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Extractos - Ernesto Ballesteros

Las enseñanzas de Ramana Maharshi

En el marco del Vedanta Advaita

Por Ernesto Ballesteros
Las enseñanzas de Ramana Maharshi

El pensamiento de Bhagavan se incluye habitualmente en la darshana Vedanta o Uttara Mimamsa. En la India hay seis darshanas que asumen los Vedas como una verdadera revelación (y por ello se consideran ortodoxas o astika), que son: Purva Mimamsa, Uttara Mimamsa (Vedanta), Yoga, Samkhya, Vaisheshika y Nyaya, y otras que no aceptan la existencia de una realidad divina que pueda revelar nada a los hombres (y por ello se juzgan heterodoxas o nastika), entre las que podemos destacar el budismo, el jainismo, los charvakas y otras. Esta distinción entre astika y nastika es una diferencia de manual, demasiado clasificatoria y ambigua para tomarla al pie de la letra, pues algunos astika u ortodoxos, como los advaitas, no creen en una realidad divina independiente del acto de conocimiento, y muchos nastika o heterodoxos, como los budistas, respetan profundamente las doctrinas védicas aunque no admitan su origen divino en sentido estricto.

Desde la clásica obra de Max Müller (Los seis sistemas filosóficos de la India, 1899), el término sánscrito darshana suele tomarse como escuela o sistema filosófico, aunque en su verdadera acepción sólo significa "aspecto" o "punto de vista" de la verdad y de ningún modo "sistema" o "doctrina" que niegue (o siquiera se oponga) a las demás, como en la filosofía occidental.

Dentro de las seis darshanas ortodoxas citadas por Müller existen notables diferencias entre las que se nutren en sentido estricto de la revelación (Shruti y Smriti) y las que surgen de la meditación o investigación humana (Anvikshiki). Descendientes directos de la revelación védica suelen considerarse el Purva Mimamsa y el Uttara Mimamsa o Vedanta, mientras que las otras cuatro darshanas: Samkhya, Yoga, Vaisheshika y Nyaya, pueden considerarse originadas en la investigación humana o anvikshiki. [...]

La darshana más antigua, el Purva Mimamsa o "Primeros Comentarios", es una mera exégesis de los Vedas, una colección de fórmulas e instrucciones rituales sobre la realización de los cantos y sacrificios védicos. Sin embargo, el Uttara Mimamsa o "Segundos Comentarios", más conocido como Vedanta, es una elevada síntesis de los conocimientos religiosos de la Shruti y los filosóficos y psicológicos del Samkhya y del Yoga. El resultado de esta perfecta síntesis del Vedanta (fin o plenitud de los Vedas), es uno de los pensamientos más elevados y maduros de la humanidad.

Las otras dos darshanas, Nyaya y Vaisheshika, son dos grandes compilaciones de lógica y sistemática de las que no podemos ocupamos con detalle. [...]

El Vedanta o Uttara Mimamsa se subdivide en tres grandes ramas:

  1. Advaita (no-dualismo), basado esencialmente en la obra de Gaudapada y Shankara (ss. VII, VIII y IX d. C.)
  2. Vishishtadvaita (no-dualismo cualificado), basado tradicionalmente en la obra de Ramanuya (ss. XI/XII d. C.), y
  3. Dvaita (dualista), relacionado con la obra de Madhyacharya (s. XIII d. C.).

Ya hemos anticipado que el pensamiento de Sri Ramana Maharshi suele inscribirse en el Vedanta Advaita, que defiende una concepción no-dual de la realidad, aunque en este sentido es preciso añadir unas cuantas consideraciones.

La primera es que el Vedanta Advaita no es un monismo panteísta, sino un no-dualismo (que aunque pueda parecer lo mismo, es algo muy diferente), es decir una doctrina cuya base o fundamento no es la defensa a ultranza de Una Sola Realidad, sino el rechazo de todo dualismo metafísico como algo carente de verdadera realidad. (El dualismo siempre es lógico, no metafísico; uno de los mayores esfuerzos conocidos en Occidente para convertir el dualismo lógico en un monismo metafísico es la gran Fenomenología del espíritu, de Hegel). Diferenciar el monismo del no-dualismo es la primera de las cautelas intelectuales que debe practicar el filósofo para no verse enredado en torpes y fútiles disquisiciones verbales. Este rasgo se advierte con toda claridad en las enseñanzas de Maharshi, como en las del Buddha y en general en la mayoría de los grandes pensadores. (Recordamos a vuelapluma a Hume cuando dice: "si tras una reflexión seria y libre de prejuicios, hay alguien que tiene una noción distinta de su propio yo, tengo que confesar que no puedo seguirle en sus razonamientos".)

El segundo punto que hay que tener en cuenta es que el Vedanta Advaita no es una escuela o doctrina filosófica al gusto occidental, dogmática y excluyente, sino una darshana o aspecto de lo real entre muchos otros posibles y coherentes. En Oriente no se juzga que unas darshanas sean ciertas y otras erróneas, como sostienen las doctrinas filosóficas occidentales, sino que cada darshana es la vía de conocimiento adecuada para un tipo humano de distinta madurez intelectual y vital.

Otro punto que merece la pena ponderar es que el pensamiento de Maharshi, además de su reconocida adhesión al Advaita de Gaudapada y Shankara, presenta notorias concurrencias con el shivaísmo tántrico, como lo acredita la reiterada cita de obras como el Yoga Vashishtha (que comparten esta influencia del Advaita y el shivaísmo de Kahsmir) y de ciertos Agamas shivaítas como el Devikalottara (que el propio Maharshi tradujo parcialmente).

En una de sus conversaciones, Sri Bhagavan nos ofrece la diferencia más certera entre las distintas modalidades del Vedanta Advaita y Vishishtadvaita:

Mr. Subba Rao: ¿Qué es Vishishtadvaita?

Maharshi: Lo mismo que Advaita.

Mr. S. R: ¿No admiten ellos (los vishishtadvaita) Maya?

M: Nosotros (advaitas) decimos que todo es Brahman, ellos también, aunque aseguran que Brahman aparece cualificado por atributos.

Mr. S. R: Pero ellos afirman que el mundo es una realidad.

M: También nosotros lo creemos así, Shankara sólo dijo: "descubre la realidad detrás del mundo". Lo que unos llaman ilusión, otros lo denominan simplemente mutabilidad; el objetivo de ambos es el mismo.

En este marco paradójico y deslumbrante del Vedanta no-dual debemos ubicar el pensamiento de Sri Ramana que también presenta grandes analogías con el budismo mahayana del que jamás renegó abiertamente (como tampoco renegó Shankara a quien muchos contemporáneos acusaban de mayavadin o "budista disfrazado"). El pensamiento de Bhagavan no es una doctrina excluyente de las doctrinas adversarias o que pretenda la hegemonía de su verdad sobre las de sus oponentes. Los vedantinos conocen perfectamente el carácter relativo de lo que la mente considera como verdad y no pretenden imponer "su" verdad sobre otras verdades distintas perfectamente posibles.

Sólo una cosa nos queda por subrayar del pensamiento de Maharshi y del pensamiento de Oriente en general. A nuestro juicio, lo que caracteriza al pensamiento oriental y lo distingue de la mayor parte de los sistemas filosóficos occidentales es su primordial e irrevocable sentido práctico. Para Sri Ramana, como para todos los grandes pensadores de la India, el conocimiento filosófico no es un conocimiento meramente teórico o especulativo sino un conocimiento trascendente, práctico en el sentido profundo del término "praxis": un conocimiento capaz de transformar al ser humano que lo concibe y utiliza. Aunque no es el momento más oportuno para iniciar una discusión de este calibre, la filosofía occidental adolece a nuestro juicio de ser un conocimiento excesivamente especulativo y poco "práctico" en el estricto sentido de la palabra. La meta de la filosofía occidental es el conocimiento abstracto de una verdad (la que fuere), mientras que la meta de la filosofía oriental es la transformación radical del ser humano, conocida como moksha o liberación. (Recibe muchos otros nombres: nirvana, samadhi, satori, turiya, kaivalya, etc... pero es siempre la misma). Sin esa meta final, absolutamente práctica y trascendente, el pensamiento oriental carecería de sentido. No en vano el propio Maharshi dice comentando el Ulladu Narpadu:

"Con esto se realiza el Ser y se consigue el propósito central [de la filosofía]: librarse del sufrimiento y obtener la felicidad."

Esta tesis, capital en toda la filosofía india, es el propósito y horizonte común de toda verdadera filosofía. [...] El pensamiento oriental es eminentemente práctico porque exige una intuición directa de la verdad (pratyaksha) y no se conforma con inferencias o revelaciones indirectas de la misma (anumana o vikalpa). Un gran pensador dijo a sus seguidores que no se conformaran nunca con una verdad que no pudieran experienciar por ellos mismos. (No fue Newton ni Galileo, como ustedes podrían pensar, quien dijo esta frase sonora y vibrante como pocas, sino el mismísimo Buda, allá por el siglo VI a. C.).

El pensamiento de Sri Ramana jamás polemiza con nadie ni trata de imponer su opinión a sus adversarios, cosa habitual en las escuelas filosóficas occidentales. El que ve la verdad no tiene necesidad de imponerla a los que la ven de otro modo convirtiéndoles en hipotéticos contrincantes. Dios les ampare. El bifacetismo o polifacetismo del Ser es la mejor demostración de su absoluta superioridad sobre los demás conocimientos y la única garantía de su irrevocable veracidad. Todo es Brahman, dice el Vedanta, pero este Brahman, el Ser, puede pensarse y describirse de mil formas distintas, verdaderas y coherentes con cada tipo de mente humana de una madurez personal determinada. Como veremos en las enseñanzas de Sri Bhagavan, el Ser no puede ser definido con palabras y por consiguiente cualquier definición filosófica puede convenirle y resultarle inadecuada al mismo tiempo. No es necesario discutir a causa de ello, ni esa discusión puede llevarnos a ninguna parte, como de hecho sucede a los filósofos occidentales, náufragos de una dialéctica interminable y absurda que obliga a Wittgenstein a concluir: "De lo que no se puede hablar, mejor es callarse".

El Vedanta Advaita sostiene que la Realidad no puede ser dual y que la diversidad del mundo perceptible es la mejor demostración de la no-dualidad-de-lo-real. Como dice Bhagavan en el primer verso del Ulladu Narpadu, deduciendo paradójicamente la no-dualidad del Ser de la diversidad de lo existente:

"Dada la variedad del mundo existente/perceptible, una sola fuente de amplios poderes debe ser aceptada: el que ve, lo visto, la pantalla donde se proyecta, la luz, todo eso es Él, el Uno sin segundo."