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Extractos - Sadhu Natanananda

Dios, gurú y el Ser

Por Sadhu Natanananda
Sadhu Natanananda

¡He visto a Dios! ¡Lo he visto cara a cara! Estoy viendo a Dios con la misma claridad que vosotros me estáis viendo a mí. Los que han visto la verdad también se la pueden mostrar a los demás. En estas revelaciones directas, no hay cabida para la duda.

Estas fueron las palabras repletas de gracia pronunciadas por Sri Ramakrishna. Con sus visiones divinas, reveló que es posible tomar conciencia del Ser mediante la gracia de los grandes seres. Cuando vino al mundo en el sur de India al final de ese mismo siglo, Bhagaván Sri Ramana, que relució como el sol del Ser y esparció su gracia por todo el mundo, fue un paso más allá [en sus pronunciamientos] que Sri Ramakrishna al enseñar que no existe un Dios distinto de la persona que lo ve, que no existe un individuo que no es consciente de su propia existencia, sino que el ser de uno mismo es el ser de Dios y que ese ser es tanto el Ser como Dios. Sri Bhagaván resumió estas ideas al proclamar la divinidad de la naturaleza humana en los siguientes términos:

No existe nadie que no haya visto a Dios. Ver a Dios es algo natural para todos. La ignorancia no es más que no ser consciente de la verdad de esta experiencia natural del Ser. Dado que agñana [el conocimiento erróneo] tan sólo es ego, que es apego al cuerpo, la pérdida del ego consiste, en sí misma, en alcanzar a Dios. Conocerse a uno mismo es conocer a Dios y conocer a Dios es ser Dios. Puesto que tomar conciencia del Ser es lo mismo que tomar conciencia de Dios, el Ser y Dios no son dos cosas distintas.

Todo esto lo confirmó Bhagaván al escribir los versos veinticuatro y veinticinco del Upadesa undiar: (1)

24 - Dada la naturaleza de ambos, Dios y el alma son una única sustancia. Lo único distinto es su conocimiento adjunto [upadhi].

25 - Conocerse uno mismo, una vez despojado de los conocimientos adjuntos [upadhis] implica conocer a Dios, porque Dios es el resplandor del Ser de uno mismo.

Por tanto, Sri Bhagaván, quien otorgó gñana y redimió a todos con su resplandor, demostró que el hecho de tomar conciencia del Ser, algo aparentemente poco frecuente y difícil de alcanzar incluso para los rishis [videntes] de la antigüedad como Suka, constituye una experiencia natural para todos.

Con la intención de liberar a la humanidad y aplicando la conocida estrategia de servirse de un ciervo amaestrado para cazar a otro salvaje, el dios Shiva asumió múltiples formas, la primera de las cuales fue la de Sri Dakshinamurti, el Gurú primordial. Sin embargo, el conocimiento del Ser que su gracia reveló mediante el mauna-mudra [el gesto del silencio] ha ido degenerando para convertirse, en la actualidad, en mero conocimiento intelectual y en imaginación. La humanidad se dejaba llevar por el autoengaño y se encontraba, por tanto, a punto de cometer el enorme pecado de matar a Brahman [al ser incapaz de ser consciente de él]. Al percatarse de la gravedad de esta situación, Sri Dakshinamurti en persona se manifestó en forma de Sri Maharshi y, mediante su propia experiencia, reveló que mauna [silencio] constituye el significado de los mahavakias. (2)

Aunque muchos no son conscientes de esta verdad, el secreto de su divina encarnación no es más que eso. En sintonía con la máxima de Vasíshtam, según la cual "No es bueno alcanzar ningún otro estado que no sea el de mauna en el que quedan destruidos todos los torbellinos de vasanas", Sri Bhagaván siempre indicó, mediante su silencio, que el estado de mauna constituye el estado natural del ser humano. Asimismo, explicó oralmente que la única forma de describir ese estado que trasciende la mente es el silencio. Por lo tanto, de entre todos los grandes maestros que han encamado para revelar el estado supremo a través del silencio, Sri Ramana es el siguiente tras Sri Dakshinamurti, el gurú primordial. Sin embargo, y a diferencia de los únicos cuatro discípulos que recibieron la bendición de Dakshinamurti, Sri Ramana siempre estuvo rodeado por miles de devotos. (3)

El método de enseñanza que adoptaron los gurús de la antigüedad fue indicar cuál es el estado natural del hombre mediante la auto-conciencia del propio Ser. Sri Bhagaván no sólo siguió aquel método sino también otro más actual que consiste en describir el estado natural a aquellos que no son capaces de experimentarlo mediante la intuición sutil. De hecho, esa fue la razón por la que innumerables devotos lo consideraron su sadgurú.

Para aquellos devotos que se quejaban de que, a pesar de llevar mucho tiempo con él, eran incapaces de tener una experiencia palpable de su gracia, Sri Bhagaván tenía las siguientes palabras llenas de gracia:

Bhagaván siempre está otorgando gracia. La ignorancia no es más que considerar irreal lo real y real lo irreal. Cada uno de vosotros resplandece, de forma permanente y natural, en forma de "yo", "yo". ¿Es que Bhagaván existe como algo distinto de esa conciencia verdadera? Lo que produce la aparente existencia de dos entidades distintas ―"tú" y "yo"― es el apego al cuerpo. Si, al centrar nuestra atención en el Ser, conseguimos que ese apego al cuerpo se transforme en conciencia del Ser y si, de esa manera, nos damos cuenta de que la realidad no es más que una, entonces, ¿qué sentido tiene hablar de "tú" y de "yo"? La gracia del gurú es permanecer en silencio una vez que se ha tomado conciencia de la verdad tal y como es.

Con frecuencia, después de explicar de esta forma cuál es la verdadera naturaleza del ser humano, Sri Bhagaván se quedaba en silencio, con la mirada fija, para demostrar la autenticidad de su afirmación.

 

En los siguientes versos, Bhagaván describe la supremacía del silencio del gurú en semejantes circunstancias:

Gurú, señor del gñana, el poder de la ilimitada grandeza del Ser, es el silencio supremo que echa por tierra los inútiles argumentos de aquellos que tienen la mácula del espejismo de los deseos mundanos.

Sin matar al cuerpo pero matando, con su mirada, al ego que adopta la pose de tener una existencia real, el gurú pone en evidencia, instantáneamente, la inexistencia de todas las irrealidades y revela que lo único que existe realmente es el resplandor del Ser Supremo y único.

Resulta imposible contemplar la divina danza del conocimiento del Ser en el Corazón hasta que la danza de esa mente rebelde sucumba al divino poder de la espada del auténtico conocimiento que enarbola ese gran héroe, el sadgurú, que ya ha decapitado [a su propio] fantasma: la mente. (4)

Bhagaván nunca le inculcaba una disciplina a nadie. Por naturaleza, su instrucción consistía en practicar él mismo todas las disciplinas de conducta que les imponía a los buscadores espirituales. Sin embargo, nunca permitió que los que confiaban plenamente en él se excedieran: los corregía en privado y con amabilidad. De hecho, algunas personas se quejaban de que Bhagaván nunca reprendía en público las conductas deficientes de algunos de sus devotos.

Al percatarse de la desesperación de una de estas personas, Sri Bhagaván reveló su punto de vista al respecto con las siguientes palabras: "¿Quién debe corregir a quién? ¿No es el Señor el único que tiene autoridad para corregir a todo el mundo? Lo único que puede hacer cada cual es corregirse a sí mismo. Eso, en realidad, es corregir a los demás".

El Ser Supremo, al que las grandes encarnaciones como Krishna, Buda, Jesús y Mahoma se han referido siempre en tercera persona [es decir: él, ella o ello en lugar de utilizar el pronombre "yo"], es ahora revelado por Maharshi en primera persona mediante las siguientes explicaciones:

La auténtica naturaleza del hombre es consciencia. En su estado natural, el hombre no es consciente de nada. ¿Por qué? Porque sólo existe un "algo" cuya naturaleza es consciencia de existencia. Y como eso es el estado natural del hombre, en ese espacio supremo [de consciencia], completo en sí mismo y no dual, no hay cabida para dualidades ni trinidades.

Por ello, la ciencia del Ser no es más que el hecho de que el hombre reconozca que su auténtica naturaleza es, puramente, existencia-consciencia. Dicha auto-conciencia del Ser, que no tiene limitaciones y "además de" la cual no puede existir nada más, se describe en términos de "conocimiento-visión" [gñana-drishti] y de auto-conocimiento del Ser.

Al tiempo que al Ser Supremo se lo califica de "pleno" [paripurna] y que las características de dicha plenitud son la ausencia de dualidades y compartimentaciones, en el estado del Ser Supremo se sabe que, en la verdad absoluta, no existe la aparente trinidad constituida por el proceso de ver, el sujeto que ve y el objeto visto, sino que es algo que sólo [se produce] como fruto de la imaginación".

Notas:
  1. Quizás más conocido por su título sánscrito (Upadesa saram), Upadesa undiar es un poema tamil de treinta y dos versos que Sri Ramana compuso en 1927. "Conocimientos adjuntos" es una traducción del término sánscrito upadhi, que significa "limitación o restricción superpuesta a la conciencia". La mente, el sentido que tenemos de ser un ente individual, es un upadhi al igual que cualquier otro concepto que establezca límites o subdivisiones en la conciencia. "La conciencia es la realidad. Cuando la conciencia se ve asociada con upadhis, aparecen los conceptos de conciencia de uno mismo, inconsciencia, subconsciencia, supraconciencia, conciencia humana, conciencia de perro, conciencia de árbol, etc. Pero el inalterable denominador común de todos ellos es la conciencia" (Talks with Sri Ramana Marharshi, diálogo nº 591).
  2. Los mahavakias son cuatro grandes afirmaciones de las Upanishads que proclaman que el individuo y Brahman son una única realidad y cuyo significado contemplan aquellos que practican el sistema tradicional de meditación Vedanta para establecerse en la convicción de que Brahman es lo único que existe.
  3. Fueron muchos los devotos que se fijaron en los paralelismos entre Dakshinamurti, que dio la Iluminación a sus cuatro discípulos simplemente estando sentado con ellos, y Bhagaván, que afirmaba, repetidamente que el silencio era su medio favorito de transmitir enseñanza. Sin embargo, Bhagaván jamás se atribuyó la cualidad de ser ningún tipo de manifestación de Dakshinamurti, aunque aceptaba la creencia tradicional de que este constituía el gurú primordial al que cualquier otro gurú podía remontar su linaje: "De la misma forma que el árbol llamado plátano produce retoños antes de dar sus frutos y perecer, y que estos retoños, al ser trasplantados, hacen lo mismo a su vez, el maestro primordial de la antigüedad [Dakshinamurtil], que disipó las dudas a sus discípulos rishis a través del silencio, dejó unos retoños que no dejan de multiplicarse. El gurú es el retoño de ese Dakshinamurti" (Talks with Sri Ramana Maharshi, diálogo nº 17).
  4. Gurú Váchaka Kovai, vv. 280-282.
Fuente: David Godman - El Poder de la Presencia - Vol 1 - Trompa de Elefante, 2011