la respiración subir y bajar, observar el pensamiento más complejo, aterrador o retorcido subir y bajar, observar el ascenso y caída de las emociones, observarse a sí mismo preguntándose sobre todo ello, perdiéndose o no, quedando atrapado en la mente o no. Pero sigues con tu día. Estar absorto en tu día y dejar que el día te absorba. Entregarse a los momentos. Esta es la verdadera meditación. Siguiendo tus pies.

Entonces, aquí está la cura para la angustia existencial: deja de pensar en ello, o mejor dicho, deja que la mente piense en ello todo lo que quiera, mientras descansas y vive tu día, contento de saber que no necesitas las respuestas en absoluto, y enamórate de lo vasto Desconocido, hundiéndote en el Misterio, yendo donde van tus pies, como hacías cuando eras niño.

- Jeff Foster
17 de febrero de 2024