Ruta de Sección: Inicio > Colaboraciones > Artículo

José Miguel Ruiz Valls

Cómo ganar el cielo en un instante

Por José Miguel Ruiz Valls 7 de julio de 2016
Jose Miguel

Los "buscadores espirituales", son aquellos que admiten que el mundo debe cambiar, que el ser humano debe cambiar pero, quizá su error más común sea pretender cambiar sin entender la naturaleza del cambio. No pararse a indagar en qué consiste ese cambio necesario, hace que se estén esforzando, ahora, en el presente, alimentando la esperanza de ser algo distinto, en el futuro; alimentando el deseo de llegar a ser lo que no son.

Todo deseo futuro expresa una queja presente, y toda queja presente te lleva a pensar que eres infeliz. Quien desea ser mejor de lo que es, es porque piensa que es peor de lo que debería ser...¿Y quién establece lo que debería ser?.. La mente, que nunca se conforma con lo que es (Los creyentes dirían el diablo, que no acepta la creación tal como dios la creó).

Pero cambiar no significa proyectarse en el futuro sino justo lo contrario... ¿No es eso mismo lo que hacen los creyentes, poner el cielo en el futuro?... ¿Y no ha sido esa idea la que les ha convencido de que el presente es un valle de lágrimas, de que este mundo es un lugar "que no vale la pena" y que es, por tanto, despreciable?.. ¿Y no es pensar que viven en un mundo despreciable, lo que les lleva a ensuciarlo, y a verlo sucio y despreciable?

Para cambiar no hay que esforzarse, en absoluto. Todo esfuerzo implica sufrimiento... ¡Y para qué querríamos cambiar sino para dejar de sufrir!.. Cambiar, en realidad, supone un descanso; supone aceptarse, tal como uno es, ahora; perdonarse por lo que se es. Supone no estresarse, no angustiarse, dejar de correr detrás de cada pensamiento. Supone relajar la mente, dejar de pensar... ¡Para poder sentir!.. ¿O es que se puede hacer ambas cosas a la vez?

Pero no se trata de sentir sentimientos. Ese es otro error de los buscadores. Los sentimientos no son más que consecuencias de los pensamientos, como las emociones. Sentir, de verdad, es mucho más fácil que sentir sentimientos y luego tratar de interpretarlos (Cómo no, pensando).. ¿Quién no se ha "calentado la cabeza" al experimentar sentimientos confusos e incluso contradictorios?.. Sentir significa prestar atención al tacto, a la vista, al oído, al olfato, al gusto, prestar atención a los sentidos corporales... ¿Significa eso que no hay nada más allá del cuerpo?.. No; significa que mientras estás "ocupado" en sentir, no estás ocupado en pensar, y es cuando no hay pensamientos que lo dificulten, cuando puedes llegar al ser. Significa que, mientras estás sintiendo, estás absolutamente seguro de estar en el presente, en el no-tiempo, en la eternidad; estás absolutamente seguro de estar en donde reside el ser.

Cambiar nunca puede consistir en intentar huir de lo que eres, hacia el futuro o el pasado, sino que, muy al contrario, consiste en aceptar plenamente lo que eres ahora, sin peros, sin quejas, pues si huyes de lo que eres ¿Cómo te vas a amar?... Y si no eres capaz de amarte a ti mismo... ¿Cómo vas a amar a los demás?... Si desprecias lo que tú eres, también desprecias lo que son los demás, pues estamos todos hechos con lo mismo ¿O no?... Si te quejas de cómo estás hecho, también te quejas de quién te ha hecho... ¿O es que te hiciste a ti mismo?.. Si no te gusta lo que es, piensas en cambiarlo, y acabas "asfaltando el paraíso". Pero al pretender cambiar "lo de fuera" para adaptarlo a tus gustos ¿No estás intentando, precisamente, no cambiar tú?

Cambiar no supone más que mirar, de nuevo, con amor, lo que miraste con miedo, para descubrir que todo depende del cristal con el que se mira. Cuando miras con amor, siempre te gusta lo que ves. Cuando miras con amor, nunca quieres cambiar lo que ves.

Dejar de pensar en cambiar... ¡Ese es el cambio!... Dejar de pensar que eres peor de lo que deberías ser, pues eso es no amarte y es lo que te lleva a no amar a los demás, al creer que ellos, como tú, son peores de lo que deberían ser.. Dejar de pensar que "lo que haces" es importante, pues así dejas de considerar importante "lo que te hacen"... Lo que hagas o dejes de hacer, nunca es ni será trascendente... Pongamos como ejemplo el día de hoy: Has dormido, has comido, has bebido, has evacuado, te has duchado, has trabajado, has escrito un artículo... ¿Cuál de las cosas que has hecho te garantiza una entrada en el cielo?... Ninguna... Pero si has sentido amor un solo instante, mientras hacías alguna de ellas... ¡Has estado en el cielo, hoy!... ¡Has podido saber lo que es el cielo!... ¡Y sabes que puedes regresar allí, cuando quieras!

© José Miguel Ruiz Valls, 2016