Artículos - John David
Por John David open sky houseLlegamos a esta vida con una especie de dicha espontánea que surge de la inocencia. La felicidad en esa época está ahí, es nuestra naturaleza. Somos como somos. No tenemos elección. ¿Qué puede ser más simple? ¿Qué tienes que hacer para ser lo que eres? Tienes que hacer algo para no ser lo que eres.
Más tarde, en el mundo en que crecemos, somos condicionados por la familia, los amigos, la religión y la cultura en la que estamos inmersos para comportarnos de una cierta manera. Además de esto, cuando somos niños también sufrimos experiencias que son a veces traumáticas y que nos afectan cuando crecemos y sentimos muchas veces como una oscuridad interior. Pero esa verdad, esa simplicidad y esa felicidad innatas que conocemos de niños, está todavía ahí, solo que ha sido cubierta.
Ser de verdad quién eres, es la realización del Ser, la iluminación. Se habla muchísimo de esto como si fuera algo muy especial. La experiencia, en el momento, puede ser dramática pero lo que descubres es muy común.
Somos verdad, somos amor, somos felicidad; somos lo que buscamos. Está justo aquí, tan cerca... Es como un perro intentando atrapar su cola. El perro no se da cuenta de que es parte de sí mismo y de que cuanto más corre, más corre la cola.
Este es un increíble malentendido. La gente se cree que la cola está de alguna manera separada y que si obtienen la enseñanza adecuada, al final la pillarán. Lo que buscas está siempre ahí. Tú eres lo que buscas así que, naturalmente, cuando más lo buscas en el mundo exterior más te alejas.
Así que, aquí estamos, solo con lo que es, en este momento. Es increíblemente sencillo. Puedes pensar que tienes que transformarte a ti mismo, convertirte en una mejor versión de "yo". En cuanto paras, la rendición a "lo que es" puede suceder por si misma. La rendición auténtica significa que te entregas a la existencia. Significa que, simplemente, aceptas lo que es.
La existencia no está separada de lo que es. Tú tampoco estás separado de lo que es. Y "lo que es" lo incluye todo: emociones, sentimientos, todo. Si estás aburrido, estás aburrido. Si estás contento, estás contento. Si estás enfadado, disfrútalo. Siempre pensamos que tenemos que cambiar el enfado por algo agradable. Nada tiene que cambiar. De todas maneras, ¿cómo puedes cambiarlo? Simplemente tienes que aceptarlo como es, pero siempre tenemos la tendencia de querer hacer algo para cambiarlo.
Simplemente, acéptalo como es. Tienes mucha faena que hacer si intentas cambiarlo. Si simplemente lo aceptas, no tienes que hacer nada. Estamos muy apegados a intentar convertir la ilusión en la ilusión perfecta, pero una ilusión perfecta sigue siendo una ilusión. La verdad es que nada está sucediendo y que no hay nadie para hacer nada. Nuestras mentes encuentran esto un poco difícil de entender porque hemos aprendido que tenemos que trabajar muy duro por cualquier cosa que valga la pena.
No aceptes simplemente lo que te digo. Indaga por ti mismo permaneciendo en silencio. Permaneciendo en silencio puedes descubrir quién eres. Cuando estamos calmados, hay menos pensamientos. Aparecen espacios entre los pensamientos. En estos espacios sentimos una profunda conexión, un gran amor. Entonces nos silenciamos un poco más y conforme los espacios se hacen más y más amplios, nuestra fuerte identificación con los pensamientos comienza a romperse. No estamos meditando, no estamos repitiendo un mantra y no estamos practicando ninguna técnica; estamos simplemente en calma y conscientes de nosotros mismos.
Podemos utilizar también la herramienta espiritual intemporal de la indagación del Ser. Un pensamiento aparece y, en vez de seguirlo, nos preguntamos, "¿A quién le surge este pensamiento?" La respuesta, por supuesto, es "a mí"; entonces nos hacemos otra pregunta, "¿Quién soy yo?". Permaneciendo en silencio e indagando, llegamos a descubrir que no existe tal cosa como un "yo" separado. No hay una respuesta verbal a esta segunda pregunta. Simplemente nos conduce a la quietud y al misterio del Ser.
Puede que al principio no dure mucho porque, naturalmente, los pensamientos tienen un impulso muy fuerte y siempre estamos apegados a ellos y nos los creemos; pero, conforme te vas silenciando, la calma está ahí y eso eres tú. Tú no eres el drama de tu vida, no eres la historia; de hecho, tú eres la fuente de la historia y esta fuente es vacío, paz, felicidad auténtica, amor.