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Extractos - Nisargadatta Maharaj

Destellos de Nisargadatta

Introducción por Mark West

Primera Parte

Destellos de Nisargadatta

Estas notas y charlas, que incluyen preguntas y respuestas, fueron tomadas literalmente y recogidas por mí durante un periodo de once meses, desde julio de 1976 hasta mayo de 1977, en la presencia viva del sabio Sri Nisargadatta Maharaj en su residencia de Bombay.

Sri Nisargadatta Maharaj es un sabio en la verdadera tradición india. Su peculiar huida de nombre, fama y riqueza y su adhesión a vivir de una manera humilde en una modesta y pequeña vivienda en las afueras de Bombay dan testimonio de este hecho. Él mismo dice en su manera característica:

Que otros ayuden al mundo, construyan grandes ashrams y tomen discípulos. Para mí, todas estas actividades son vanidad e ilusión. Puesto que yo no necesito nada y soy completo en mí mismo, ¿por qué debería meterme en ganancias y actividades mundanas triviales?

Su mensaje simple arrojará luz en la senda de muchos buscadores genuinos de la Verdad en esta época turbulenta en que muchos supuestos gurús y hombres de Dios ofrecen tantas vías y técnicas diferentes para obtener algo que, de hecho, nunca hemos perdido. Su mensaje es muy simple y no está revestido de significados esotéricos u ocultos. Es ciertamente un atajo, y tan simple, que una persona sin discernimiento podría aceptarlo o no aceptarlo por esa razón misma.

El sabio dice que la Verdad está desnuda y ante los ojos de todo el mundo para verla, y que si alguien le dice que es oculta, esotérica o secreta, entonces tenga por cierto que esa persona no ha comprendido la Realidad o la Verdad. La gloria y majestad de un sabio tal como Nisargadatta (el dador del estado original o natural) Maharaj es más allá de cualquier concepto y totalmente inefable ―es la verdadera gloria de cada uno de nosotros, tanto si somos consciente de ello como si no. Me siento bendecido por poder compartir con el mundo, en esta época turbulenta, algo del néctar inapreciable de sus palabras, pensamientos y discursos.

Mi especial amor y gratitud para el traductor, S. V. Saprey, un hombre de gran inteligencia, que no sólo fue capaz de traducir la difícil y fluida lengua marathi del sabio al inglés, sino que fue capaz también de transmitir y propiciar en mí la correcta comprensión de lo que el sabio decía.

Este libro podría ser llamado apropiadamente La Filosofía más Alta o El Final de toda Filosofía, pues para la persona promedio, la convicción de que este vasto universo depende de mí y no al revés, probablemente sonará egoísta y blasfema, mientras que para el raro hombre de sabiduría e intuición es la tesis esencial de la Auto-realización.

Segunda Parte

¿Por qué cree el hombre en el nacimiento y la muerte? ¿No es debido a su condicionamiento, a que alguien le dijo ―usted ha nacido y morirá? Estas son las cuestiones que plantea el sabio. ¿Por qué no ha tratado el hombre de descubrir la respuesta a esta cuestión básica del nacimiento y la muerte? Pues si uno investiga seriamente dentro de sí mismo, dice el sabio, encontrará que el nacimiento y la muerte es otro mito, un tigre de papel, una falsedad y una creencia sostenida erróneamente.

Si esto es así ―si lo que dice el sabio es correcto― ¿no es ésta la mayor de las noticias buenas, la información más significativa que se haya proclamado nunca? ¿No es ésta la cuestión más importante, la cosa más significativa que resolver para todos y cada uno de los seres humanos? Considere las siguientes palabras de un santo indio de finales del siglo XX, Meher Baba:

Penetrar en la esencia de todo ser y significado y saborear la fragancia de ese logro interior para guía y beneficio de otros, expresando en el mundo de las formas, la Verdad, el amor, la pureza y la belleza, éste es el único juego que tiene un valor intrínseco; todos los otros aconteceres, eventos y logros, no tienen en sí mismos importancia duradera.

Considere también las siguientes palabras del filósofo y poeta de finales del siglo XIX, Friedrich Nietzsche:

Aquél que ha escalado las montañas más altas (que ha realizado su verdadera naturaleza) se ríe de todas las tragedias, reales o imaginadas.

Aparentemente para el sabio o el hombre que tiene discriminación e intuición verdadera, la propia muerte deviene una absurdidad risible. Para un hombre para el que no existe el miedo de la muerte, ¿podría ser la vida algún problema? Obviamente no, pues estaría libre de todas las tensiones, preocupaciones y ansiedades; su mente no estaría siempre contemplando ansiosamente el futuro o desesperando por el pasado, los cuales son sólo un mito o imaginación para el hombre verdaderamente despierto.

En el sueño yo puedo ser el rey de Inglaterra o el presidente de los Estados Unidos, pero al despertar puedo encontrar que esto no era así, que sólo estaba dormido y soñando. Similarmente con el sueño de esta vida incorporada en un mundo donde hay nacimiento y muerte; si yo investigara seriamente encontraría que, en realidad, yo no he nacido nunca, que la persona que pensaba ser es sólo un malentendido, una apariencia ilusoria, un sueño.

Ésta es la cuestión que nos propone el sabio, el hombre de sabiduría. Él es el despertador, el timbre que suena por todos nosotros para despertar de este sueño con sueños y sueño profundo de ignorancia que nos envuelve en esta turbulenta época.