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Artículos - Wolter Keers

¡El Ahora!

Por Wolter Keers
Wolter Keers

En nuestra vida cotidiana, por "el ahora" nos referimos a un breve momento, inasible, que se ha ido tan pronto como quieres agarrarlo, algo que ha desaparecido en el instante en que lo has visto. En otras palabras, en nuestra vida cotidiana, por la palabra "ahora" nos referimos a un pensamiento. También el pensamiento que llamamos "el momento presente" ya se ha ido en cuanto lo conocemos. Un pensamiento nunca puede ser capturado, su misma naturaleza es la brevedad y el movimiento. Ningún pensamiento es siempre tan amigable como para quedarse quieto y dejarse ver, incluso si se encuentra en símbolos de letras en una página. En ese caso tenemos que leer el texto en cuestión una y otra vez, incluso si está hecho de palabras que podemos entender de un vistazo.

Hacemos uso del tiempo como si fuera real y tuviera una existencia independiente ―una realidad que es aún más fuerte que la nuestra, porque estamos después de todo limitados por el tiempo. Nacemos en un momento A y moriremos en un momento desconocido Z, y ese momento llega para todos. Para una persona el período comprendido entre la A y la Z puede durar cuatro o cinco años, y para otra un centenar ―pero no hay nada que impida llegar a la Z. Por lo tanto, el tiempo es un dictador que impone su voluntad sobre nosotros, más fuerte que cualquier otro dictador.

¿Por qué es así?

La razón es que desde este punto de vista nos vemos y experimentamos a nosotros mismos como un fenómeno temporal. En otras palabras, lo que proyectamos sobre nosotros mismos lo vemos también en el "mundo". Si yo soy un fenómeno temporal entonces proyecto lo que experimento como realidad en el mundo y digo que esta propiedad es un hecho inquebrantable. De esta manera el tiempo se convierte en un hecho independiente: un calendario que hemos creado y que transcurre desde hace cien mil años antes de Cristo hasta un buen trecho más allá de hoy, y yo soy alguien que vive un pequeño trozo de esta serie sin fin. Pero, de hecho, es exactamente lo contrario.

No sólo el tiempo es algo que es percibido por mí como un cierto modo de pensar, sino también el "yo" que vive 20 ó 80 años es sólo una idea percibida de mí mismo. Sin yo-como-pensador no hay tiempo, y sin tiempo no puedo existir como yo-el-pensador. En pocas palabras, el fenómeno "yo" y el fenómeno "tiempo" están tan entrelazados que no se pueden separar el uno del otro.

¿Es el agua la causa de la humedad o la humedad es la causa del agua? En ese sentido, el agua y la humedad son dos palabras que significan lo mismo: la una no puede existir sin la otra.

Esto no sólo es cierto para esta percepción, sino para todas las percepciones: toda percepción es un movimiento en la consciencia, y cada percepción existe por un período de tiempo determinado. Si no hay tiempo, entonces no puede existir percepción. Y, como el mundo no es otra cosa que percepciones ―cosas percibidas― el mundo como fenómeno, como una forma, es tiempo. Sin tiempo no hay un mundo percibido y puesto que las personas sólo conocen fenómenos que aparecen en la consciencia, podemos concluir que sin tiempo, lo que nosotros las personas llamamos el mundo no podría existir.

El "yo" percibido, la idea (concepto) que asumo como mi mismo, es parte del mundo.

No se trata de que un 'yo' percibido percibe el mundo, sino de que a veces hay una percepción que yo llamo una casa o una nube, y a veces un "yo", pero ambos son fenómenos temporales que una vez más nos dejan después de unos momentos.

Sin embargo lo que es realmente curioso es que el "yo" permanece incluso cuando no hay ningún "yo" percibido, ninguna idea.

No queda agua cuando desaparece la humedad, pero el "ser" permanece, al menos mil veces al día, pero sin yo, sin ninguna idea del yo.

Si vivo el 90% de cada día sin ninguna idea del yo entonces eso es una prueba irrefutable de que en realidad no soy un yo-idea percibido. Este descubrimiento, al menos si no es superficial pone en movimiento una revolución total de nuestra vida. Porque todo lo que hemos hecho en nuestras vidas hasta ahora, se ha hecho de una manera u otra al servicio de una idea, de un yo-concepto que a veces aparece. En pocas palabras, por algo que no somos ―por otra persona por así decirlo.

Tomado literalmente, el "ahora" es una "palabra pensamiento", que ha finalizado antes de ser percibido.

Sin embargo, hay otro ahora: no es un "ahora" percibido, sino el "ahora" que percibe. En efecto: yo soy siempre ahora. Cuando yo tenía seis años tuve que ir "ahora" a la escuela. Esta mañana he tenido que despertar "ahora" y "ahora" estoy leyendo. Siempre soy/estoy ahora: ahora, y un instante después, ahora, siempre ahora.

Y porque yo siempre soy/estoy ahora, mis percepciones son también siempre ahora. Y, porque mis percepciones son siempre ahora, lo que surge en esta percepción también es siempre ahora: no puedo percibir algo que no esté aquí ahora.

Si digo que el pasado es real, y que puedo percibirlo como un recuerdo, estoy diciendo algo imposible. Soy testigo ahora de un pensamiento que está ahí, independientemente de que yo llame al pensamiento un recuerdo o una expectativa. Así que lo que yo llamo "pasado" y "futuro" son de una manera u otra formas percibidas. Pero, la percepción es ahora.

Es completamente imposible percibir algo que no esté aquí ahora. Por lo tanto, es imposible que una persona pueda percibir algo que llama "el pasado". Ella percibe un pensamiento ahora, que lo llama "pasado", pero que es ahora. En otras palabras, en el ahora, el pensamiento ―la forma de pensar que llamamos la memoria― puede proyectar algo que se llama "pasado", pero está sucediendo ahora.

Las personas que acuden a un maestro espiritual porque se sienten vulnerables o limitadas, y están buscando la libertad, naturalmente se sienten limitadas por el pasado. Para estar limitado usted necesita tener un pasado, porque todos nuestros miedos y anhelos (y de eso es de lo que la problemática está hecha) surgieron debido a las experiencias en el pasado.

Pero cualquiera que de forma penetrante mire y descubra que no hay pasado a menos que yo ahora produzca un pensamiento que llamo "el pasado", descubre que sólo está limitado por una idea que está ahí ahora, por consiguiente por la realidad de un pensamiento-títere que llamo "yo" y dice por ejemplo: "He tenido después de todo una juventud difícil". Pero, como el inmortal Sri Krishna Menon dice (Atma Nirvriti, 14 art 5): "Un pensamiento pasado es uno que ha dejado de existir"…

Lo que ha dejado de existir no existe, y lo que no existe no se puede conocer. Lo único que podemos percibir es un pensamiento que es ahora, sin embargo afirma haber sido ayer. Esa idea de "ayer" es también ahora.

Ninguno de nosotros está, pues, limitado por el pasado. Lo único, pero sólo en apariencia, que limita es la creencia de que un pensamiento que dice que pertenece al pasado en lugar de al ahora está diciendo la verdad. Pero está mintiendo. La verdad es que somos sólo ahora, sólo podemos conocer el ahora, por tanto, no puede haber un pasado, ni por consiguiente estar limitado por él.

Esa es la verdad ―la verdad de la que Jesús dice que nos hará libres.

Esta libertad ilumina todo de repente como el sol con el descubrimiento de que mi personalidad entera, que no es más que una apariencia que yo llamo el pasado, no tiene por lo tanto absolutamente ninguna existencia, a menos que la imagine en este momento. Después de contar hasta diez ha desaparecido de nuevo. ¿Cómo en nombre del cielo puedo estar limitado por un pensamiento que se percibe durante un conteo en la consciencia que Yo Soy?

Así pues, en verdad no hay nadie que esté limitado, y por lo tanto tampoco hay nadie que busque la liberación o pueda ser liberado. Solamente hay este ser-ahora que yo soy, sin esfuerzo, lo quiera o no.

Si no hubiera consciencia no podría haber ningún movimiento en la consciencia. Los movimientos, con independencia de que los llame pensamientos, o sentimientos, o percepciones sensoriales dependen del hecho de que yo estoy allí primero como consciencia en la cual estos pueden aparecer.

Así, por ejemplo, la creencia en un limitado y condicionado "yo" es sólo posible porque yo estoy allí primero como consciencia presencial (Atma), sin forma, sin tiempo, sin la cual ninguna idea de "yo" puede aparecer. Este es el origen del comentario de Sri Shankara de que la aparición de un ego es por sí misma la mejor prueba del hecho de que no somos un ego. La vieja prueba que la aparición de movimientos proporciona, es que hay "algo" en lo que aparecen, y de lo que en última instancia están hechos, como las olas están hechas de agua.

[Wolter Keers, 1923 - †1985]
Fuente: Amigo Magazine #6 - Julio 2003