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Artículos - Wayne Liquorman

Wayne Liquorman: "No Importa"

Primera Parte
Entrevista por Iain McNay Conscious TV
Wayne Liquorman

Iain: Entonces, te ocurrió algo muy significativo, ¿verdad? Estabas viviendo, digamos, una vida normal, tenías treinta y tantos años, y estabas... ― digo normal, no era de cierta manera normal: era algo muy obsesivo. Estabas bebiendo demasiado, tomando algunas drogas, jugando muchas cartas... Y creo que te encontrabas en una borrachera de cuatro días y entonces te sucedió algo que realmente cambió tu vida.

Wayne: Sí, al final de esa borrachera de cuatro días ―que fue el final de un período de diecinueve años de alcoholismo y drogadicción (el juego era secundario) ― hubo un momento de absoluta transformación en el que esta compulsión que había tenido durante los últimos diecinueve años desapareció. Y la sentí irse, vi cómo se fue. Y me sentí horrorizado, porque no quería estar sobrio, ¿sabes?

Iain: ¿Estabas borracho en ese momento?

Wayne: Sí, estaba muy borracho. Pero en ese mismo instante, literalmente, me vino un golpe de sobreidad. Y supe que ese período había terminado, que ya no podía beber ni drogarme una vez más, y fue muy extraño.

Iain: Es algo extraordinario que esto pase, el hecho de que estés borracho y de repente tengas una especie de experiencia espiritual que te cambie la vida por completo. Mucha gente trabaja durante años y años, meditando, asistiendo a talleres y maestros para encontrar este momento, para saborear este momento. Y te sucede a ti porque bebes demasiado.

Wayne: ¡Sí! Es bastante irónico, ¿no es cierto? Entonces, quiero ser claro que este fue el momento en el que mi búsqueda espiritual comenzó. Este no fue el punto final de la búsqueda espiritual. Fue lo que yo llamaría como la grieta en el muro; llámalo el muro del ego o lo que sea. Porque hasta ese momento estaba absolutamente convencido de que yo era dueño de mi destino, que yo era quien hacía que las cosas sucedieran. Pero cuando ocurrió todo esto, y me transformó hasta el punto de pasar de ser alguien que bebía en exceso y consumía un gramo de cocaína diario, sólo para sobrellevar el día... a que todo esto desapareciera, aun cuando no sentía el deseo de que desapareciera ― esto significaba que había algo más funcionando en el universo. Eso era indiscutible.

Iain: ¿Viste esto claramente en el momento, cierto?

Wayne: No, tuve la sensación de ello. Y tuve suerte de conocer a alguien que había tenido una experiencia similar.

Iain: De acuerdo.

Wayne: Alguien que también había tenido un golpe de sobriedad. Y él compartió su experiencia conmigo. Lo que yo deseaba descubrir ―lo que me llenaba de curiosidad― era, ¿qué fuerza del universo pudo haberme hecho esto a mí?

Iain: Pero ya ves, esa es una respuesta bastante inteligente. No cualquiera la tiene.

Wayne: No, no cualquiera. Pero esa fue mi respuesta.

Iain: Sí. ¿Y dejaste de beber enseguida?

Wayne: Sí, en ese momento desapareció la obsesión que me obligaba a beber.

Iain: Así que, bien, fue la obsesión la que se fue, lo que significa que podías dejar de beber, porque la obsesión fue la razón de que desapareciera. Y presumiblemente pasó lo mismo con las drogas también, ¿cierto?

Wayne: Absolutamente. Desapareció como un paquete.

Iain: Correcto, sí. Fue como un regalo de Dios en cierto sentido, ¿no?

Wayne: Se sintió como un regalo. Puedes llamarlo Gracia si quieres. Se sintió como Gracia y lo percibo como Gracia ahora ― aunque en el momento sentí como algo horrible. No me agradaba la gente que no bebía, no me asociaba con personas que no bebían, y toda mi vida social estaba alrededor de los bares y lugares con drogas. Y por eso no me sentía contento con el estado de cosas después de eso.

Iain: Entonces, ¿qué tipo de respuesta te dieron tus amigos que bebían?

Wayne: Bueno, de todas formas no tenía mucho en común con ellos. Lo que compartíamos principalmente era la bebida. Esto es lo que hacíamos: bebíamos y consumíamos drogas. Cuando uno deja de hacer eso, ya no quedan en realidad muchas razones que te sigan uniendo.

Iain: ¿Funcionabas razonablemente bien en otros aspectos de la vida? Creo que tenías un negocio en esa época...

Wayne: En realidad, mi negocio había fracasado. Era barman, un barman fallido ― las cosas no iban particularmente bien para mí en ese momento. Tenía lo que quedaba de un negocio, pero lo sostenía un socio que sí era capaz de trabajar. Yo era un verdadero desastre, pero no era capaz de darme cuenta. Así que lo que pasó fue que, cuando la obsesión desapareció y las nubes se despejaron, pude ver el desastre que era. Estaba en pésima forma, física y espiritualmente; y emocionalmente estaba en bancarrota.

Iain: Ok, ¿qué pasó después?

Wayne: Comencé a sentirme muy interesado acerca de qué poder en el universo podría transformarme de esta manera. Esto inició lo que podemos llamar la búsqueda espiritual. Comencé a leer de todo. Leí a los budistas, a los sufíes, a los místicos cristianos, a los taoístas ― en todos los ámbitos. Y este amigo que mencioné me mostro una gran biblioteca espiritual que tenía. Dijo, "Ven, mira. Elige cualquier libro que te interese, llévatelo a casa. Si te interesa, léelo. Si no, vuelve y elige otro". Y fue lo que hice. Comencé a experimentar y a examinar todo lo que era ciertamente familiar para la mayoría de los buscadores espirituales. Pero era algo totalmente desconocido para mí.

Iain: ¿Y qué libros en particular te atrajeron en ese momento?

Wayne: Los libros que llamaron mi atención fueron los textos taoístas. El Tao Te Ching me atrajo muy especialmente; Chuang Tzu me atrajo con mucha fuerza. Estaba interesado en cosas del budismo ― Ikkyu... Leí a Ram Dass... Ese tipo de cosas me llamaban la atención.

Iain: ¿Y luego probaste con algunos talleres y charlas también o sólo...?

Wayne: Asistí a unos cuantos talleres y charlas; fui a escuchar a Ram Dass. Comencé a practicar Tai Chi, inicié prácticas de meditación. Así que estaba intentando todo tipo de cosas. Era como caminar por un bazar espiritual ― ya sabes, como un bazar turco. Y había toda esta gente que decía, "¡Oh, prueba esto! Esta práctica es muy buena, señor ― ¡esto lo va a disfrutar mucho!". ¡Ok! Yo me sentía dispuesto. Estaba dispuesto a probar casi cualquier cosa.

Iain: ¡Debió haber sido una etapa realmente muy emocionante!

Wayne: Lo fue ― fue maravillosa. Y durante dos años estuve intensamente involucrado en probar todo tipo de cosas. Ya sabes, en realidad, casi no importaba qué era ― ¡venga!, ¡a por ello!

Iain: Y me parece que luego fuiste a la primera charla de Ramesh Balsekar en América, ¿cierto?

Ramesh Balsekar
Ramesh Balsekar

Wayne: Sí, fue interesante porque habíamos ido ―el amigo que me presentó todos esos libros y cosas― habíamos ido a escuchar a Ram Dass. Ya sabes, el compatriota de Timothy Leary ― ese Ram Dass. Y él había estado involucrado con la Fundación Seva y organizaba charlas para recaudar dinero para ellos. Y asistí a una de ellas con mi amigo, y él se puso en la lista de correos. Y el tipo que trajo a Ramesh a los Estados Unidos ―Ramesh es mi gurú― recibió esa lista de correos y la envió, así que mi amigo consiguió una. Y sólo estaban cobrando un dólar, así que dijimos, "!Qué demonios, qué tenemos que perder!" Y fuimos. Esta fue la primera charla pública de Ramesh.

Iain: ¿Había mucha gente allí?

Wayne: Oh, diría que probablemente habría cincuenta o sesenta personas. Y se puso de pié y pronunció un discurso, porque había sido banquero...

Iain: Sí ya sabía eso, fue presidente del Banco de la India.

Wayne: Sí, se había retirado del banco unos cinco años atrás. Hasta entonces había estado hablando sobre Advaita de manera informal en su casa, a la gente que iba, porque tenía tres libros publicados sobre el tema. Pero no había nada formal establecido. En su casa, en la India, la gente simplemente pasaba por allí y les servía té y hablaban. Pero en Los Ángeles fue su primera charla formal sobre Advaita, e hizo lo que siempre había hecho en su vida, que era, cuando atendía a un grupo grande de personas, escribía un discurso. Y escribió un discurso sobre Advaita para presentarlo. Yo nunca había escuchado nada acerca del Advaita, no conocía nada acerca de esta no-dualidad de los hindúes. Y no entendí ni una sola palabra que este hombre dijo. Todo pasó muy por encima de mi cabeza.

Iain: ¿El hecho de que él fuera banquero... hizo que de alguna manera le diera más credibilidad a lo que decía?

Wayne: Que él fuera un hombre del mundo en lugar de un personaje en un ashram era ciertamente intrigante. Aunque, después de esa primera vez, nunca pensé que volvería a ver a Ramesh porque me aburría.

Fui a Corea en un viaje de negocios y, cuando volví tres semanas más tarde, fue como si algo de la charla que dio Ramesh me hubiera picado y hubiera incubado tres semanas después. Así que a mi regreso, fui a escucharle de nuevo. Había algo en ese tipo. Hablaba diariamente en una casa privada en las colinas de Hollywood, y era un grupo pequeño de quizás doce o quince personas que se reunía para escucharlo y sentarse en su presencia.

Él entró y se sentó y comenzó a hablar informalmente, como estamos hablando ahora. Me sentí fascinado, me sentí cautivado. Me di cuenta de que estaba en presencia de una verdad muy profunda, algo significativo. No sabía lo que era, pero lo que sucedió es que mi corazón se abrió completamente. Y aunque no tenía ninguna comprensión intelectual de lo que decía, en el espacio de mi corazón fluía una increíble y poderosa verdad. Y fui atraído hacia eso, como una polilla a una llama.

Iain: Así que cuando dices que tu corazón se abrió completamente, ¿qué era eso? ¿Cuál era ese sentimiento? ¿Emoción o...?

Wayne: Fue una sensación de amor. Fue muy parecido a enamorarse. Espero que hayas tenido esa experiencia en la vida, cuando has conocido a alguien...

Iain: Absolutamente.

Wayne: Y tú simplemente... no puedes dejar de pensar en ello y sientes el deseo de estar con ello y experimentar la calidad de su presencia. Todo eso estaba ahí, ¿sabes? Así que no podía alejarme ― tenía que regresar. Y regresé, por supuesto, y la enseñanza, los punteros de la enseñanza, comenzaron a hacer clic en mí.

Iain: Porque, supongo, tenías una buena mente, tenías exitoso en los negocios, habías leído mucho, así que tenías el marco para absorber y desarrollar las ideas de las que él hablaba; y, a partir de eso, podrías construir de alguna manera una imagen más grande.

Wayne: Correcto.

Iain: Y entonces un día él dijo... No recuerdo hace cuánto,"Vuelvan mañana ― Wayne dará la charla mañana".

Wayne: Oh, eso pasaría un poco más tarde.

Iain: Eso es un poco después.

Wayne: Sí, ya ves, ese primer año que vino... esto fue hace veintidós años. En ese primer año, se trataba de absorber de su enseñanza todo cuanto fuera posible. Era como una esponja tratando de conseguir más.

Iain: Así que te sentías como un "yo" separado en tu camino avanzando hacia alguna parte. Y sentías que él podía ayudarte a encontrarte a ti mismo, o a desarrollarte, o lo que fuera. ¿Así lo sentías?

Wayne: Ciertamente, ciertamente, y el "yo" separado sigue estando ahí hasta hoy.

Iain: Ok.

Wayne: Y por un "yo separado", quiero ser muy claro acerca de lo que estoy hablando. El "yo separado" que estaba allí entonces y está aquí ahora, es el "yo" que se llama "Wayne", el que tiene una historia, el que está asociado con este cuerpo en particular. Ese es el "yo" que aprende, que experimenta, que piensa, que siente, que habla. Ese "yo" ha continuado desde mi nacimiento a través de esa experiencia hasta este momento.

Iain: Pero hay mucha gente aquí que enseñan no-dualidad que dirían que, cuando el gran acontecimiento sucede, (el "yo") desaparece.

Wayne: Cierto.

Iain: Que no existe.

Wayne: Sí. Bueno, esa es una manera interesante de hablar acerca de lo que no se puede hablar, y ciertamente puede lograr que la gente piense. Pero yo prefiero hablar de ello de manera diferente. Trato de ser más específico acerca de aquello que desaparece. Porque decir que no hay un "yo" es como tirar el grano con la paja. La manera en que hablo acerca de ello es que hay un "yo", un "yo" funcional, que responde. El "yo" es un instrumento programado a través del cual las cosas suceden. Debido a mi genética y al condicionamiento ambiental, yo hago cosas. Yo hablo, yo pienso, yo siento. Y hago esas cosas de una manera que es única para mí. La forma en que hablo de ello, el "yo" tiene que estar ahí para poder funcionar.

Iain: También está cambiando, ¿no?

Wayne: Oh, absolutamente, porque el condicionamiento continúa fluyendo. Estamos aprendiendo, estamos experimentando, vemos cosas nuevas todo el tiempo. Esto cambia el organismo.

Iain: También se des-condiciona, como te sucedió con tu gran experiencia.

Wayne: Bueno, eso es sólo un cambio en el condicionamiento, si miramos todo eso como condicionamiento. Todo lo que ocurre es condicionamiento y después el organismo cambia gracias a este nuevo acontecimiento. Así que esta "comprensión", este nuevo acontecimiento, ha cambiado la programación del organismo. Esta programación es la combinación de la genética más el condicionamiento ambiental. Así que podemos decir que la programación está cambiando constantemente a medida que el condicionamiento cambia, y a medida que el propio organismo cambia físicamente. Cuando envejecemos, cuando nuestras hormonas cambian, nuestra perspectiva y la forma en que el organismo responde también cambia.

Lo que está ausente en esta iluminación, como la defino y hablo de ella, puede ser diferente al modo en que otros hablan de lo mismo. Pero la forma en que hablo de ello es: lo que está ausente en la iluminación es el sentido de autoría personal. El sentido de autoría personal es algo que surge en nosotros a los dos años y medio de edad, cuando de repente dejamos de reaccionar desde un lugar donde somos un aspecto de la totalidad y comenzamos a sentir que "yo soy una entidad autónoma capaz de hacer que las cosas sucedan desde mi propia energía, porque soy independiente y poderoso". Llamo a eso, para abreviar, el falso sentido de autoría.

Iain: Bien.

Wayne: Ok. Y eso es lo que crea el sufrimiento en la vida. Y es lo que desaparece en la iluminación. Lo que permanece en la iluminación es el organismo funcional que continúa haciendo cosas.

Iain: Estás usando la palabra "iluminación".

Wayne: Sí.

Iain: Sin embargo algunas personas dirían que hay muchas etapas hacia, o incluso dentro de la iluminación.

Wayne: Cierto.

Iain: ¿Lo ves como algo que viene como un acontecimiento y entonces esencialmente alguien lo "consigue", o no lo consigue según el caso? ¿O lo ves como algo que sucede como un proceso gradual?

Wayne: Lo que veo, en mi definición, es que el proceso es el viaje al borde del acantilado.

Iain: Ok.

Wayne: El viaje hacia el borde es el proceso; el paso final que desemboca en el acantilado es instantáneo e irrevocable. Y resulta en la muerte de eso que estaba progresando.

Iain: Pero en tu caso, algo sucedió sin ningún viaje, o sin ningún viaje consciente.

Wayne: No, no, no. Cuando hablamos de este momento de despertar, si quieres, en el que la búsqueda despertó en mí, eso no fue iluminación.

Iain: Ok, ese es el comienzo del viaje.

Wayne: Ese es el comienzo de una historia a la que llamamos viaje espiritual. Lo que se entiende ahora es que todo lo que pasó antes de ese momento y después de ese momento fue parte del viaje.

Iain: Ok. Entonces, ¿hubo un momento en particular en tu vida en el que caíste por el acantilado?

Wayne: Sí. Eso fue dos años después de conocer a mi gurú.

Iain: ¿Puedes hablar de eso?

Wayne: Puedo, pero no hay mucho que decir.

Iain: ¡Caer por el acantilado es algo sumamente significativo!

Wayne: Lo es en la medida en que es significativo para el buscador. Durante la búsqueda el buscador dice, "Esto es ― esto es lo que busco". Después del acontecimiento el buscador desaparece, y lo que se realiza es que realmente, realmente, nunca hubo ninguna diferenciación. Nunca hubo ninguna distinción entre el buscador y el iluminado. Y esto es lo que hace que sea realmente muy, muy difícil hablar de ello.

Iain: Pero hagámoslo.

Wayne: Pero ahora todo se convierte en poesía. Lo que digo es expresado como poesía, pero normalmente es escuchado como una descripción. Los buscadores quieren saber de qué se trata...

Iain: ¡Cierto!

Wayne: ...¿qué es lo que voy a conseguir? ¿Qué es todo esto? ¿Cuál es la recompensa de todo esto? Y cualquier descripción de ello es, como digo, poética y no descriptiva. Entonces me siento realmente renuente a involucrarme demasiado en describir algo que realmente no puede ser descrito. Lo que me interesa mucho más, y lo que es el eje de mi enseñanza ―lo que yo llamo la Enseñanza Viva― es llevar a la gente a un estado de consciencia que pueda preceder a la caída del acantilado.

Iain: Ok, hablemos de ello.