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Artículos - Amoda Maa

Más allá del despertar: la nueva frecuencia femenina

Por Amoda Maaone the magazine, Primavera 2015
Amoda Wadbury

Introducción

Hoy está sucediendo algo que nunca antes había sucedido: realmente podemos participar en el proceso del despertar. Históricamente la iluminación ha sido considerada como una experiencia extraordinaria, generalmente reservada para los aspirantes masculinos. La buena noticia, sin embargo, es que hoy, aunque el despertar en sí mismo es el mismo que hace miles de años, está disponible para cada uno de nosotros en medio de la vida cotidiana de manera más directa.

En estos días está disponible más que nunca una intensificación de energías que nos obliga a colaborar conscientemente para despertarnos del sueño de la separación. Es una nueva frecuencia que exige que digamos sí, porque ninguna otra lo hará si queremos tener éxito en sobrevivir y desarrollarnos como individuos y como especie. Este sí no tiene nada que ver con la voluntad, no es un gran grito de "puedo hacerlo". Al contrario, es un sí profundamente silencioso que elige enfrentarse a la vida desde la luminosa totalidad de una dimensión interna de la consciencia. Y, sin embargo, es infinitamente más poderoso que cualquier acción tomada desde una perspectiva mental dividida. Quizás gradualmente nos demos cuenta de que la disolución de la identificación egoica y el consiguiente descubrimiento de nuestra verdadera naturaleza subyacente bien podrían ser la respuesta a nuestros problemas globales.

Y, sin embargo, hoy se requiere algo más que el modelo ortodoxo de iluminación. Todas las enseñanzas espirituales tradicionales enfatizan el cultivo de un estado interno de quietud que nos despierte a la verdad de nuestra naturaleza de ser, y esto, dicen, se logra alejándose de la actividad mundana. Si bien el reconocimiento de nuestra naturaleza esencial como este ser es la base del despertar, lo que fue relevante hace miles de años no es tan relevante hoy en día. Un incremento exponencial del ritmo y de la presión en el mundo de hoy trae una nueva perspectiva de la iluminación que nos pide que replanteemos nuestra comprensión de lo que significa ser un ser humano despierto. Lo importante ahora es que el despertar ya no supone abandonar la realidad física para vivir una vida espiritual, más bien, se trata del cumplimiento de nuestro destino divino a través de vivir la verdad de nuestro resplandor interno mientras estamos en nuestros cuerpos terrenales.

Si el despertar sirve para un propósito real en nuestras vidas, necesita encontrar nuevas formas de expresión a través de nuestras interacciones diarias. Y si este despertar es servir a un propósito dentro de un cuadro más grande para dar a luz a la nueva humanidad, necesita que nos comprometamos completamente con el impulso evolutivo de la existencia.

La iluminación ya no es un secreto reservado para los místicos, ni un lujo para satisfacer a los privilegiados occidentales que buscan volverse "más espirituales". Si queremos dar un salto cuántico hacia un nuevo futuro, es una necesidad. Para que la iluminación sea de alguna utilidad, debe bajar desde la cima de la montaña y ensuciarse las manos en el mercado de los asuntos humanos.

El despertar es, de hecho, solo el comienzo. La personificación de este despertar es el verdadero viaje. La aventura comienza no en la atmósfera enrarecida de la trascendencia, sino en medio del caos de la vida. Y vivir la verdad del despertar tal vez no ha sido nunca tan imperativo como en el mundo en rápida evolución de hoy.

Lo que está surgiendo hoy es una relación completamente nueva con la vida que da a luz a un auténtico ser humano. Es un punto de vista refrescante y contemporáneo que reconoce el imperativo de anclarnos en el fundamento del ser mientras celebramos el surgimiento de aquello en lo que nos estamos convirtiendo. Otra forma de decirlo es que abarca tanto la verdad absoluta de la quietud como la verdad relativa del movimiento de la vida. El impulso evolutivo que conduce a la naturaleza siempre en desarrollo de la existencia nos está llamando a despertar a la perfección prístina de nuestra luz interior y luego a encarnar y expresar completamente esta luz en medio de la imperfección y la oscuridad del mundo.

La mayoría de nosotros vivimos vidas complejas y multifacéticas con trabajos, carreras, responsabilidades financieras, relaciones y familias. Muchos de nosotros también intentamos perseguir nuestros sueños, vivir nuestro potencial más alto y hacer una contribución al mundo. Al mismo tiempo, somos cada vez más conscientes de que más de la mitad de la población del planeta vive en una pobreza extrema y en circunstancias horribles. De alguna manera, todo esto debe ser incluido en nuestro despertar.

¿Es el mundo una ilusión?

Muchos buscadores y muchos maestros espirituales creen que el mundo es una ilusión y que lo que le sucede (a usted o a mí, o a los judíos, los iraquíes, los osos polares o las abejas melíferas) en realidad no importa. Este intento de trascender el mundo y su desorden a menudo conduce a un "entumecimiento existencial" que es confundido con la liberación espiritual. Si bien el despertar trae consigo una innegable conciencia de que el vacío perdurable es la base de la realidad, también existe una fuerte tendencia a quedarse atascado ahí. La identificación con la quietud eterna (también podríamos llamar a esto el testigo inmóvil) es muy tentadora. Porque donde no hay movimiento, no puede haber ningún sufrimiento, y esto es muy atractivo para el ego que quiere evitar encontrarse con el dolor. Lo que realmente está sucediendo aquí es una negación del compromiso total con la vida, evitar conocer íntimamente la profundidad y la amplitud de los sentimientos que pueden surgir en respuesta a las vicisitudes de nuestra experiencia humana.

El rechazo del sufrimiento, ya sea el del mundo o el nuestro, resulta en una especie de frialdad, en una no aceptación de la vulnerabilidad de estar verdaderamente vivo como un ser humano. A nivel del comportamiento, esto se delata a sí mismo de varias maneras. Algunos evitan las relaciones por su capacidad para dañarnos, despojarnos de nuestras defensas y tocar nuestros lugares más sensibles. Otros renuncian a cuidarse y a ser auto-responsables corriendo excesivos riesgos o incluso eligiendo estilos de vida perjudiciales. Después de todo, si el cuerpo no es real, ¿por qué no llevarlo al límite? ¿Por qué tendría que importarte la resistencia de tu corazón, la longevidad de tus riñones, la alcalinidad de tu sangre o si tienes sobrepeso? Y para otros incluso, hay una despreocupación por la vida sensible. Después de todo, si el mundo y todo lo que hay en él es una ilusión, ¿por qué deberías preocuparte si comes vacas, cerdos, caballos, perros, ranas, o si los ríos están contaminados o el suelo está agotado?

Pero no hay libertad real en la actitud de "como estoy iluminado, nada puede tocarme". El escape de la prisión de la identificación con la forma física y psicológica es reemplazado por la esclavitud menos obvia del "desapego espiritual". Este llamado desapego es en realidad un nuevo tipo de apego en el que la historia de "Soy hermoso, feo, exitoso, fracasado, feliz, triste, cristiano o budista" es reemplazada por la historia de "No soy nada". Es un retiro hacia la perfección de un mundo interior en el que el horror del mundo exterior no tiene lugar. Es un rechazo de cualquier estado interno que no coincide con nuestra imagen mental de la vida espiritual. No hay paz real en esto, sino una guerra sutil y perniciosa que perpetúa ambos conflictos, el interno y el externo.

Quedarse adherido al vacío crea una división. Y donde hay división, por sutil que sea, no puede haber un despertar completo. Es un punto de vista espiritualmente rígido que se niega enérgicamente a ser tocado por la vida. Es un escape de la sangre, el sudor y las lágrimas que son parte inevitable de la experiencia humana. Es casi como si hubiera un temor de que el ser humano se interponga en el camino del trascendente estado final. Desafortunadamente, esta postura conduce a otro velo, al de la arrogancia espiritual y a una especie de superioridad y rigidez. Lejos de ser espiritual, lo que realmente se revela aquí es una ausencia de la compasión que es una extensión natural del verdadero despertar. Es una compasión que surge no por obligación moral, sino por la fragancia de un corazón despierto. La compasión es el despertar encontrándose a sí mismo en el corazón de todo. Se trata de abrazar tanto la oscuridad como la luz y encontrar aquí la libertad que está dentro de todo.

Rechazar nuestra experiencia directa de la vida no es solo una continuación del conflicto inherente en la historia del sufrimiento (que luego intentamos curar a través de nuestros esfuerzos espirituales), también es una especie de locura. El descubrimiento de la verdadera libertad requiere que renunciemos a nuestros conceptos de no-dualidad o espiritualidad o iluminación y que hagamos frente a la vida con ojos inocentes.

Esta visión inocente es una investigación abierta sobre lo que está aquí ahora mismo en nuestra experiencia inmediata y directa. Requiere que dejemos de invertir nuestra historia personal ―ya sea una historia de victimismo o una historia de trascendencia― en la historia del mundo. Este "dejemos de" no es una negación del sufrimiento. No es aislarse de la angustia de ser testigo de horribles actos de violencia, injusticia y crueldad, ni tampoco es una represión de la ira, el miedo, la desesperación y el dolor. Es el fin de adueñarnos de los pensamientos y las emociones que perpetúan la historia del sufrimiento. Es el final de la historia de la separación. La experiencia desnuda del dolor, el horror o el terror, tal como es, sin tratar de arreglarlo, controlarlo, deshacernos de ello o justificarlo, pone fin al sufrimiento del "pobre de mí" y detiene la guerra entre nosotros y ellos, el bien y el mal, lo bueno y lo malo.

Claramente no es el mundo mismo lo que es una ilusión. Mientras estemos aquí para experimentar el mundo, él existe. Es la historia que imponemos al mundo la que no es real, ya sea que la historia nos diga que el mundo invisible del espíritu es una ilusión o si nos dice que el mundo visible de la materia es una ilusión. La realidad nos obliga a ver las cosas desde una nueva perspectiva que abarca la loca paradoja de la vida.

Abrazando tanto a las olas como al océano

Cuando el brote inicial del despertar ha florecido en la plena floración de la vigilia, la realidad relativa y absoluta se reconoce como una. Son vistas tan inseparables como las olas del océano. Aquí, tanto el testigo y lo atestiguado, el sujeto y el objeto, colapsan entre sí. Aquí, eres el vacío del ser y la plenitud del mundo y no hay división, no hay contradicción. Solo existe la hermosa paradoja de la conciencia no-dual. Una dimensión completamente nueva de madurez espiritual se abre ante nosotros en este nivel de consciencia. Aquí, nada se excluye, todo lo que se ve, oscuro y claro, forma y sin forma, mundano y trascendente, se ve como una expresión de unidad y, por lo tanto, nada se evita, se niega o se teme. Incluso el miedo mismo es abrazado profundamente.

El inflexible abrazo tanto de las olas de expresión fenoménica como del océano de quietud interior nos lleva a una profunda intimidad con la fuerza creadora de la vida. Esta profunda intimidad no significa perderse en la historia del mundo, significa estar dispuesto de todo corazón a conocer el mundo sin una historia. Es el nuevo ser humano evolutivo: alguien que está completamente anclado a la luz de la naturaleza despierta pero apasionadamente comprometido con la dulzura agridulce de la existencia terrenal. Alguien que dice: "Sí, es cierto que no soy mi cuerpo, pero mi experiencia directa me dice que mi cuerpo está aquí y que la consciencia se mueve a través de él cada vez que camino, corro o salto. Alguien que dice: "Sí, la verdad es que no hay un yo, pero ¿cómo es que respondo cuando me llamas por mi nombre?" Alguien que dice: "Sí, la verdad es que yo no existo y tú tampoco, pero ¿no es cierto que hay diferencia en la calidad de vida si te veo y te escucho con el corazón abierto en lugar de con el juicio? ¿Y no es esto lo que llamamos relación? "

Arraigado en la quietud de nuestra naturaleza de ser, ¿qué tiene de anti espiritual abrirse al movimiento del viaje de nuestra vida? El despertar auténtico no es estático, es una conciencia fresca, momento a momento, de lo que se está desarrollando dentro de nuestra experiencia directa. Y lo que se está desarrollando para muchos de nosotros dentro de una cultura contemporánea es una creciente complejidad, interconexión y creatividad a un ritmo exponencial. Hoy tenemos la oportunidad de convertirnos en mucho más de lo que las generaciones anteriores habían soñado. Para la mayoría de nosotros, hay más recursos, más tecnologías, más información y más sabiduría a nuestra disposición. ¿Qué tiene de anti espiritual estar abierto para abrazar este movimiento evolutivo de nuestra condición de ser?

El rostro femenino del despertar

A medida que más personas corrientes dirigen su atención hacia la búsqueda espiritual como una forma de encontrar paz y libertad en medio de un mundo cada vez más demente, los temas tradicionalmente excluidos de la dimensión espiritual están llegando a un primer plano. Hay una nueva conversación que incluye una relación despierta con el cuerpo y el bienestar físico, así como con las emociones y el bienestar psicológico. Diálogos como la importancia de abrirse a los sentimientos, el papel de las emociones en el proceso de despertar, el lugar de encuentro de la psicoterapia y la indagación espiritual, la relación entre la curación y el despertar, y si el bienestar físico desempeña un papel en el auténtico despertar, están todos emergiendo como parte del rostro femenino del despertar.

El despertar espiritual ha sido históricamente un campo masculino. La inhibición de lo femenino, tanto en la vida espiritual como en la secular, nos ha dejado con un modelo masculino de iluminación en el que el gurú (metafóricamente y a menudo literalmente) se sienta en un pedestal sin ensuciarse las manos en el mundo de los asuntos humanos. La mayoría de nosotros tenemos este modelo impreso en nuestra psiquis en un grado u otro, ya sea que haya sido transmitido por la religión occidental o por la filosofía oriental, las enseñanzas espirituales cristianas, islámicas, hindúes y budistas están dominadas por deidades masculinas, profetas y maestros iluminados. Aparte de unas pocas santas menos conocidas, las mujeres tradicionalmente han estado confinadas dentro de la familia y de la comunidad a su papel de madres, cocineras, limpiadoras y amas de casa en general. En algunas culturas, las mujeres han sido, y aún son, consideradas como propiedad de los hombres. Hasta hace muy poco, muy pocas mujeres habían alcanzado la iluminación, y aún menos habían asumido el papel de maestra espiritual o líder espiritual.

Tal vez debido a la desmesurada supresión histórica de lo femenino ―en parte a causa de las fuerzas políticas, religiosas, sociales y económicas con un gran interés en el desempoderamiento de las mujeres y en parte al temor inconsciente de la innata sabiduría de la consciencia femenina― está emergiendo ahora una nueva frecuencia para corregir el desequilibrio. A medida que el rostro femenino del despertar se revela, muchas de estas ideologías arcaicas y estructuras jerárquicas se están desintegrando, y muchas más mujeres comunes están despertando y situándose a sí mismas en el papel del liderazgo espiritual.

Este liderazgo femenino, sin embargo, tiene un sabor diferente a la versión masculina. No tiene nada que ver con sentarse en el asiento del gurú, ni con adherirse a la doctrina espiritual. Tampoco niega el desorden de ser humano. El liderazgo femenino es desde el corazón incondicional. Lleva una pureza innata que atraviesa el dogma. Las maestras espirituales de hoy no están interesadas en un debate intelectual que defiende una perspectiva iluminada, y tampoco se adhieren a ninguna forma prescrita de hablar del despertar (como suele ser el caso en ciertos círculos espirituales donde hay un tácito "código de conducta" incluso en el lenguaje utilizado). Estas nuevas maestras espirituales, en cambio, se expresan en un lenguaje más fluido y jugoso que refleja la encarnación del despertar como una realidad humana viva.

Por supuesto, no son solo las mujeres las invitadas a encarnar el despertar, sino también los maestros varones en los que el despertar ha madurado en el corazón, el cuerpo, y la mente. El maestro espiritual moderno (ya sea femenino o masculino) está llamado a encarnar la totalidad del ser humano, a desempeñar el papel de ermitaño y amante, héroe y cuidador, sabio y tonto, maestro y alumno, al tiempo que reconoce la luz divina en el núcleo de todo.

El nacimiento de una nueva humanidad

Desde una perspectiva no-dual, probablemente es más conveniente evitar por completo cualquier diálogo que se refiera al papel de lo femenino en el despertar. Pero parece que el despertar en sí mismo está empujando las fronteras de una conversación de vanguardia que incluye la sabiduría centrada en la tierra de lo sagrado femenino. Lo femenino está más en sintonía con las energías físicas sutiles que impregnan la vida. También atrae a una espiritualidad práctica que abarca las experiencias humanas a menudo desordenadas de las relaciones íntimas, el cuerpo y su bienestar, el mantenimiento de una ecología saludable, cómo se usa el dinero, la comunidad, la comunicación y la expresión creativa. Y son precisamente estos aspectos de la vida los que claman ser incluidos dentro de una perspectiva iluminada.

Aunque es una frecuencia femenina, realmente no tiene nada que ver con el género sino con algo mucho más universal. Sin ser ocultada por la forma visible, es una frecuencia que es impersonal en el sentido de que no le importa si se trata de un cuerpo femenino o masculino, y, sin embargo, es profundamente personal porque ama todas las formas de vida como una expresión de sí misma. Lo que se señala aquí es que lo sagrado femenino tiene la capacidad de dar a luz algo nuevo, el impulso innato de co-crear, colaborar y nutrir. Si bien esto se expresa más fácilmente en las mujeres debido a su función biológica para dar a luz a una nueva forma de vida, es una frecuencia que está latente en cada uno de nosotros. Hoy en día, está disponible tanto para mujeres como para hombres. Ya no es un nacimiento biológico, sino un nacimiento psicológico que ocurre tanto a nivel personal como planetario. Estamos dando a luz a una nueva consciencia que abraza con entusiasmo la realidad transitoria pero innegable de la experiencia humana dentro del océano infinito de la consciencia. Es un asunto de amor entre la tierra y el cielo que tiene el potencial de dar a luz a un mundo radicalmente nuevo en el que somos metafóricamente tanto la "madre" como el "niño".

Como la madre, estamos llamados a encarnar una firmeza interna frente a lo desconocido, un fundamento imperturbable en medio del caos, una aceptación incondicional del movimiento de la vida que incluye el nacimiento, la muerte y todo lo que está en medio, y una fe inquebrantable en lo sagrado de la vida en todas sus expresiones.

Como el niño, estamos llamados a encarnar una inocencia informe, una perspectiva fresca y arraigada en la conciencia del momento presente, un abrazo vibrante de la naturaleza que se desarrolla de la experiencia del momento presente y una visión imparable del potencial infinito de la humanidad.

Ya seas madre, padre, joven o viejo, hombre o mujer, los arquetipos de "madre" y "niño" (también podríamos llamarles la cualidad de ser y devenir) están vivos en ti en este momento, en este preciso momento Hay un impulso que nos lleva hacia un futuro emergente, y este futuro tiene el potencial de un despertar colectivo que nos catapulte a la siguiente etapa evolutiva como especie. Por primera vez en la historia conocida del cosmos, la consciencia se está haciendo consciente de sí misma. Pero la consciencia solo puede volverse consciente de sí misma a través del vehículo de una forma viva que tenga la capacidad de la auto-conciencia. Los seres humanos son la única forma de vida, hasta ahora, con esta capacidad. Considera entonces la posibilidad de que una nueva consciencia y una nueva humanidad estén naciendo a través de ti como tú. Considera que algo radical e irrevocablemente nuevo está naciendo desde tu interior en este mismo momento.

Si esto es así, ¿podría ser que tú seas el factor más importante en este proceso de parto? ¿Podría ser que seas el vehículo a través del cual la existencia misma está intentando recrearse en el siguiente nivel más alto... y que tu despertar es absolutamente importante?

¿Estás dispuesto a decir "SÍ"?

La invitación de la nueva frecuencia femenina es para que colabores en el nacimiento de algo nuevo, para que des un paso hacia tu destino divino al estar dispuesto a abrazar sin vacilación el proceso evolutivo que quiere que tu despertar suceda… porque es también el despertar de la humanidad.

El despertar nos llama a ir al límite de quienes pensamos que somos y desafía todas nuestras respuestas habituales a la vida. Es más fácil alejarse de este límite y permanecer en la zona de confort de nuestra propia limitación. Pero la posibilidad hoy es que dejes de huir y, en cambio, te vuelvas y te enfrentes a este límite con un sí sin adulterar. De este sí, nacerá un nuevo tú, un tú que vive una vida auténticamente despierta en la que tus acciones están alineadas con tu verdadera naturaleza divina. Y de este nuevo tú nacerá un mundo nuevo.

Pero mientras existe la posibilidad del nacimiento de un mundo nuevo, también existe la posibilidad de la aniquilación planetaria total. Quizás el salto cuántico hacia un orden superior requiera el final de la vida tal como la conocemos. Tal vez la humanidad deba ser totalmente destruida antes de que nazca algo nuevo, como un ave fénix de las cenizas. No hay manera de saberlo absolutamente. Aunque la nueva frecuencia femenina te invita a colaborar con la evolución de la consciencia, no se trata de aferrarte a la esperanza de la salvación. Se trata de estar dispuesto a abrirte a la verdad más profunda de quién eres, a vivir una vida radicalmente despierta... incluso si eso significa el fin de ti y el fin del mundo.

El nacimiento es complicado, y no hay garantía del resultado, pero una vez que las contracciones han comenzado, no hay vuelta atrás. A pesar de lo desconocido, a pesar de los desafíos imprevistos y de los horrores potenciales, ¿estás dispuesto a aceptar de todo corazón la posibilidad de que este sea el momento más emocionante para estar vivo y que el despertar sea el único propósito de tu vida?

¿Estás dispuesto a decir SÍ?

© Amoda Maa, 2015
Este artículo se publicó por primera vez en una edición especial de ONE The Magazine (Primavera de 2015) que explora la expresión femenina de las enseñanzas no-duales. Esta edición también presenta artículos de Gangaji, Miranda Macpherson, Isira Sananda y Kirtana.
ONE es [o fue] una revista on-line basada en suscripciones trimestrales que trae noticias de la realización no-dual y celebra nuestra verdadera naturaleza como una.
(Traducción de Agustina Villar)

Fuente: Web de Amoda Maa