Ruta de Sección: Inicio > Curso > Contenido > Capítulo 8

Parte 2. La metafísica de la no-dualidad

Capítulo 8. Los reinos transcendentales

8.1. Similitudes entre los diferentes reinos transcendentales

Hasta ahora, hemos encontrado dos reinos transcendentales, el de la alegoría de la caverna de Platón (ver Sección 1.4), y el de la teoría quántica de Goswami dentro del idealismo monístico (ver Capítulo 7). Ahora consideraremos otros tres reinos transcendentales, uno del sabio Nisargadatta Maharaj, otro del sabio Ramesh Balsekar y otro del Budismo.

En la página 381 de I Am That (Yo Soy Eso)1 (1984), Nisargadatta dice,

"La memoria de los deseos pasados no cumplidos absorbe energía, que se manifiesta a sí misma como una persona. Cuando su carga se agota, la persona muere. Los deseos no cumplidos son trasladados al siguiente nacimiento. La identificación de sí mismo con el cuerpo crea siempre deseos nuevos y no hay ningún fin para ellos, a menos que este mecanismo de esclavitud se vea claramente. Es la claridad la que libera, pues usted no puede abandonar el deseo, a menos que sus causas y efectos se vean claramente. Yo no digo que renazca la misma persona. La persona muere, y muere de una vez por todas. Pero sus recuerdos, sus deseos y temores permanecen. Éstos aportan la energía para una nueva persona."

El concepto de Nisargadatta ha sido replanteado por uno de sus estudiantes, Ramesh Balsekar cuya enseñanza recibirá mucho énfasis en este curso. Ramesh utiliza un concepto de fuente y sumidero para la manifestación que es similar a los otros reinos transcendentales. Él lo llama el "océano de la consciencia" y contiene implícitamente todas las formas de donde la consciencia "selecciona" los componentes para un objeto de manifestación como un organismo cuerpo-mente. En la pág. 78 de Consciousness Writes (1994), Ramesh dice,

"La futura personalidad del cuerpo se extraerá de la totalidad de la consciencia universal, que es la colección de todas las 'nubes de imágenes' que continúan generándose. Esta colección total se distribuye entre los nuevos cuerpos a medida que se crean, con determinadas características que producirán precisamente aquellas acciones que sean necesarias para el guión del dramaturgo divino. Ningún individuo está involucrado como un individuo con una entidad anterior."

A la muerte del organismo, el condicionamiento mental que estaba presente en el organismo, como los pensamientos, miedos, deseos, aversiones, y ambiciones, vuelven al océano como ingredientes para ser usados por la consciencia en la creación de nuevas formas.

El Buda enseñó una idea similar acerca del renacimiento. En la p. 33 de Lo que el Buda enseñó (1974), Walpola Rahula dice,

"Lo que llamamos muerte ocurre cuando el cuerpo físico deja de funcionar totalmente. ¿Todas estas fuerzas y energías se detienen por completo cuando el cuerpo deja de funcionar? El budismo dice, 'No'. La voluntad o volición, el deseo, el afán de existir, de continuar, de llegar a ser más y más, es una tremenda fuerza que mueve vidas enteras, existencias enteras, que incluso mueve el mundo entero. Esta es la fuerza más grande, la energía más grande en todo el mundo. Según el budismo, esta fuerza no se detiene cuando el cuerpo deja de funcionar, cuando está muerto; sino que sigue manifestándose en otra forma, produciendo reexistencia, lo que llamamos renacimiento."

La no-localidad en el tiempo significa que algunas mentes no-locales son sensibles a las proyecciones de lo trascendental que incluyen algunos aspectos del pasado y/o del futuro. Esto explicaría a esos individuos talentosos que pueden leer los "archivos akásicos" y así ver las vidas pasadas, o aquéllos que mediante la precognición pueden ver algunos aspectos del futuro. La no-localidad en el espacio significa que algunas mentes no-locales son sensibles a las proyecciones de lo trascendental de imágenes de lugares alejados de la percepción directa de ese individuo. La inevitable inexactitud y poca fiabilidad de tales proyecciones no-locales pueden ser explicadas comprendiendo que sólo se proyecta parte del reino trascendental.

Pregunta: ¿Conoce a alguien que diga ser premonitorio? ¿Alguien que diga ser clarividente? ¿Alguien que diga recordar vidas pasadas? ¿Hay alguna manera de probar que estas afirmaciones son verdaderas?

Podemos ver ahora las similitudes entre los diferentes reinos transcendentales. Todos ellos transcienden el espacio-tiempo, pero todos son la fuente del espacio-tiempo y de toda la manifestación. En cada momento toda la manifestación surge y se disuelve, para ser reemplazada por la manifestación del próximo momento. Estos procesos de manifestación y disolución siguen continuamente. (Este proceso se observa directamente en la meditación budista, ver Secciones 14.5, 14.6, 24.2).

Ninguno de los reinos transcendentales puede describirse o definirse usando conceptos del espacio-tiempo porque todos ellos transcienden el espacio-tiempo. Son imperceptibles para nosotros pero todos contienen los diseños para la manifestación percibida. El mundo material es proyectado del reino arquetípico de Platón en nuestra adaptación de la alegoría de la caverna y aparece por el colapso de la función de onda del reino trascendental de Goswami. Es manifestado de los recuerdos sobrantes, deseos, y miedos en la versión de Nisargadatta, es seleccionado por la consciencia del océano de consciencia de Ramesh, y renace de los deseos insatisfechos según el budismo.

8.2. El significado de los reinos trascendentales

El propósito de postular un reino trascendental es para intentar explicar los fenómenos que no tienen ninguna otra explicación. Esto se hace para mantener alguna semejanza con una realidad objetiva, pero la desesperación de hacer esto se expone en el hecho de que todos los reinos transcendentales son intrínsecamente no comprobables. En esto se parecen al epiciclo que Ptolemeo inventó en 140 d.C. para mantener una cosmología geocéntrica (la Tierra en el centro del universo). La necesidad de acudir a tales artefactos oculta un defecto fundamental que sería bueno revelar en lugar de ocultar.  

Hemos avanzado mucho en nuestro estudio de la realidad objetiva y el materialismo en las Secciones 1.1 y 1.2.  Hemos persistido intentando encontrar una explicación objetivamente real para todos los fenómenos observables. Al hacer esto hemos visto que el concepto de realidad objetiva empieza a ponerse tan rígido que amenaza con derrumbarse bajo su propio peso muerto.  Los reinos transcendentales apenas pueden llamarse objetivos porque no hay ningún acuerdo en absoluto sobre sus propiedades, existencia, o incluso necesidad. La progresión inevitable de nuestro pensamiento desde lo material y tangible a lo inmaterial e incomprensible sugiere totalmente que estamos alcanzando los límites de la ciencia, y quizás incluso transgrediéndolos (ver también el estudio de este punto en la Sección 6.10). También sugiere totalmente que la ciencia es incapaz de explicar todo, una posibilidad que ya hemos discutido en la Sección 5.6.

Los reinos trascendentales fueron inventados en un intento de explicar cómo surge la manifestación, pero quizás el verdadero problema es ante todo nuestra insistencia en una realidad objetiva. Cuestionaremos esta suposición en el Capítulo 9.

Esta página fue actualizada el