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Aitzol Zunzunegi Etxeberria

Un acercamiento a la no-dualidad

Por Aitzol Zunzunegi Etxeberria
Nodualidad

La no-dualidad supone un cambio profundo en la percepción de lo real. Clasificar en opuestos, es lo que hace la mente, en un intento de comprender la realidad desde el intelecto. La comprensión de la que voy a hablar, implica transcender la dualidad que la caracteriza. Para ello, la aceptación profunda de la naturaleza desnuda de la realidad, se torna necesaria.

Liberarnos de mecanismos, como el juicio, pertenecientes al intelecto o la mente, con los cuales nos podemos llegar a identificar, supone ya un cambio de paradigma al interpretar lo real. Cuando comprendemos que nuestra verdadera naturaleza esta en el ser que somos, esto es, consciencia que atestigua, desde la presencia que somos, vislumbramos la realidad desde otra perspectiva distinta que la meramente intelectual o mental, alcanzando la comprensión de que no hay dos.

La vida y la muerte pasan a ser clasificaciones mentales, ilusiones de un presente de cuya eternidad no podemos escapar. El aquí, caracterizado por la infinitud, pasa a ser el espacio donde se manifiesta el ser que nos constituye. La consciencia individual y la Universal son lo mismo, no separadas, conforman la totalidad que somos, lo absoluto.

La ausencia de todo experimentador, la comprensión esencial de que no sucede nada, porque no hay nadie que experimente, transcender el propio ego para disolvernos en la realidad de la que no estamos separados, en comunión con el todo, siendo Uno.

Todo esto, llevado a la práctica, provoca una transformación respecto a nuestra actitud frente a lo real. Dejamos de identificarnos; bien con nuestros pensamientos, bien con nuestra mente y cuerpo, pasando a tomar conciencia de no ser entidades separadas del cosmos que nos constituye, siendo esa consciencia omni-abarcante y omni-presente.

Todo es Dios, o Naturaleza, o Consciencia; la asunción de la perfección cósmica, el saber que todo está bien, que no hay nada estropeado que haya que cambiar; que vivimos en plenitud, realizados y completos; el sabernos todo, no queriendo ser algo o alguien. No hay despertar, ni liberación, pues más allá del yo individual, no hay nadie que despierte, ni nadie que liberar. Simplemente, tomar conciencia de nuestra verdadera naturaleza, eso que somos, presencias conscientes, no entidades.

No hay hacedor, sólo ser manifestándose, en una ilusión, donde palabras como libre albedrío, recobran un sentido diferente. La verdadera sabiduría radica en la NO-DUALIDAD, pues ella es la verdad, ella es la única que nos va a permitir acceder al conocimiento de lo real.

El sabernos uno con todo, nos abre a la experiencia mística, el sentimiento oceánico de la experiencia religiosa, donde la divinidad o Naturaleza (panteísmo) se expresan como Consciencia ya expandida en diversas formas y expresiones.

Cultivar el conocimiento desde el silencio, vaciarnos de pensamientos para contemplar la realidad desde esta perspectiva unitaria, no hace más que enriquecer la dimensión espiritual que nos constituye.

Espero haberos acercado, en este artículo, a la visión monista que ofrece el advaita (no-dualidad) y mostrado la visión dualista y siempre polarizada que nos ofrece nuestra mente.

© Aitzol Zunzunegi Etxeberria, 28 de julio de 2017