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Extractos - Scott Kiloby

Living Realization

Capítulo 10 ― Las sombras (Parte 1)

Por Scott Kiloby
Scott Kiloby

Una sombra es un aspecto de la historia del yo separado que, por cualquier razón, es reprimido y luego proyectado hacia el exterior como un "otro". El "otro" es realmente un reflejo del yo separado. Nosotros repelemos y abrazamos a las sombras. Repeler a una sombra es reprimir un carácter negativo y luego experimentar una fuerte aversión hacia los demás que poseen ese carácter. Abrazar a una sombra es reprimir un carácter positivo y luego experimentar una fuerte atracción hacia los demás que poseen ese carácter. Entraremos en más detalle a continuación sobre lo que son las sombras y cómo detectarlas y tratar con ellas. Pero primero vamos a abordar las preguntas más comunes que aparecen en este punto.

Si las sombras son sólo apariencias, ¿por qué siquiera hablar de ellas? ¿Por qué entrar en detalles acerca de ellas? ¿Por qué no simplemente seguir con la invitación de reconocer la conciencia presente y ver que todas las apariencias no están separadas de la conciencia? Esperamos que la respuesta a esa pregunta se revelará a medida que continúes leyendo.

Hay buenas noticias y malas noticias acerca de las sombras y el trabajo con la sombra. Las buenas noticias es que la "sombra", un término acuñado por Carl Jung, es uno de los mayores descubrimientos de la psicología occidental. Volver a adueñarnos de nuestras sombras proporciona una profunda libertad que tiene que ser experimentada para ser apreciada. Las malas noticias es que muchas enseñanzas espirituales con una influencia oriental (incluyendo el budismo y las enseñanzas no-duales) ignoran por completo hablar de las sombras. Esto es algo más que un pequeño descuido. En realidad, esto crea maestros espirituales que dicen, por un lado, estar libres del yo y que, por otra parte, están repeliendo y/o abrazando a un yo-sombra. Este punto ciego luego pasa a los estudiantes como un virus.

Todos hemos oído historias del gurú que habla con tanta claridad y sabiduría y que sin embargo se encuentra a sí mismo constantemente en conflicto con sus seres queridos o incluso aislados de sus familiares y amigos, que defienden su propia enseñanza o linaje y atacan a otros personalmente como si su expresión fuera la única correcta, que no pueden evitar aprovecharse sexualmente de jóvenes estudiantes, o que siempre están hablando de cómo todo el mundo está enojado, centrado en sí mismo, o controlando, mientras que no ve esas mismas cualidades en sí mismo. Gran parte de este comportamiento proviene de no reconocer y volver a adueñarse de las sombras.

Hay una vieja historia budista de un círculo de maestros budistas que se encontraban cada año para una reunión en la que discutían sobre sus enseñanzas, los estudiantes y sus propias vidas. Cada año, con precisión, cada uno de ellos informaría a los demás de que todo iba bien, excepto que muchos de ellos seguían encontrando conflicto con otros. Así que cada año se dedicaban a meditar más, creyendo que cuanto más tiempo pasaran sobre la esterilla de meditación se liberarían de este conflicto yo/otro. Pero cada año se reunían de nuevo sólo para admitir que muchas más horas sobre la esterilla de meditación no producía ningún resultado real en esta área. Estos maestros estaban ignorando las sombras. Debido a que el budismo (incluyendo el Zen), el Vedanta Advaita, y muchas otras enseñanzas espirituales son de base oriental, esta historia es más común de lo que podría esperarse. En el movimiento de ver a través del yo separado en el flash del momento presente, aspectos de ese yo pueden, irónicamente, quedarse merodeando durante años. En nuestra prisa por proclamar que "todo lo que hay, es la Unidad", solidificamos la separación al ignorar el trabajo con la sombra.

Las sombras están ocultas. No son apariencias que van y vienen, evidente y abiertamente dentro de la conciencia. Son aspectos desconocidos, ocultos, reprimidos del yo separado. Si fueran abiertas y evidentes, serían vistas a través del simple reconocimiento de la conciencia y la observación de los pensamientos que aparecen y desaparecen en la conciencia. Como consecuencia, la meditación, la indagación, descansar como conciencia, el reconocimiento de la presencia no conceptual, la oración centrada, las enseñanzas de la vía directa, el advaita tradicional y el neo-advaita, el vipassana, y una serie de otras prácticas y expresiones espirituales orientales diseñada para apuntar a la experiencia directa de la presencia, nunca alcanzan las sombras. Se supone que deben alcanzar las sombras. Las enseñanzas orientales tratan con el Absoluto sólo, no con las relativas historias del ego. Desafortunadamente, debido a que no se ocupan de las sombras, muchos maestros y estudiantes de las enseñanzas orientales terminan repeliendo y abrazando a las sombras, sin tener idea de por qué está sucediendo eso.

Las sombras son las historias que no nos gustan de nosotros mismos. Sin embargo, estas historias siguen operando dentro de nosotros, sean vistas o no. Todo el mundo alrededor nuestro las ve. Pero nosotros mismos no las vemos. Son puntos ciegos. Empujamos esas historias por encima del otro lado de la frontera del yo. Las convertimos en "otros". Esta es la razón por la que la sombra a veces es llamada "el yo repudiado". Parece un problema ajeno, pero en realidad es todavía sólo "yo", una parte de mi historia que ha sido repudiada y proyectada hacia el exterior.

Es importante reiterar que, mientras residan "ahí fuera", como caracteres o emociones de otras personas, ningún grado de presencia trae la represión a la luz. Son vistas falsamente como pertenecientes a otros, cuando realmente son partes ocultas del yo separado. Estas son las partes que despreciamos, las partes que nos avergüenzan, y las partes de las que renegamos por varias otras razones. Puedes gritar que no hay ningún yo por un millón de años y no ver estos puntos ciegos. Muchos han llevado sus sombras en la "iluminación".

John Welwood ofrece una buena definición de la sombra en su libro Toward a Psychology of Awakening (1):

La atención focal subraya selectivamente determinados aspectos del campo de la experiencia al tiempo que ignora otros que acaban, de ese modo, desterrados a la sombra. En este sentido, la sombra se convierte en el reflejo invertido de lo que la atención focal ha subrayado. Y es que el hecho de enfatizar desproporcionadamente ciertas partes a expensas de la totalidad pone en marcha, a modo de mecanismo compensatorio, la tendencia opuesta.

Tal vez ahora puedes ver por qué usamos la palabra "espejo" en Living Realizacion. Echemos un vistazo atrás al último capítulo, "El Espejo de la Relación". En ese capítulo, hablamos del Juego de los Opuestos. Aquí hay algunos ejemplos de esa lista que podemos usar para hablar de las sombras:

Mezquino / agradable
Controlador / no controlador
Codicioso / no codicioso
Feliz / triste
Éxito / fracaso

Vamos a seguir con el término de Welwood "atención focal". Como hemos hablado en los capítulos anteriores, el yo separado es un conjunto de historias dualistas como, "Estoy bien", "Soy una víctima", "Mi vida es incompleta", "Soy un presentador de noticias famoso", o "soy infeliz". Este es el juego de los opuestos jugando en nuestras vidas. Nosotros centramos la atención en ciertos caracteres, historias, identidades, sentimientos, roles, títulos y otros pensamientos. Escogemos un lado de un par de opuestos y negamos o ignoramos el otro. Por ejemplo, para continuar diciéndote a ti mismo que eres una buena persona, tiene que reprimir aspectos, pensamientos y comportamientos "malos" dentro de ti mismo. Tienes que pasarlos por alto, justificarlos, negarlos, reprimirlos, y/o ignorarlos. Sólo para dar algunos ejemplos más, con el fin de ser una persona espiritual, hay que ignorar o renegar ciertos caracteres, sentimientos e historias que no cumplan con los criterios "espirituales". Los que se enorgullecen de no ser controlados tienen que ignorar la voz controladora dentro de ellos. Aquellos que se ven a sí mismos como no codiciosos debe reprimir dentro la historia codiciosa.

Al centrar la atención en un lado de un par de opuestos, y haciendo de éste tu historia, el otro lado está todavía ahí, pero ahora ha sido reprimido, negado, y repudiado. La represión es engañarse a sí mismo, así de simple. La separación entre los opuestos es puramente conceptual. Los opuestos son mutuamente interdependientes. Uno no existe sin el otro. No puedes realmente dividirlos. Pretender dividirlos es una mentira. Uno de los lados puede ser reprimido o negado, pero realmente no puede ser dividido del otro lado. El otro lado del opuesto a menudo aparece como un "otro". De repente, tú (una "buena persona") empiezas a fijarte en toda la mala gente en el mundo: El cómodo empleado de la tienda con su desdeñosa actitud grosera; tu marido que parece tan insensible todo el tiempo; y tu jefe que parece que no puede decir una palabra agradable de nadie.

No somos historias. Nuestra identidad real no reside solamente en un lado de un par de opuestos, por ejemplo, "soy bueno" en oposición a "soy mezquino". Aunque puede ser reconfortante colocar nuestra identidad en una historia o carácter dualista, nuestra verdadera identidad es la conciencia. Reconocer la conciencia no se trata de comodidad. Se trata de ver lo que realmente está aquí y lo que está sucediendo. La conciencia es el campo experiencial de dentro, y a través del cual todos los opuestos aparecen y desaparecen inseparablemente. Prueba esto por ti mismo en este momento. No importa qué historia te digas a ti mismo, es una apariencia dentro de la conciencia. Si dices: "Soy una persona controladora", todavía hay una conciencia antes de esa historia que ve la historia como una apariencia dentro de su vista. La historia opuesta: "No soy una persona controladora", es también una apariencia dentro de su vista. Estas historias son ambas apariencias iguales de la conciencia.

Encontramos conflicto con imaginados "otros" eligiendo una historia sobre la otra y adueñarnos de la parte elegida como una identidad. En ese punto, las apariencias no son vistas como iguales. Al lado elegido se le presta más atención. Como afirma Welwood, "La sombra se convierte en el reflejo invertido de lo que la atención focal ha subrayado . . . el hecho de enfatizar desproporcionadamente ciertas partes a expensas de la totalidad pone en marcha la tendencia opuesta..." Lo que se ve como un "otro" con el que estás en conflicto es en realidad tu propia sombra, que te sigue a todas partes, en todas las relaciones.

El Trabajo con la Sombra 3-2-1

Living Realization avala y utiliza el Proceso de la Sombra 3-2-1 desarrollado por el Instituto Integral. Recomendamos cualquier escrito Integral que explique o ayude en ese proceso. Hemos cambiado el proceso un poco para adaptarlo a Living Realization. En Living Realization, descomponemos el trabajo con la sombra en tres partes:

1) Reconocer la sombra
2) Dialogar con la sombra
3) Adueñarse de nuevo de la sombra

Reconocer la Sombra

En este proceso, es importante primero reconocer o detectar una sombra. El mayor error que la gente comete en relación con reconocer las sombras es tratar de analizar mentalmente su propia historia intentando detectar las sombras. Al oír hablar de las sombras, hay una tendencia a sentarse y pensar sin parar en las diversas personas y circunstancias de tu historia, en busca de formas en las que has estado repeliendo sombras en el pasado. No hay necesidad de eso. No hay necesidad de ponerse a trabajar fijándote en tu historia. Eso es sólo más ego-centrismo. La simple conciencia presente te permite ver donde surge para ti el conflicto. Solo presta atención ahora. No analices los casos anteriores en que has estado en conflicto con otros.

Las sombras aparecen como un conflicto actual. Cada vez que ves a alguien en el momento presente con un rasgo de carácter o sensación que realmente te molesta, eso es una sombra. La otra persona es un gancho para tu sombra.

Las personas también cometen el error de etiquetar todos los juicios externos de los demás como sombras. No todo juicio es una sombra. Por ejemplo, si tu vecino tiende a hablar mucho, y tienes el pensamiento, "Mi vecino habla mucho", no es necesariamente una sombra. Puede ser que tu vecino simplemente es que habla mucho. Sabes que es una sombra en base al grado en que te molesta. Los ganchos son aquellas personas o cosas "ahí fuera" que provocan fuertes reacciones mentales y emocionales dentro de nosotros. Si sientes una gran irritación o incluso ira cuando tu vecino empieza a hablar, puedes apostar que hay una sombra que está operando. Eso es lo que significa detectar o reconocer una sombra.

Después de reconocer una sombra, muchas personas se embarcan en prácticas o enseñanzas basadas en la conciencia cometiendo un error crítico en este punto. Ellos simplemente son testigos de los pensamientos y emociones negativos acerca del vecino. Pero ser testigo a menudo solidifica la creencia de que hay otro. Y así la historia continua, "estoy notando mis pensamientos y sentimientos acerca de mi maldito vecino que habla demasiado". Esto sólo refuerza la línea divisoria del yo/otro. Parece que el problema fuera de tu vecino. Ser testigo simplemente refuerza esa percepción errónea. Por mucho que advirtamos lo que está sucediendo dentro de la conciencia no va a revelar lo que realmente está sucediendo cuando se trata de sombras. Dentro de la conciencia, las sombras aparecen siempre como "otros". No son vistas por lo que realmente son ― aspectos repudiados de tu historia personal. No seas testigo. Dialoga con la sombra y aduéñate de nuevo de ella.

Dialogar con la Sombra

El siguiente paso es el diálogo con la otra persona o carácter. Puede sonar gracioso o sentirse un poco raro al principio dialogar con el "otro". Pero averigua lo que realmente te molesta de ese carácter o persona. No dialogues con la persona física en tu presencia. Dialoga mentalmente. Vocalízalo. He aquí un ejemplo:

Para Juan, las personas mandonas son realmente irritantes. Él se encuentra discutiendo en su cabeza con estos otros que dan órdenes a los demás. Le gustaría que cada uno de ellos se callara y dejara tranquilos a los demás. Para entrar en contacto con el proceso 3-2-1, Juan comienza a reconocer las sombras cuando aparecen. Así que se da cuenta de que él tiene una reacción mental y emocional muy fuerte cuando su jefe da órdenes. Juan no sólo se da cuenta de sus pensamientos y emociones. Se aparta a un lado, fuera de la presencia de su jefe, pretendiendo que su jefe se encuentra todavía en la habitación, y dice: "Usted no me gusta en absoluto. ¡Es arrogante, mandón y controlador! !Siempre piensa que sabe lo que es mejor para todos los demás y eso me irrita!"

Sin dialogar con la sombra, aparecerá de nuevo para Juan ya sea en su jefe o en alguna otra persona. Las sombras reaparecen una y otra vez en nuestras vidas. Son respuestas condicionadas, como bucles que simplemente se repiten sin cesar. Al dialogar con la sombra, Juan ahora ve específicamente lo que le molesta de su jefe. Ha identificado el rasgo de carácter ― control. Lo ha nombrado. Ha enumerado razones de su aversión hacia él. Ya no está minimizando, reprimiendo, o negando lo que realmente siente. Por primera vez, el bucle se interrumpe.