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Artículos - Adyashanti

Adyashanti

Adyashanti, un maestro extraordinario

De la introducción al libro "La danza del vacío"

Por Bonnie Greenwell

El amor no sigue ninguna agenda.
Se mueve porque obedece a su naturaleza: el movimiento.

Estas palabras reflejan la esencia de las charlas del maestro espiritual Adya-shanti sobre la naturaleza del despertar espiritual. Adyashanti ofrece su enseñanza a través de encuentros semanales, de seminarios intensivos de fin de semana y de retiros. Este libro es una colección de algunas de sus extraordinarias charlas; la selección de los temas tratados responde a criterios de consistencia y valor, y comprende cuestiones que sus estudiantes han considerado importantes.

El propósito de lo que hago, y de lo que te trae aquí, es obtener una experiencia directa de lo que tú eres, dice Adyashanti. ¿Cómo quieres saber qué es la iluminación, si ni siquiera sabes quién eres? A través de su excepcional transmisión de Verdad y de libertad, Adyashanti ofrece a sus estudiantes unas orientaciones en pos de la conquista de este descubrimiento: la realización de su verdadera naturaleza.

Adyashanti

Adyashanti nació en 1962 en Cupertino, California, una pequeña ciudad de la bahía de San Francisco, y le llamaron Stephen Gray. Por los relatos que ha compartido está claro que disfrutó de una infancia feliz, y de una alegre familia numerosa compuesta por dos hermanas, cuatro abuelos y otros cuantos parientes más. A uno de sus abuelos le encantaba realizar danzas ceremoniales nativo-americanas cuando Adyashanti le visitaba con sus primos. En la adolescencia y los primeros años de su juventud Adyashanti competía en carreras ciclistas, pero a la edad de diecinueve años se topó con la palabra iluminación en un libro y le invadió un ferviente anhelo por conocer la Verdad suprema. Comenzó a formarse bajo la tutela de dos maestros: Arvis Justi, discípula de Taizan Maezumi Roshi, y Jakusho Kwong Roshi, discípulo de Suzuki Roshi.

Adyashanti practicó intensamente la meditación zen durante quince años y, según cuenta, estuvo al límite de la desesperación antes de despertar, finalmente, tras una serie de profundas visiones sobre su verdadera naturaleza; dichas visiones le permitieron desapegarse de toda identidad personal. Su maestra, Arvis Justi, le pidió que enseñara el dharma en el año 1996. Lo que empezó en forma de pequeñas reuniones semanales, se transformó en pocos años en multitudinarias charlas semanales sobre el dharma a cientos de estudiantes. Dharma es la palabra utilizada en budismo para la verdad suprema, la naturaleza subyacente de todos los fenómenos físicos y mentales: el verdadero destino espiritual de todos los seres. Las enseñanzas del dharma son ofrecidas por una persona que vive en esta verdad, y su realización tiene que haber sido reconocida claramente por un linaje de maestros que se retrotrae hasta el propio Buda.

Adya, así le llaman sus estudiantes, es un hombre delgado y elegante, y lleva la cabeza rapada. Tiene una presencia cálida y un enorme don para la claridad y la empatía. Sus estudiantes sienten a menudo que la mirada fija de sus grandes ojos azules, casi transparentes, penetra sus corazones y desarma sus mentes. Tiene un estilo de enseñanza sincero y directo, exento de jerga zen, aunque lleno de enriquecedoras orientaciones hacia la verdad universal. En los años que han transcurrido desde que diera su primera lección, muchos estudiantes han experimentado despertares gracias a las revelaciones de sus enseñanzas y a la transmisión obtenida en sus retiros y sus sesiones de satsang.

Un maestro extraordinario

El estilo de enseñanza de Adya (estilo también conocido como satsang) ha sido comparado al de algunos maestros chinos del primer Chan (zen) y al de los maestros indios del Vedanta Advaita (no-dualidad). Él se siente muy afín al último sabio del Advaita, Nisargadatta Maharaj, así como a otros maestros iluminados de tradiciones orientales y occidentales. Aunque sus retiros son una mezcla de meditación silenciosa, enseñanzas del dharma y conversaciones con sus estudiantes, no se centra en el desarrollo de prácticas espirituales para llegar a despertar, sino en la disolución y deconstrucción de la identidad personal.

Al igual que muchos de sus estudiantes, yo también experimenté un poderoso despertar en la presencia de Adyashanti. A pesar de que había dejado de interesarme por la idea de un maestro años antes de conocernos, y aunque había dejado de buscarlo, ese despertar me hizo ver que él era mi maestro. Entonces descubrí que un maestro/guía puede indicar a la mente la puerta de salida y abrir el corazón al amor y al radiante vacío que subyace a la existencia.

Es una experiencia extraordinaria, profunda e indescriptible, que anula todo interés adicional en la búsqueda espiritual. Aquellos que tienen esta experiencia permanecen conectados a un lugar extraordinariamente sencillo, tranquilo y abierto de su interior. Yo había estudiado seriamente las enseñanzas espirituales orientales de varias tradiciones y había sido profesora y terapeuta de buscadores espirituales; sin embargo, hasta que no descubrí a este maestro, el maestro que me hacía vibrar, no vi con claridad el poder de la extraordinaria relación entre estudiante y maestro. Me siento profundamente agradecida por este afortunado encuentro.

Adya ejemplifica las infinitas posibilidades de una vida espiritual realizada, así como la sencillez de lo ordinario. A mi parecer, él vive en la plenitud del vacío y la libertad, demostrando la relación dinámica que existe entre la fuente y la espontaneidad, entre el corazón y el humor, apreciando los aspectos formales y no formales de la existencia.

Las lecciones de este libro (La Danza del Vacío)

La danza del vacío

Esta colección de lecciones nace de cientos de conferencias ofrecidas por Adya en encuentros de satsang, en intensivos de fin de semana y en retiros realizados entre 1996 y 2002. Al hacerlas públicas, este libro persigue dos objetivos: acercar a sus estudiantes, de un modo permanente, las sugerencias, el amor y la transmisión que ofrecen, y poder llegar a muchas otras personas que no tienen la posibilidad de conocerle directamente.

Estas charlas tratan los principales problemas que afrontan los estudiantes que empiezan a investigar, con la ayuda de un maestro iluminado, la naturaleza del despertar, de la liberación y de la encarnación, y por esta razón fueron seleccionadas entre el total. También describen algunas de las experiencias personales del despertar de Adya e ilustran el mundo de experiencia que queda abierto ante el iluminado, compuesto por cualidades como la inocencia, la apertura, el amor, la impermanencia, la armonía, la paz, la profundidad y la libertad. Sus palabras, que son una deliciosa reflexión de la verdad que surge del profundo silencio interior, resuenan en nuestro corazón porque expresan lo que en verdad somos. Son verdad dirigiéndose a la verdad, la fuente autorrevelándose el misterio.

Esta resonancia tiene la capacidad de romper nuestros patrones habituales de pensamiento y de reacción emocional, y sirve para acabar con el trance del ego, permitiéndonos entrever la realidad subyacente de nuestra vida. Al liberarnos de las ilusiones mentales, estas percepciones pueden dejar nuestro mundo patas arriba, literalmente. Esta apertura revela una forma de vivir completamente nueva , vibrante y libre, como expresa la vida de este maestro y las vidas de muchos de sus estudiantes.

Por más que lo intentemos, nadie sabe influir en los acontecimientos. Esto nos genera sufrimiento y sorpresa en la vida cotidiana, pero se transforma en gracia en la vida espiritual. Cuando somos capaces de descansar en el no saber, que es la verdad profunda de nuestro ser en cada momento, permitimos que lo espontáneo salga a la luz para despertarnos. Una y otra vez, Adya les pide a sus estudiantes que no se enganchen a ningún concepto, que no crean nada de lo que les diga y que no se aferren a ninguna experiencia.

Al ofrecer una mayor comprensión intelectual, los maestros espirituales pueden tranquilizar la mente, pero cuando la conciencia se mueve por la sinceridad de su ser y de sus palabras, esa conciencia tiene la capacidad de encender el fuego del corazón y dirigir la atención hacia la realización del Ser. En último término, todos debemos interiorizarnos para descubrir la conexión directa con la Verdad. Un maestro podrá orientarnos, ofreciéndonos herramientas para el viaje y estimulando nuestra interiorización por medio de su presencia, pero en el acto final los conceptos desaparecen y todo deja de tener sentido. Tú eres el camino, y el camino se mueve, dedicándose de lleno a autodescubrirse. Te despertará a tu verdadera naturaleza. Cuando nos sentamos en silencio tenemos la única obligación de permitir que la conciencia surja de forma natural. El verdadero maestro es aquel que conoce esto a fondo. Vivir esta verdad implica el final del sufrimiento.

Una ofrenda para la comunidad

Según la tradición budista, el Buda (todo lo que existe), el Dharma (las verdades de la vida o las enseñanzas) y el Sangha (la comunidad espiritual) son los Tres Refugios que sostienen el proceso transformador de la realización espiritual. Aunque un maestro ofrezca la presencia viva de la verdad y nos brinde sus enseñanzas, no podrá proporcionar la comunidad ni llevar a cabo el trabajo implícito en la organización de docenas de encuentros y de retiros anuales.

Paralelamente al aumento de trabajo de Adyashanti se ha ido desarrollando un sangha, y así ha ido creciendo el número de personas que están descubriendo su capacidad de ser libres. Al referirse a su relación con este sangha, Adyashanti dice que es como ir en tren sin saber el destino, pues no persigue ningún objetivo en concreto ni responde a ninguna intención estructurada. La conciencia o espíritu simplemente responde a través de él a lo que vaya surgiendo en la comunidad.

La comunidad cuenta con muchas personas comprometidas que han invertido innumerables horas en grabar y transcribir las cintas seleccionadas para este libro, en elaborar y enviar miles de boletines y libros, en organizar y presentar eventos, en responder a llamadas y a correos electrónicos y en realizar la infinidad de tareas que permiten la pervivencia del Open Gate Sangha como organización no lucrativa.

Este libro existe gracias a la dedicación de todos los que llevaron a cabo este trabajo...