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Artículos - Chuck Hillig

Psicoterapia no-dual

Por Chuck Hillig 15 de mayo de 2014
Chuck Hillig

Aunque he sido un ferviente devoto de Ramana Maharshi desde 1970, también trabajé como psicoterapeuta autorizado por el estado en California desde 1978. Debido a este doble interés, desarrollé un deseo desde hace mucho tiempo de encontrar formas de combinar exitosamente la belleza y la simplicidad de la sabiduría no dual con el sentido práctico y realista de la psicología occidental. Aunque podría parecer dos vías con muy poco en común, no son sino lados diferentes de la misma moneda. Por un lado, un terapeuta tradicional ayuda a sus clientes a despertar y fortalecer su sentido de yo personal y egóico y a aprender a crear mejores sueños que le puedan llevar hacia un futuro más feliz. Un no dualista, sin embargo, alienta al Buscador a mirar hacia adentro para encontrar la verdadera fuente de este "yo" ilusorio (es decir, el pensamiento "yo") y, a vivir plenamente en el momento presente del "ahora", para comenzar a despertar y dejar de soñar por completo.

En mis 35 años atendiendo un consultorio particular, aproximadamente el 95% de mis clientes buscaron terapia porque estaban lidiando con problemas mundanos: depresión, ansiedad, comunicación, ira, relaciones, la crianza de los hijos, fobias, adicciones, etc. Con la notable excepción de culpabilidad inducida por la religión, muy pocos de ellos tenían verdaderas preocupaciones espirituales.

Sin embargo, algunos de mis clientes mayores ―por lo general en sus 40, 50 o más años― de vez en cuando expresaban su frustración y desesperación acerca de cómo se habían desarrollado sus vidas. Aunque habían alcanzado cierto nivel de riqueza y poder, permanecían consternados al descubrir que se seguían sintiendo infelices y vacíos en su interior. En cierto sentido, su lamento universal era como la vieja canción, What’s it all about, Alfie? (¿De qué se trata, Alfie?). Sentían que se estaban perdiendo algo importante, pero simplemente no estaban seguros de qué era. Un cliente me lo explicó así: "Cuando era más joven, creía que todo lo que tenía que hacer era tener éxito financiero y entonces todo sería perfecto. Ahora que soy director de una empresa y tengo todo lo que quería en la vida, me doy cuenta de que no es nada satisfactorio. Y, lo que es peor, ¡no sé POR QUÉ!"

En cierto sentido, muchos de ellos habían ascendido por la escalera del éxito material solo para descubrir que dicha escalera había estado apoyada sobre la pared "equivocada".

Cada vez que se presentaba esa crisis existencial en el curso de nuestra terapia, lo tomaba como una señal para presentarles nuevas formas de ver el mundo en general y, especialmente, su propio mundo. Por ejemplo, a menudo comenzaba pidiéndoles que se sentaran en silencio en medio de la indagación "¿Quién soy yo?" para observar qué pasaba.

Sin embargo, es obvio que una intervención tan radical y tan poco tradicional no es eficaz hasta (y a menos) que los clientes hayan resuelto todos sus asuntos cotidianos y preocupaciones dualistas. Por ejemplo, si un cliente lloraba amargamente en mi consultorio por la reciente muerte de su pequeña hija, sería increíblemente insensible por mi parte haber dicho, "El cuerpo de tu hija era una ilusión producto de tu propia creación. Tú, sin embargo, eres el Uno infinito desde el cual todo fluye. En verdad, no hay vida ni muerte, no hay padre ni hijo".

Y así sucesivamente.

Al escuchar semejante fría indiferencia y una total falta de compasión, la mayoría de los clientes simplemente se habrían levantado y se habrían ido. En cambio, el sueño dualista siempre debe ser reconocido, honrado y amado exactamente como aparece. Eso significa que todo lo que surge dentro del propio sueño del cliente... sin excepción... también debe ser reconocido, honrado y amado. En medio de su dolor, el terapeuta no dual tiene que abrazar por completo lo que sea que aparezca y, como parte del baile, ofrecer compasivamente a sus clientes algunas "soluciones" útiles para sus "problemas" dentro del ámbito del sueño.

En pocas palabras, a menos que lo inviten a participar en una discusión existencial sobre el "significado de la vida" (como fue el caso del hombre de negocios citado anteriormente), es mucho mejor para un terapeuta no-dual que al principio ―y con mucho cariño― guíe a sus afligidos clientes dentro del contexto del sueño que están soñando.

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