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Extractos - Swami Ritajananda

Unidad en la diversidad

Por Swami Ritajananda
Introducción al Vedanta Advaita

El conocimiento del Atman recibe el nombre de Libertad o Nirvana. Cuando un hombre alcanza ese conocimiento, aunque sea tan sólo por unos segundos, jamás volverá a estar sometido a las ilusiones de su personalidad.

Constantemente estamos recibiendo experiencias, que cambian y se suceden como las imágenes en una pantalla. La luz que las anima es siempre la misma. Cuando la película desaparece, tan sólo queda la Luz en toda su gloria.

El Vedanta afirma que el hombre que ha alcanzado la comprensión del Atman, su verdadera naturaleza, su sí mismo, nunca volverá a afligirse.

Si un hombre hace el bien en este mundo, será ese hombre. Sólo él puede comprender el significado de hacer el bien a los demás. Para él sólo hay una Realidad. Por eso no podría ser egoísta, pues el egoísmo es una diferenciación.

Cuando un hombre llega al conocimiento del Atman está por encima de todo egoísmo. Ha alcanzado ese estado en el que siempre ve lo Eterno, lo Universal.

El amor, la simpatía, la compasión, todos los sentimientos de este tipo son manifestaciones de lo Universal.

"Ayuda a los demás, porque ellos están en ti", dice el Vedanta.

El conocedor del Vedanta puede sacrificar su vida por otro, sin ningún problema, porque sabe que para él la muerte no existe. A tal punto llega su identificación con el universo, que hace el bien de modo espontáneo, hallando el placer en el servicio a los demás. Es un hombre feliz.

Todas las filosofías de la India antigua explican a Dios, al Hombre y al Mundo. Acabamos de exponer las ideas que se refieren a Dios y al Hombre; pasemos ahora a la explicación del Mundo.

La manifestación de lo Absoluto y de lo que llamamos evolución de la Naturaleza constituye el Universo. El Mundo no es una ilusión, no es la nada, sino una apariencia de la Realidad oculta detrás de un Poder. Lo "Uno sin segundo", la Verdad última, es Brahman, lo Absoluto, oculto tras todo este Universo. No hay creador. La admiración de los hombres por este Universo les ha llevado a la búsqueda del origen de este Mundo, dónde está y cuál es su futuro.

En los Vedas, escrituras más antiguas que los Upanishad, no se encuentra mención alguna de un creador. La búsqueda del creador es la búsqueda del que es responsable. Un himno del Rig-Veda llamado Nasadiya Sukta describe la naturaleza de los hombres en esa época ancestral.

"En aquel momento (antes de la creación) no había ni presencia de cualquier cosa ni vacío (es decir, ni manifestación ni no-manifestación); entonces no existían ni este mundo terrestre ni esta región etérea que se extiende a lo largo y por encima de nosotros. ¿Había un "no sé qué" (un murmullo, Maya) que envolvía a ambos?

¿Quién vivía entonces y dónde? Aquí no había más que Austeridad y sólo Austeridad (es decir, Conocimiento o Voluntad pura). Entonces no había ni muerte ni inmortalidad, ni día ni noche, ni diferencia entre lo uno y lo otro; sólo existía lo Uno, el Sí mismo Supremo, sin ondas ni aliento (es decir, sin acción, sin cambio); en verdad, no había nada más que lo Uno.

Las tinieblas envolvían las tinieblas; todo estaba indiferenciado; todo estaba sumergido en las Aguas superiores (la Causa primera: las Aguas superiores representan las posibilidades latentes del ser). La existencia estaba inmersa en la no-existencia: su grandeza se manifestaba por medio de Austeridad y sólo de Austeridad (Conocimiento o Voluntad pura). Entonces un primer deseo (volición) apareció en la mente cósmica y de ese primer deseo surgió el germen de toda la creación."

Rig-Veda, X, 129.

La primera investigación metafísica explica de este modo la creación. De la no-manifestación nace la manifestación.

Al comienzo había lo Uno sin par llamado Brahman. Y el Universo es una proyección de Él. A lo largo de este estudio veremos que la búsqueda de la Unidad oculta tras la diversidad siempre ha existido en la India. Los sabios se hacían esta pregunta:

¿Cuál es la cosa cuyo conocimiento basta para conocerlo todo? Este es el tema del Vedanta. La respuesta se expresa en la idea de la Realidad Suprema, Brahman, causa última del Universo.

El Taitiriya Upanishad dice: "Estos seres nacieron por Él, y después vuelven y se sumergen en Él".

De hecho, el Universo no es diferente de la causa. Por ello es posible conocer el Universo mediante la comprensión de Brahman. Las Escrituras vedánticas explican la existencia de dos procesos: una evolución en la que el Universo se manifiesta y una involución en la que el Universo "vuelve" a Brahman.

 

En la búsqueda de la verdad conocemos dos caminos, el de la filosofía y el de la ciencia. Los grandes sabios han constatado ya la extraordinaria unidad que hay tras todos los fenómenos.

Hay leyes que rigen la existencia de los seres vivos y leyes que rigen la existencia de la materia. El átomo y el protoplasma provienen de la misma fuente bajo distintas formas. En ciertas condiciones, la materia es la fuente de todo lo que carece de vida, mientras que en otras la propia materia está viva.

Hay grandes estudios en curso para descubrir cómo se forma la vida. El Vedanta parte del principio de que no existe nada más que Brahman, que se manifiesta de diversas formas. Ello nos permite observar un acercamiento entre filosofía y ciencia.

Otra cuestión igualmente interesante es la de la conciencia individual, por medio de la cual atribuimos gran importancia a todo aquello que gira alrededor de nuestro ego. Pero cuando examinamos el ego más de cerca, encontramos en él una combinación de experiencias diversas realizadas a lo largo de nuestra vida y que han nacido del contacto con objetos exteriores. Ahora bien, de estos objetos cada uno de nosotros se hace una imagen. No es más que una imagen, pero con el conjunto de las imágenes que nos fabricamos llegamos a crear nuestra individualidad. Eso es nuestro ego.

No sabemos quién está fuera de nosotros. Pero con nuestra imaginación y nuestro pensamiento cada uno de nosotros se crea su propia imagen. Si buscamos a fondo en nosotros mismos, si reflexionamos, si, en definitiva, queremos aprender a conocernos a nosotros mismos, llegaremos a comprender que esas "imágenes" se reflejan siempre sobre la misma "pantalla".

Por lo general no alcanzamos este conocimiento interior e ignoramos que existe en nosotros la Consciencia pura sobre la que se reflejan las imágenes. La consciencia de nuestra individualidad se fija en nosotros desde la infancia y a lo largo de nuestra vida. Pero la verdad que debemos descubrir es que la Consciencia pura está oculta tras nuestra propia idea de nosotros mismos.

Así podemos comprender el esplendor magnífico del Vedanta. El Vedanta nos dice cómo buscar la verdad en todos los terrenos, al mostrarnos la armonía universal que relaciona la religión, la filosofía y la ciencia. Encontramos en ello una explicación convincente de la Ética, que nos hace ver la humanidad como una gran familia. Es una esperanza que nos reconforta a todos. En él encontramos con certeza el objetivo de nuestra vida, pues nuestra evolución es un hecho. Y ese es un gran tema.

Swami Vivekananda se ha referido a la importancia del Vedanta y de su influencia en la sociedad. Aunque el Vedanta se remonta a una época muy antigua, tiene un mensaje para nosotros y podemos utilizarlo en nuestras actuales sociedades cuyas tradiciones son muy diferentes. Ese mensaje nos ayuda a comprender los terrenos del pensamiento que nos permiten alcanzar un estado más satisfactorio.

Al hablar de la Unidad en la diversidad, Vivekananda ha dicho:

"Hay dos tipos de seres humanos: unos buscan la espiritualidad y otros se fijan en los objetos materiales. Ambos pueden alcanzar el bien. Todos trabajamos, cada uno en nuestro terreno. A Dios le agradaría que cada uno de nosotros fuera igualmente hábil en los dos terrenos. He visto sabios que eran tan hábiles en el terreno espiritual como en el terreno científico y tengo la gran esperanza de que con el tiempo toda la humanidad obtendrá las mismas capacidades. Si se observa el agua que empieza a hervir, se verá primero una burbuja que sube, después otra y así sucesivamente hasta que todas se unen y se produce una enorme agitación.

Este mundo se le parece mucho. Cada individuo es como una burbuja y muchas burbujas son como una nación. Esas naciones se unen progresivamente y estoy seguro de que llegará un día en que toda separación habrá desaparecido. Esa Unidad hacia la que todos vamos se hará manifiesta. Llegará un día en que cada hombre será tan experto en el mundo científico como en el espiritual. Entonces esta Unidad, la armonía de la Unidad impregnará el mundo entero. Todos los hombres serán Jivan-Muktas, liberados vivientes.

Todos nos esforzamos en alcanzar ese objetivo único a través de nuestras envidias y nuestros odios, tanto como a través de nuestro amor y nuestra fraternidad. Una inmensa ola desciende hacia el Océano y nos arrastra a todos con ella. Al final del viaje, y aunque tal vez flotemos a la deriva como briznas de paja o trozos de papel, sabemos que llegaremos al Océano de Vida y de Beatitud".

Gnana-Yoga, Págs. 177-178.

OM
¡Condúcenos de lo irreal a lo Real,
de la oscuridad a la Luz,
de la muerte a la Inmortalidad!
¡OM! ¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!