Artículos - Joan Tollifson
¿Qué es la Verdad?
Por Joan TollifsonNuestro impulso condicionado de años de educación escolar es responder a esa pregunta. Pero cualquier cosa que pensemos o tratemos de decir acerca de la Verdad es eliminada de un solo paso; es una abstracción. Ninguna palabra o concepto puede comenzar a capturar la totalidad y la inmediatez de esta realidad Aquí/Ahora siempre presente, siempre cambiante. Pero si nos quedamos con la pregunta abierta, sin contestarla, sino simplemente escucharla abiertamente, preguntándose en silencio, tal vez reconoceremos la verdad, no como algo que podamos captar, sujetar y poseer, sino como la realidad viva que somos.
La verdad es simple. Es siempre ya el caso sin esfuerzo. Podríamos decir que es simplemente la experiencia del momento presente, tal como es ― este acontecer siempre cambiante y siempre presente que no tiene principio ni fin, porque es siempre Aquí/Ahora.
Surge la aparente complicación cuando la mente pensante intenta dar sentido a este acontecer inexplicable y apoderarse de él conceptualmente. Hasta cierto punto, este tipo de pensamiento conceptual es funcionalmente necesario. Funciona muy bien en un sentido práctico, siempre que no se nos olvide que las imágenes conceptuales que genera son tan sólo relativamente ciertas, pero nunca absolutamente verdaderas. Por ejemplo, "la tierra es un planeta que orbita alrededor del sol". Esta es una verdad relativa. Es funcionalmente útil. Pero en el sentido absoluto, no hay tal cosa como una "tierra" o un "sol", porque estos son abstracciones conceptuales de lo que realmente es un flujo en constante cambio, inconcebible, sin fisuras.
Cuando tratamos de llegar a una comprensión conceptual de la Totalidad, o del fundamento del ser, o de la naturaleza de la realidad, inevitablemente terminamos frustrados y confundidos. Cualquier imagen conceptual de la realidad siempre está sujeta a la duda, y ninguna imagen conceptual satisface nuestro profundo anhelo por la Verdad.
Lo que satisface ese profundo anhelo del corazón es dejar de intentar dar sentido a todo. Por supuesto, eso no significa que tampoco demos sentido a las cosas de una manera funcional en la vida diaria. Pero dejamos de tratar de apoderarnos de la Totalidad, o de comprender el fundamento del ser, o de averiguar la naturaleza de la realidad. En su lugar, nos relajamos simplemente siendo ella. Comenzamos a reconocer (ver, sentir) cuando estamos tratando de comprender, y en ese reconocimiento, de forma natural, hay una posibilidad de relajarse y soltar. Cuando simplemente dejamos de tratar de entender todo esto, descubrimos que no necesita ser entendido, y de hecho, ¡nunca puede ser entendido!
Pueden ponerse en duda todas las verdades relativas. Pero la Verdad absoluta no es una cosa relativa que se pueda separar e inmovilizar. No es algo en lo que creer o dudar. Es más bien la absoluta simplicidad e inmediatez del Aquí/Ahora ― este acontecer sin límites y sin fisuras que es siempre presente y siempre cambiante. Esto no es algo misterioso que tenemos que buscar con la esperanza de encontrar algún día. Es mucho más cercano que eso. Es más íntimo, como se dice en el Zen. De hecho, es sólo mediante su búsqueda y tratar de comprenderlo conceptualmente como lo convertimos en algo que aparentemente puede ser perdido o encontrado.
Siempre que nos sentimos confusos o inseguros, es un indicio de que estamos perdidos en los pensamientos, tratando de resolver problemas imaginarios. Cuando buscamos el entendimiento correcto o la formulación perfecta, o sentimos dudas acerca de lo que es la Verdad, o tratamos de comprenderla, es un indicio de que la mente pensante está tratando de conceptualizar lo que es realmente inconcebible. La mente está persiguiendo un tipo de objeto que se imaginaba que está "ahí afuera" en algún lugar. Pero esta presencia consciente innegable que es/está Aquí/Ahora, este ver-oír-sentir-ser, este presente experimentar, esto no requiere ninguna creencia y es imposible dudar. Esto es obvio e inevitable.
El despertar no es cuestión de conseguir algo que no está aquí ahora. Esa misma idea es ilusión. Así que si estás perdido en pensamientos acerca de que necesitas un gran despertar que piensas que no has tenido, o pensamientos acerca de que necesitas averiguar qué es la verdad, vuelve a la inevitable simplicidad de este momento: la sensación de la respiración, los sonidos del tráfico, las nubes que pasan por el cielo, estas palabras en la pantalla del ordenador, el ruido en el estómago, el canto de un pájaro, el sabor del té, la luz del sol en la alfombra. Esta es la Sagrada Realidad.
Si observas a la mente decir: "Bueno, ¿y ahora qué? Todavía no he despertado", sólo date cuenta de que esto es un pensamiento. Te está contando una historia. La historia es una ficción. El que supuestamente no ha despertado es sin embargo un espejismo (como lo es cualquiera que imaginas que ha despertado).
Estas ideas sobre la necesidad de llegar a alguna parte, y lograr algo, y llegar a ser alguien son sólo ideas. No hay nada que necesites cumplir en tu vida que no sea exactamente lo que siempre ya está cumpliéndose. Y sólo en la historia está sucediendo algo que es definible o concebible. La realidad de este momento es imposible de capturar en un concepto. Así que si te encuentras perdido en tus pensamientos, tratando de resolver todas estas cosas no-duales en tu cabeza, ¿es posible que te des cuenta de esta marea mental y despertar ahora mismo a la maravilla de este momento, tal como es?
Lo que aquí se está señalado no es una experiencia especial que algunas personas tienen y otras no. Es la tensión en el estómago, el sonido del tráfico, el aroma de la cena cocinándose.
No hay gente despierta. Sólo hay ser sin límites, siempre presente y siempre cambiante ― inevitable e imposible de no ser. No puedes no ser lo que eres. No hay nada que no es la Verdad.
Las experiencias van y vienen. Son inherentemente impermanentes e inconcebibles. La vida se nos aparece en la forma que nosotros describimos como asuntos amorosos, holocaustos, flores que florecen, tsunamis, luz del sol, nubes, tormentas eléctricas, aviones volando contra edificios, bebés naciendo, explosiones en galaxias distantes. El pensamiento divide este flujo sin fisuras en piezas aparentemente separadas. Dibuja líneas limítrofes y crea la ilusión de formas persistentes, sólidas, independientes y luego trata de averiguar cómo estas cosas imaginarias que ha creado se relacionan todas entre sí.
El despertar es como el estallido de una burbuja imaginaria, la burbuja de la aparente encapsulación. Lo que queda es lo ilimitado que nunca va y nunca viene y nunca permanece igual, lo ilimitado que es todo lo que hay. No hay nada más allá de él. No tiene dueño. Y no hay tal cosa como "después del despertar". El estar despierto (awakeness) es AHORA, no ayer ni mañana.
Cuando una ilusión se ve claramente, pierde su poder. El lago del espejismo puede seguir apareciendo en las arenas del desierto, pero ya no corres detrás de él en busca de agua. Cuando damos especial atención a este momento, descubrimos directamente que ninguna cosa se forma realmente de la manera en que pensamos que lo hace. Sólo hay un exhaustivo y perfecto flujo. Incluso el pensar y el conceptualizar son actividades de este mismo flujo indiviso.
Al darte cuenta de que nada (ninguna cosa) realmente existe no quiere decir ¡que no haya nada en cierto sentido nihilista! Esta vibrante vivacidad (aliveness) de colores y formas, texturas y olores, sonidos y sensaciones siempre cambiantes aparecen innegablemente aquí ahora mismo. Podemos discutir acerca de cómo interpretar esta apariencia, si se trata de mente o materia, verdad o ilusión, sueño o realidad, pero la eseidad (beingness) o existencia de ello es innegable.
¿Estamos buscando una respuesta a alguna pregunta conceptual, o alguna experiencia especial que una vez tuvimos o que leímos en un libro? ¿Puede este movimiento de entender y de buscar de la mente relajarse? ¿Es posible darse cuenta de la realidad de simplemente estar aquí ― despierto, vivo, consciente ― oír, ver, sentir, respirar ― sin saber lo que algo es en realidad?
Como el Maestro Zen Dogen escribió hace siglos: "Si no puedes encontrar la Verdad justo aquí donde estás, ¿dónde esperas encontrarla?"