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Comentarios y reseñas - Textos tradicionales (2)

Textos tradicionales

(Segunda Parte)
Por José Manuel Lagunas

El Ramayana

Adaptación de A.K. Coomaraswamy Olañeta Editor
El Ramayana

El Ramayana junto al anterior poema épico, el Mahabharata, constituyen las dos grandes epopeyas de la Tradición Hindú, siendo textos destacados de la Smriti.

Se habían publicado otros compendios del Ramayana pero en este año, 2008, hemos recibido con agrado y sorpresa esta edición, más que resumida, adaptada por A.K. Coomaraswamy lo que siempre es signo de calidad.

La extensión del Ramayana es más similar a la de las epopeyas más conocidas en occidente, como la Odisea y la Iliada e, incluso, Coomaraswamy encuentra con ésta equivalencias que van más allá en cuanto al "tamaño" que luego comentaremos. La edición presentada por Olañeta es un librito de 200 páginas que a pesar de su condensación nos puede servir de muestra de este otro gran relato épico hindú.

El libro cuenta con una introducción que tiene una estructura un tanto extraña, la mitad aproximadamente pertenece a Coomaraswamy, y el resto a Sister Nivedita. Sin lugar a dudas se nota el distinto punto de vista desde el que escriben, siendo el de Coomaraswamy el menos "oficialista" y el que más datos nos puede aportar desde nuestro modo de encarar estas obras.

Coomaraswamy nos dice que la versión que se presenta en este volumen es como una vigésima parte de todo el Ramayana en una suerte de traducción condensada en la que se incluyen las cuestiones más esenciales. Como es de costumbre en Coomaraswamy encuentra equivalencias de esta obra propiamente oriental con una de occidente, en concreto, con la Ilíada de Homero, al ser, en una síntesis casi imposible de hacer, también la historia del rescate de una esposa raptada. Pero advierte, acertadamente, que no hay que encontrar en ello una teoría de "parentesco", como ya se ha sugerido, haciendo derivar a la Ilíada del Ramayana, sino que lo propio es que ambos poemas épicos se remonten a una fuente común imposible de determinar por los medios ordinarios.

En cuanto al contenido, evidentemente multifacético en una obra de estas características, sí que cabe destacar que hay un núcleo que Coomaraswamy resume como la "ética del Ramayana" en la que se presenta una "moralidad casi pura" y una "inmoralidad casi pura también", un contraste máximo entre el bien y el mal tal como eran concebidos en una sociedad de aquel tiempo y lugar.

Una observación que nos agrada especialmente es la que señala Coomaraswamy en torno a la idea de cómo eran manejadas estas obras hasta épocas recientes. Estos poemas épicos, así como muchos puranas, eran conocidos por todos los miembros de la sociedad hindú gracias a su constante recitación, a su difusión por el teatro, las canciones populares y la pintura, de tal modo que todo niño conocía la historia del mito de Rama y Sita enriqueciéndose con su influencia. Pero todo eso ha sido eliminado de los sistemas educativos modernos, se queja Coomaraswamy, en nombre de la neutralidad religiosa, y termina diciendo, con una fuerza que suscribimos: "No sería exagerado decir que nadie que no esté familiarizado con la historia de Rama y Sita puede ser en ningún sentido real ciudadano de la India, ni puede conocer la moralidad tal como la concibió el mayor maestro indio. Quizá podríamos ir más lejos y decir que nadie que no esté familiarizado con la historia de Rama y Sita puede ser un verdadero ciudadano del mundo".

En definitiva, es una suerte extraordinaria contar hoy con esta síntesis del Ramayana, una pequeña joya de la eterna historia de Valmiki y Narada, de Rama y Sita, de Brahma y Vishnu, del fiero Ravana y el entrañable Hanuman, y toda la carga mitológica de dioses, demonios, seres, animales, ascetas, sabios, reyes, siervos, etc., siempre presentes en toda epopeya.


Ribhu Gita

Editorial Sanz y Torres (Ignitus)
Ribhu Gita

El Ribhu Gita es un texto tradicional no muy conocido. Sin embargo Sri Ramana Maharsi lo citaba a menudo y, en efecto, en la breve introducción que precede al desarrollo del texto se señala que Sri Ramana recomendaba su lectura e incluso se dan referencias explícitas en donde Sri Ramana cita al Ribhu Gita, por ejemplo, en "Conversaciones con Sri Ramana Maharshi" y en "Día a día con Bhagavan".

El Ribhu Gita, se nos dice en la introducción, constituye el sexto capítulo de los doce que componen el Sivarahasaya, una epopeya sánscrita dedicada principalmente a la gloria del dios Siva. El texto es en sí un diálogo entre dos Sabios, Ribhu y Nidagha, en torno al Supremo Brahman, es decir, el tema axial del Vedanta advaita. Lo componen 2000 versos divididos en 44 capítulos en los que incansablemente y sin un ápice de concesión a la mente dialéctica se expone la doctrina sobre Brahman según una de las enunciaciones fundamentales del Vedanta (Satyam Jnanam Anantam Brahman): Brahman es la Verdad, el Conocimiento, el Infinito, es decir, la doctrina de lo Absoluto. Y para ello recurre a una paradoja muy frecuente en el Vedanta que es, en primer lugar, aunque en algunos textos como el Vivekasudamni se hace al final en ese intento de trascender la mente dual, la negación de todo, incluso de la existencia del Conocimiento, del Sí mismo, de Brahman, de lo Absoluto... Pero luego el propio texto nos aclara que lo que hay que ver realmente es la irrealidad de los conceptos, las nociones que se puedan tener de todo ello, pues lo Real, lo Absoluto nunca puede ser objeto de pensamiento.

El método de realización del Sí mismo que propone el Ribhu Gita es el que se ajusta al punto de vista más alto de la Tradición, el Sí mismo es idéntico a la Conciencia, y la Conciencia sólo puede ser conocida por Sí misma en Sí misma, lo que lleva finalmente a la abolición de la dualidad sujeto-objeto visto como dos eventos diferentes. El sujeto y el objeto existen pero son no-diferentes, y siempre lo han sido a pesar de la interpretación mental que conlleva su diferenciación.

En cuanto a la edición del libro nos parece impecable. Se nos dice en la introducción que se han empleado mayúsculas para identificar los términos que significan lo Absoluto, por ejemplo, "Eso". Para seguir facilitando la comprensión se han entrecomillado palabras o frases para indicar que esas expresiones deben ser tratadas como conceptos y no como las cosas mismas que se nombran (idea que nos parece muy acertada), por ejemplo, en términos como Sí mismo, Supremo, Liberación, cuando son negados como meros conceptos.

Un aspecto de la edición que es necesario remarcar es el extenso glosario de términos sánscritos que figura al final del libro. No porque esto sea una novedad, estos glosarios son bastante frecuentes, sino por su extensión, casi 100 páginas, y porque incluyen vocablos y conceptos poco habituales. Podríamos citar muchos pero nos ha llamado particularmente la atención la enumeración de las series más representativas de la doctrina tradicional hindú conocidas como las tríadas, péntadas, series cuádruples, quíntuples, los sextetos. También enumeraciones muy novedosas como los nombres de los 14 Manus, las 64 artes, o una detallada lista de las 108 Upanishads que se consideran como las únicas que han llegado a nuestros días, así como una compilación de las mismas por temas que resulta muy interesante.

En cuanto a errores manifiestos desgraciadamente tenemos que señalar las siempre recurrentes asimilaciones de una doctrina tradicional a concepciones modernas. Así en el glosario vemos decir que el Vedanta es uno de los "seis tipos de filosofía espiritual del hinduismo", y otro tanto podíamos decir de la explicación sobre el Samkhya que se intenta definir como "un sistema de pensamiento filosófico". Jamás nos cansaremos de decir que los Darshanas o, puntos de vista, son desarrollos de una Doctrina única que parten de diferentes aspectos de ella sin olvidar jamás esa unidad esencial. Y si un Darshana, como el Samkhya parte de una dualidad, Purusha-Prakriti, no es porque niegue la unidad en donde estos dos "polos" se integran, Ishvara o Saguna Brahman, sino porque no compete a su estudio. Y mucho menos niega o puede entrar en contradicción con el Principio Supremo, Nirguna Brahman, estudio que es propio del Vedanta. Estos diversos desarrollos y sus aplicaciones jamás entran en conflicto, como se quiere hacer ver por estos filósofos modernos, muy al contrario se complementan y conjugan ayudando a que cada adherente a la tradición comprenda lo que su naturaleza individual está dada a comprender. Si nos hemos extendido en esta explicación es porque el error en la exposición de estas nociones doctrinales está tan extendido que, de algún modo, hay que contrarrestarlo y procuraremos hacerlo cuando se presente la ocasión.

Para finalizar diremos que el Ribhu Gita es de esos textos que no hacen concesiones a la más mínima divagación. Desde su punto de vista, el de lo Absoluto, todo es "rigurosamente nulo", según una expresión muy utilizada por René Guénon, así es que sus versos pueden ser desconcertantes para el que no está habituado a la exposición directa de la Verdad, pero si se lee con la actitud requerida, si uno se abre a la posibilidad de lo que sugieren sus sentencias sin la interpretación dialéctica de la mente, el Silencio del Misterio se revela como la expresión más adecuada de lo Absoluto en la manifestación. Un Silencio que es de por sí elocuente, al que nada le falta y donde todo lo demás sobra. Uno se sabe ser Eso con la más absoluta certeza.


Tripura Rahasya

Editorial Hurqualya y Olañeta Editor
Tripura Rahasya

Tripura Rahasya

Este año nada menos que dos editoriales, la editorial Hurqualya y Olañeta Editor, han publicado por primera vez en castellano el Tripura Rahasya. Es de destacar que este bello texto se ha hecho famoso porque Bhagavan Sri Ramana recomendaba su lectura, y de ahí proviene nuestro interés, por lo que vamos a comentarlo con detenimiento.

Aunque nuestro comentario se basa en la edición de Hurqualya, hemos de señalar que una vez analizadas las dos ediciones (la de Olañeta se editó con posterioridad) nuestro gusto se inclina por esta última. Es sabido el cuidado que Olañeta pone en sus ediciones tanto desde el punto de vista de la traducción como de su presentación general. En este sentido la traducción-adaptación de Olañeta está mejor conseguida, así como la información adjuntada en la presentación. En cualquier caso esto es un asunto muy menor y particular, pero que en una reseña es preciso indicar, en comparación con la magnitud del texto que ya sin más pasamos a comentar.

La introducción que ofrece el editor al Tripura es sorprendente, muy completa y densa, conteniendo muchas reflexiones. Primero hace un resumen del aspecto legendario de la obra, narrando la historia de personajes y dioses que van a entrar en juego. Seguidamente nos habla de la estructura de la obra, formada por tres partes, siendo la segunda la que forma el volumen. El resto de la introducción, la mayor parte, está dedicado a exponer los rasgos característicos del Vedanta, pues en él enmarca esta obra, ofreciendo análisis bastantes complejos e interesantes. Se pone el énfasis sobre todo en la atención como Conciencia o Inteligencia, compara las fases de esta atención con el samyama de Patanjali, declara la naturaleza subjetiva del conocimiento, también nos habla de los "tres mundos" recorridos por la conciencia y varios aspectos más que hacen de esta introducción casi un tratado del vedanta. Por último se explica que este texto ha sido objeto de interés por el aprecio que le tenía Bhagavan Sri Ramana y que, en el fondo, tanto el mensaje del Tripura como el de Bhagavan son idénticos.

El cuerpo de la obra lo forman veintidós capítulos todos titulados, imaginamos que esos títulos son un intento de síntesis de cada capítulo por parte del editor, lo cual, está bien conseguido.

Desde el primer capítulo nos damos cuenta de que no estamos ante un tratado clásico del Vedanta como nos esperábamos, a la manera del Ribhu Gita, otro texto recomendado por Bhagavan, las Upanishadas o los textos de Sri Sankarachaya. En el Tripura Rahasya la enseñanza está vehiculizada a través de una narración más cercana al Mahabarata o el Ramayana, es decir, sustentada en una historia legendaria que hace de su lectura una mezcla de placer y entretenimiento al mismo tiempo que la enseñanza está siendo expuesta. En el Tripura es la voz de Haritayana la que va narrando la enseñanza que le fue transmitida a Parasurama por el Maestro Dattatreya. Así pues es Parasurama el que constantemente está abriendo su corazón lleno de dudas, las que surgen a todo buscador que ha empezado a interiorizarse, y se las plantea a su Maestro. Esa es la estructura base, la relación maestro-discípulo que utiliza el texto para transmitir al lector la enseñanza. Además el Maestro Dattatreya remite a otras historias para ilustrar sus consejos con lo que nuevos personajes entran en escena haciendo la narración muy plástica quitando esa posible aridez a la simple exposición de sus contestaciones.

Desde el capítulo tercero al octavo, Dattatreya se apoya en la historia de un príncipe llamado Hemacuda quien desposa con una bella muchacha de nombre Hemalekla que estaba bajo la protección del sabio Vyaghrapada. A partir de esta historia, curiosamente, Hemalekla es quien va a instruir al príncipe, la primacía del aspecto femenino en esta obra dedicada a la diosa Tripura, como Consciencia suprema, es evidente. De hecho en la introducción ya se ha puesto en evidencia que la inteligencia, la sabiduría, la conciencia, la atención son todos ellos aspectos femeninos. Esta historia va a servir, entre otros aspectos, para destacar la importancia de la asociación con los sabios.

En el capítulo once y doce Dattareya aborda la cuestión crucial de la realidad-irrealidad del mundo objetivo según el Vedanta y para explicar el concepto de ilusión e ignorancia vuelve a apoyarse en otra historia en donde el personaje principal es Mahasena, el hermano del rey Susena, que busca instrucción en el sabio Gana. A través de esta nueva narración, que se extiende hasta el capítulo catorce, queda expuesta la doctrina de la ilusoriedad del universo si se considera separado del Sí mismo.

En el capítulo quince Parasurama agradece lo explicado hasta aquí a Dattareya pero, como sincero investigador, sigue inquiriéndole profundas preguntas todas ellas relativas al conocimiento verdadero. Una vez más Dattareya utiliza el recurso didáctico de ilustrar sus respuestas mediante una historia legendaria en la que aparecen nombres ya conocidos en otros relatos como el rey Janaka y Astavakra. Mediante el diálogo entre estos dos personajes y otros más, como la aparición de una santa asceta que otorga respuestas definitivas volviendo a ponerse de manifiesto la importancia femenina en la obra, un buen número de aspectos de la clásica enseñanza vedanta van viendo la luz. Estos tres capítulos, del quince al diecisiete, que recogen las preguntas de Astavakra a Janaka son, quizás, los que recogen cuestiones más complejas que requieren una cierta preparación previa. No obstante envueltas en esa forma narrativa se tornan de lectura fácil y ligera pudiendo leerlas una y otra vez sin decaer el interés.

Durante el capítulo dieciocho y diecinueve es Dattatreya directamente quien va desgranando nuevos desarrollos vedánticos ante las preguntas de Parasurama. Se habla de Moksha, de lo Absoluto como su Majestad Absoluta Tripura bajo el aspecto de Sabiduría, de los jnanis y sus posibles diferencias, del karma, las tendencias mentales, algún apunte cosmogónico pues se explica algo de Hiranyagarbha, de la transmigración, de la Trimurti clásica del hinduismo, etc.

En capítulo veinte, crucial en la exposición, comienza directamente con la exposición por parte de Dattatreya de una historia sagrada en la que sus protagonistas son nada menos que la Trimurti hindú, Brahma, Vhisnu y Shiva, y los más grandes sabios que recurren a ellos en busca de una última instrucción. E incluso Brahma, el dios creador reconoce su incapacidad para responder certeramente, ante lo cual los tres grandes dioses y los sabios meditan en la Diosa, como Consciencia Suprema, suplicando su Gracia. De esta manera también tenemos la ocasión de oír a la Diosa del conocimiento último exponiendo su quintaesencia. Esta enseñanza, en la que la fe juega un papel determinante, es llamada al final del capítulo como "la mejor de las Gitas", Vydia Gita.

Los dos últimos capítulos recogen otra historia épica, de esa imaginería clásica propia de la literatura mítica de los tiempos antiguos. Nuevamente los aspectos femeninos van a ser resaltados, la Gracia Divina, la Inteligencia Pura y Suprema, la Sabiduría, y la revelación de la Verdad en su doble aspecto; como Emancipación cuando se la realiza como el Sí mismo, o como Atadura cuando se está en manos de la ignorancia.

El libro termina con una sílaba sagrada, Hrim, como el mantra más usual cuando se invoca a la Diosa, la Conciencia.

Al principio decíamos que creíamos en el valor de este texto, de ahí la extensión de la reseña. Ello es así porque vemos en el Tripura Rahasya la fuerza del mito, hoy día muy olvidado, como vehículo del verdadero conocimiento. Nos imaginamos a Sri Bhagavan viviendo verdaderamente esas historias míticas a través de esta lectura, y ahora comprendemos por qué la recomendaba. Es, sin lugar a dudas, un texto que hará las delicias de los amantes del vedanta y de la tradición hindú en general, constituyendo una suerte de síntesis de la literatura sagrada hindú.