Ruta de Sección: Inicio > Colaboraciones > Artículo

José Miguel Ruiz Valls

La máquina del tiempo

Por José Miguel Ruiz Valls 11 de febrero de 2016
Jose Miguel

Si afirmo que estamos vivos, tal vez pienses que he dicho una obviedad. Si te pregunto ¿Cómo sabes que estás vivo?, te induciré a comprobarlo, a "sentirlo". Si, abusando de tu paciencia, te vuelvo a preguntar ¿Cuándo puedes sentirlo?, me dirás, ¡Ahora mismo!

Ciertamente, no te vas al pasado ni al futuro, para cerciorarte de que sigues vivo. Tan sólo lo puedes atestiguar en este preciso instante; y eso nos dice que la vida no existe ni en el pasado ni en el futuro... Que la vida es siempre presente, y por tanto, la muerte nunca es presente... Dicho de manera figurada: Si imaginamos que la vida tiene un sabor, sólo podemos saborearla ¡Ahora!

La vida se percibe como movimiento, como cambio, como un "sucediendo". No puede percibirse en el pasado porque el pasado ya sucedió y ahora está quieto, tan inmóvil como el futuro que creemos nos aguarda.

Recordar es pensar en algo que pasó. Hay quién cree que, cuando la mente recuerda, se desplaza a un tiempo pretérito; hay quién cree que, lo que hace, es traer al presente "cosas" del pasado. Da igual lo que creamos. En cualquier caso, lo importante es que, para recordar, la mente tiene que dejar de saborear el momento presente, tiene que dejar de percibir el único momento en el que hay vida, tiene que dejar de prestar atención a lo que se está moviendo para prestar atención a lo que ya no se mueve, a lo muerto (¿Quién no se ha sorprendido alguna vez, al darse cuenta de que ha estado conduciendo, sin ser consciente de ello, por estar recordando?).

Es muy fácil experimentar el momento presente. Tan fácil como preguntarte ¿Cómo sé que estoy vivo?... Tan fácil como tragar una gran bocanada de aire. Si inspiras y expiras varias veces, comprobarás que vas adquiriendo una mayor consciencia de ti mismo, que tu vitalidad aumenta, que te sientes más vivo... Hasta que, en un momento dado, te sorprendes pensando en algo que sucedió o que, supuestamente, sucederá, y entiendes que esa sensación de "estar vivo" es incompatible con "estar pensando". Entonces, puede que le ordenes a tu mente ¡Deja de pensar en el futuro o en el pasado!... ¡Déjame seguir sintiendo el presente!... Y compruebes que tu mente ¡No te obedece!

Así te das cuenta de que te resulta imposible elegir "no pensar". Te das cuenta de que pensar es una obligación para ti; y por tanto, no es libertad. Te das cuenta de que pensar es incluso una tortura, una enfermedad mental, de la que has intentado evadirte muchas veces, con "cosas" que proporcionan cierto placer, pero funcionan por poco tiempo. Te das cuenta de que, cuando fuiste al médico a contarle que no podías dormir, lo que te recetó fueron pastillas para dejar de pensar.

No tengas miedo de admitir que no puedes dejar de pensar. No es imposible. Es solo que llevas toda la vida pensando sin descanso, haga falta o no, y lo has convertido en un hábito, en un proceso automático, como conducir. Darte cuenta de esto te permite entender que la mente funciona como un robot programado que siempre sigue órdenes que se le dieron en el pasado e ignora las actualizaciones... ¿Puedes imaginar lo que hubiera ocurrido si, aquella vez que condujiste varios kilómetros inconscientemente, se hubiera presentado un obstáculo imprevisto en mitad de la vía?

Hay personas que, habiendo reconocido su incapacidad para dejar de pensar, se esfuerzan en combatir los pensamientos que les atormentan con otros pensamientos que juzgan "positivos". La idea es sustituir los pensamientos que "hacen sentir mal" por otros "que hagan sentir bien". Así inician una guerra interminable de "pensamientos buenos" contra "pensamientos malos", que no hará sino aumentar su nivel de ansiedad.

Finalmente, podemos entender que es la ausencia de pensamiento lo que determina la ausencia de ansiedad, lo que proporciona paz. Pero también hemos averiguado que nos resulta imposible dejar de pensar... ¿Hemos llegado a un callejón sin salida?... ¿Hemos de resignarnos a seguir siendo dirigidos por un piloto automático que nos conducirá, inexorablemente, a un futuro determinado en el pasado?... ¿Hemos de conformarnos con permanecer pasivos, inmóviles, muertos?... Todo parece indicar que así es... Pero ¡Espera un poco!... ¡Volvamos a respirar conscientemente!.. ¿No hemos averiguado que resulta imposible sentir y pensar a la vez?... ¡Pues la solución no puede ser más sencilla!.. ¡No podemos elegir no pensar, pero sí podemos elegir sentir!... Podemos elegir sentir la vida ¡Ahora!... ¡Ahora podemos elegir Vivir!

© José Miguel Ruiz Valls, 2016