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Diez mitos sobre la iluminación

Por Jenny Beal 9 de julio de 2024

¿Qué entendemos por «iluminación»? En la enseñanza no-dual, se refiere al reconocimiento de la realidad no-dual de nosotros mismos y del mundo. En otras palabras, es la comprensión de que sólo hay una realidad, y yo soy esa única realidad. Es un cambio profundo en la forma de vernos a nosotros mismos y al mundo y, en última instancia, puede afectar a todos los aspectos de nuestra vida. Pero hay muchos mitos sobre qué es la iluminación y cómo surge.

Mito nº 1: La iluminación requiere la purificación del cuerpo-mente.

Los caminos progresivos hacia la iluminación comienzan con prácticas para mejorar el cuerpo-mente. Éstas pueden incluir la meditación, la observación de nuestros pensamientos, el intento de sustituir los pensamientos negativos por pensamientos «buenos», el estudio y la contemplación de textos espirituales, el trabajo corporal, etc. Estas prácticas de auto-mejora pueden ser efectivas para cambiar el condicionamiento del cuerpo-mente. Pero no producen la iluminación. La iluminación es un cambio en nuestra comprensión, y ese cambio requiere renunciar a nuestras creencias existentes sobre la naturaleza de nosotros mismos y del mundo, para dejar espacio a la consideración de otras posibilidades.

Mito nº 2: Hay sabios iluminados que lo saben todo y nunca caen en la ignorancia.

La no-dualidad es la comprensión de que sólo existe un ser. Podríamos llamarlo «realidad» o «consciencia». Por tanto, no puede haber «seres iluminados» ni «sabios iluminados». Por eso, Atmananda solía decir que sólo hay un sabio. Siempre que se dice la verdad, el sabio está presente; cuando las palabras pronunciadas proceden de un sentido de separación, el sabio está ausente. La iluminación no es un atributo de ningún cuerpo-mente. No hay sabios iluminados que sean omniscientes y nunca puedan caer en la ignorancia. Pero hay cuerpos-mente a través de los cuales el Sabio Único está presente más a menudo.

Desde la perspectiva de un cuerpo-mente, cuando recibe una visión liberadora de nuestra verdadera naturaleza, su condicionamiento cambia. Ese cambio se hace cada vez más sustancial a medida que esta nueva comprensión comienza a aplicarse en nuestras vidas. Poco a poco, los viejos hábitos de pensar, sentir, percibir y relacionarse desde la perspectiva de una entidad separada se erosionan y surgen cada vez con menos frecuencia. Pero nunca podemos estar seguros de que se hayan eliminado por completo — ni en Ramana Maharshi, ni en Buda, ni en Jesucristo, ni en ningún cuerpo-mente humano.

Mito nº 3: La iluminación es un proceso gradual y es la meta final del camino espiritual

La comprensión surge fuera de la mente y, por lo tanto, está fuera del tiempo, ya que el tiempo es creado por la mente. Así que la iluminación, que es la comprensión de nuestra verdadera naturaleza, es instantánea y está fuera del tiempo. No es un proceso gradual. Es el comienzo del camino espiritual, no la meta final.

El camino espiritual consiste en utilizar las circunstancias y los acontecimientos de nuestra vida cotidiana para alinear cada vez más nuestro cuerpo-mente con nuestra comprensión no-dual. No hay más meta que vivir en la verdad y la felicidad. Esto sucede investigando las implicaciones de nuestra comprensión y darse cuenta de cuándo nuestros pensamientos, decisiones, sentimientos y acciones parecen provenir de residuos del sentido de separación.

Mito nº 4: La iluminación es difícil y requiere esfuerzo.

La comprensión no requiere esfuerzo. Ocurre por sí misma. Es natural hacerse preguntas como: ¿Qué soy yo? ¿Qué es este mundo? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi propósito? Esas preguntas surgen automáticamente de nuestra curiosidad e interés naturales. Investigarlas no es difícil ni requiere esfuerzo. Si descubrimos que estamos haciendo un esfuerzo, ese esfuerzo proviene de un sentimiento de separación. Sólo tenemos que desprendernos de ese esfuerzo y seguir nuestro interés natural y nuestro amor por la verdad. Ese es el camino hacia la iluminación.

Si estamos haciendo esfuerzos, eso implica que creemos que hay «alguien» haciendo esfuerzos y que nosotros somos ese «alguien», una entidad separada. Esa creencia es un bloqueo para la iluminación.

Mito nº 5: La auto-indagación implica preguntarse «¿quién soy yo?» una y otra vez.

Esto es un malentendido de la enseñanza de Ramana Maharshi. Sólo tenemos que hacer la pregunta una vez —la pregunta «¿qué soy yo?» es mejor que «¿quién soy yo?»— y luego, utilizando el razonamiento superior, seguir el rastro de la investigación hasta su conclusión, que está más allá de la mente. En algún momento, si esta indagación se vuelve lo suficientemente importante para nosotros, surgirá un atisbo de nuestra verdadera naturaleza.

Mito nº 6: La mente pensante es un obstáculo para la iluminación.

La mente es una herramienta importante en la auto-indagación. A través de la contemplación, que implica una combinación de razonamiento y reflexión silenciosa, la mente se detiene y se revela nuestra verdadera naturaleza. Otro papel importante de la mente es el uso de la razón para deconstruir creencias fijas que son los verdaderos obstáculos para la iluminación.

Descubrimos la consciencia pura —nuestro yo esencial— en ausencia de pensamientos y percepciones. Pero una vez descubierta, vemos que la consciencia no desaparece cuando reaparecen los pensamientos y las percepciones. Sólo parece desaparecer cuando afloran los viejos hábitos de pensar y sentirnos como una entidad separada.

Mito nº 7: La iluminación requiere la destrucción del ego.

Lo que solemos entender por ego es la consciencia separada que creemos ser. No tenemos pruebas que sugieran que hay más de una consciencia. Sobre esta base, no puede haber ego y, por lo tanto, no hay nada que destruir. Lo que hay que destruir es la creencia de ser una entidad separada. Esa creencia se destruye muy fácilmente examinando cuidadosamente cualquier posible evidencia que podamos tener de que esta creencia es cierta. Descubrimos que todas esas pruebas son fácilmente refutables.

No necesitamos sustituir la creencia «soy una consciencia separada» por la creencia «sólo hay una consciencia, y yo soy eso». No podemos encontrar ninguna prueba absoluta de que sólo hay una consciencia. Pero a través de nuestra investigación y experimentación, podemos estar 100% seguros de que nunca podremos encontrar ninguna prueba absoluta. Es la diferencia entre creer en el dogma no-dual y vivir en el no-saber lo que allana el camino para una visión liberadora de nuestra verdadera naturaleza.

El hábito de creer que somos una consciencia separada se arraiga en el condicionamiento de nuestro cuerpo-mente durante los primeros años de vida. Una vez que hemos vislumbrado nuestra verdadera naturaleza, la comprensión no-dual comienza a infiltrarse en el condicionamiento del cuerpo-mente y estos hábitos se debilitan progresivamente. Nuestros pensamientos, decisiones, acciones y relaciones se alinean cada vez más con nuestra comprensión.

Mito nº 8: Existen distintos niveles de consciencia.

Este mito surge de confundir consciencia y mente. Si queremos entender la no-dualidad, tenemos que distinguir entre estos dos conceptos. Experimentalmente, la «mente» no es más que un flujo de pensamientos, percepciones sensoriales y sensaciones corporales. Ese flujo no es constante; hay lagunas en él. Si nos preguntamos «¿en qué se produce ese flujo de experiencias?», veremos que hay una especie de campo neutro e inmutable que es el telón de fondo constante en el que surge este flujo intermitente de experiencias cambiantes. Ese telón de fondo inmóvil e inmutable es lo que entendemos por «consciencia».

Utilizando esta clara distinción, resulta obvio que puede haber muchos estados mentales o tipos de experiencia diferentes, que pueden dividirse conceptualmente en niveles. El sueño profundo, el sueño con ensueños y la vigilia son ejemplos obvios de niveles. Pero la consciencia es completamente neutra e inmutable, por lo que no puede tener diferentes niveles.

Por eso, cuando se habla de distintos niveles de consciencia, se suele hacer referencia a distintos estados mentales. En particular, un flujo de experiencia que no se filtra a través de la creencia de ser una entidad separada se considera que está en un nivel espiritual superior.

Mito nº 9: La ciencia convencional es incompatible con la no-dualidad.

La ciencia es el estudio de los fenómenos de la manifestación. El objetivo de las ciencias físicas es crear modelos matemáticos de cómo surgen y cambian los fenómenos en el mundo físico. En otras palabras, es el estudio de los patrones de cómo se mueven y cambian las cosas en el mundo. Pero los científicos que realmente entienden los fundamentos de la ciencia, reconocen que los modelos desarrollados y aceptados por la ciencia convencional no son más que modelos. No son la verdad absoluta. El mapa no es el territorio.

La ciencia no puede decirnos nada sobre la realidad última o la consciencia, ya que ambos conceptos representan lo no fenoménico. Así que la ciencia real no puede ser incompatible con la no-dualidad. Los científicos materialistas que cometen el error de creer que la ciencia es la verdad absoluta, están siguiendo una religión, no la verdadera ciencia.

Mito nº 10: Los auténticos maestros no-duales proceden de un linaje establecido y su maestro les habrá pedido que enseñen.

La comprensión de la no-dualidad ha surgido de diferentes maneras en diferentes culturas a lo largo de los milenios de historia registrada. Pero la verdad no pertenece a ninguna cultura, religión, institución o maestro. Está disponible para todos en cualquier momento. Cuando surge, existe el impulso natural de compartirla. Y así es como surgieron las tradiciones espirituales. En cada caso, se desarrollaron nuevos enfoques y métodos para enseñarla que procedían y se adecuaban a la cultura imperante y a la naturaleza de la sociedad en aquel momento y lugar. Algunos de estos enfoques y métodos tienen una aplicabilidad más amplia. Pero todos son sólo medios hábiles para conducir a las personas hacia la verdad. No hay unos que estén bien y otros que estén mal. Lo que procede de la verdad tiene la posibilidad de conducir a la gente hacia la verdad.

Depende de cada uno de nosotros encontrar un maestro o una enseñanza que resuene profundamente en nosotros. Porque esa resonancia será el eco de la verdad dentro de nosotros mismos. Podemos encontrarla dentro de una tradición establecida, o podemos encontrarla en otra parte. La mayoría de las tradiciones espirituales se han convertido en sistemas de creencias y religiones. Así que seguir a un maestro de un linaje establecido y aprobado por un líder dentro de ese linaje no es garantía de que lo que enseña provenga directamente de una profunda comprensión no-dual. Tenemos que aprender a confiar en nuestra propia inteligencia y explorar nuestra experiencia por nosotros mismos. Como dijo mi maestro, Francis Lucille:

«Mi enseñanza trata de que vosotros, todos vosotros, confiéis en vuestra experiencia, os volváis autónomos, espiritualmente autosuficientes, sin necesidad de que papas, sacerdotes y gurús como yo os digan qué pensar y qué hacer».

 

Jenny Beal fue miembro de la Study Society durante muchos años, donde estudió y practicó el Cuarto Camino (de Ouspensky) y aprendió el giro Mevleví (de los Derviches). Más recientemente, cuando conoció a su maestro Rupert Spira, reconoció su enseñanza de la Vía Directa como el Camino para el que había sido preparada y una vía sin esfuerzo hacia la felicidad que es nuestra verdadera naturaleza. Actualmente está ampliando su comprensión a través de la guía de Francis Lucille. / Más info

Fuente: Center for Awakening