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José Miguel Ruiz Valls

El problema de la percepción

Por José Miguel Ruiz Valls 23 de abril de 2016
Jose Miguel

Hay que estar muy alerta al indagar, pues la pregunta que se formule, bien puede condicionar la respuesta. Si, por ejemplo, me pregunto ¿Quién soy? o ¿Qué soy?, estoy dando por supuesto que hay una "pluralidad"; y si creo que hay pluralidad, creo que hay separación. Y aquí cabe preguntarse, ¿Hay algo que yo crea, que no sea verdad? Obviamente, todo lo que se cree es verdad, aunque solo lo sea para el creyente. Así averiguo que preguntarme ¿Quién o qué soy? no puede servirme para indagar más allá de la separación, pues cualquiera que sea la respuesta, arrastrará la creencia implícita en la pregunta.

Pero ¿De quién o de qué se supone que estamos separados? Si partimos del hecho de que el universo es "uno", resulta imposible separar fragmentos "independientes", pues por mucho que se separen, seguirán estando dentro del universo, seguirán formando parte de él. Aunque lo cierto es que nos percibimos separados del universo y eso nos proporciona una excusa para contaminarlo, para destruirlo. Si no hay separación pero la percibimos, ¿Qué puede ser más que una ilusión causada por nuestra percepción? Todos nos hemos entretenido alguna vez con ilusiones ópticas. Muchos hemos podido experimentar ilusiones auditivas, y también es posible inducir ilusiones táctiles, olfativas, de gusto, utilizando, por ejemplo, la hipnosis... ¿Es verdad lo que el hipnotizado está experimentando? Para él, por supuesto que sí... ¿Qué es su verdad sino aquello que percibe que le está ocurriendo?

A nivel universal, solo está ocurriendo una verdad, pero esa única verdad, es un encaje de infinitas verdades. No se trata de ninguna paradoja. Se trata simplemente de que el universo es como una muñeca rusa, es fractal. Todos estamos formados por piezas y todos somos piezas de algo más grande: Una célula no puede percibir, con sus sentidos, el órgano al que pertenece; un órgano no puede percibir el cuerpo al que pertenece; un cuerpo no puede percibir el mundo al que pertenece. Células, órganos, cuerpos; todos ellos perciben lo que les ocurre en su respectivo nivel, y esa es su pequeña verdad, pero no perciben la verdad superior de la que participan. Por tanto, el problema no es que estemos separados sino que no comprendemos la unión. No sabemos para qué servimos en este universo y eso nos permite alimentar la ilusión de que el universo está para servirnos de él.

Pero también es cierto que nadie se conforma con ser célula, y por tanto, todos aspiramos a comprender cómo encajamos en el nivel fractal superior, pues intuimos que tal comprensión nos haría divinos. Esto no debe juzgarse como soberbia, como falta de humildad, sino como la intención más sana que se puede tener, la de sentirse en armonía con TODO. El problema es que, cuando intentamos comprenderlo apoyándonos en los sentidos corporales, cuando intentamos comprender la unidad utilizando aquello que nos incita a creer en la separación, nos frustramos. Entonces concebimos ilusiones con las que contrarrestar nuestra impotencia, como la creencia en el progreso, en el tiempo; y nos ponemos a acumular conocimientos, con la esperanza de que, algún día, llegaremos a saberlo todo, y en ese momento seremos "como dios". Y la ilusión parece funcionar por un tiempo, hasta que, en un momento dado, nos damos cuenta de que todo conocimiento se olvida, y por tanto, de que el conocimiento no puede ser "la meta". ¡Y nos volvemos a frustrar!

Y tanto nos topamos con la frustración que al final nos avenimos a indagar en ella. Y nos damos cuenta de que, la frustración, no es más que la señal que nos avisa de que, de nuevo, estamos persiguiendo una ilusión. Y al comprender que el conocimiento es una ilusión, comprendemos la utilidad del conocimiento: Un camino mental para trascender la mente. Entonces nos damos cuenta de que, para intentar ser "como dios" tuvimos que olvidar que "siempre lo hemos sido"; y que todos lo podemos comprobar, no algún día, sino ahora mismo, sin la ayuda de ningún sentido corporal... Tan verdad es que nos sentimos "pluralidad" como que podemos sentirnos "unidad" en este mismo instante... Al fin y al cabo, ¿Qué es la separación sino falta de amor?

© José Miguel Ruiz Valls, 2016