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Artículos - J. Krishnamurti

Somos el resto de la humanidad

Por J. Krishnamurti
J. Krishnamurti

Todos buscamos seguridad; cada animal, cada organismo vivo necesita seguridad. Y según parece, no tenemos seguridad. La hemos buscado en las religiones, en las creencias, en las ideologías, en diferentes formas de autoridad, pero seguimos divididos. ¿Acaso se debe a que cada uno busca su propia y particular forma de seguridad por separado, pensando por separado, como entidades aisladas? ¿No es esa una de las causas de por qué cada persona está, inevitablemente, en conflicto con los demás, quienes a su vez también buscan su propia forma personal de seguridad? ¿Estamos separados del resto de la humanidad? ¿Es usted un individuo separado que busca su propia felicidad, sus placeres, sus ilusiones personales, su forma particular de esperanza imaginativa?

Debemos investigar esta cuestión, porque si esa es la causa, ya sea una causa racional, real o un hecho, debemos afrontarla y ver, si en realidad, se trata de una ilusión. A cada uno de nosotros nos han educado para creer que somos individuos separados, pero ¿es así realmente? Nuestra conciencia contiene nuestra conducta, nuestras reacciones, nuestros placeres, nuestros miedos, nuestras ansiedades, nuestro sufrimiento, y todas las experiencias y conocimientos. Todo esto constituye nuestra conciencia, eso es lo que somos, lo que cada uno es. Por consiguiente, ¿es esa conciencia diferente a la del resto de la humanidad?

La conciencia es compartida por todos los seres humanos

Si observamos el mundo, vemos que los seres humanos, más o menos, pasan por los mismos sufrimientos, las mismas ansiedades e inseguridades; creen en alguna clase de ilusión sin sentido, están llenos de supersticiones, de miedos. Cada ser humano pasa por todo esto, se siente inseguro, incierto, temeroso, está en constante conflicto, sufre enormemente. Lo cual es un hecho. Por tanto, ¿es su conciencia diferente de la del resto de la humanidad? Puede que yo sea árabe con mi tradición islámica particular, pero como ser humano, aparte de esta etiqueta árabe, paso por todas las dificultades de la vida, igual que usted: dolor, sufrimiento, celos, odio. Entonces, ¿existe alguna diferencia, aparte de las etiquetas, aparte de la cultura, entre usted y yo, que soy árabe? Por favor, consideren todo esto.

Uno tiene que ver por sí mismo este punto muy claramente. Nuestra psiquis y el contenido de la psiquis es nuestra conciencia, esa conciencia es compartida por el resto de la humanidad. En lo externo, puede que tengamos culturas diferentes, un entorno distinto, alimentos y ropas diferentes, que seamos más ricos, más importantes, más considerados, más profundos, pero somos el resto de la humanidad, el mundo somos nosotros. Tengan este punto muy claro. Puede que no les guste, porque desde la infancia o, tal vez, antes de la infancia en los mismos genes, les han educado para pensar que son individuos separados. Nosotros cuestionamos eso, no sólo subjetiva sino objetivamente.

Si uno lo examina con imparcialidad, libre de toda tradición, si su cerebro anhela descubrir si es posible vivir en este mundo en completa paz y libertad, o sea, en orden, uno debe hacerse esa pregunta. Puede que sea un gran científico, un gran pintor, un poeta maravilloso, pero el científico, el pintor y el poeta tienen su propio sufrimiento, dolor y ansiedad como el resto de nosotros. Mientras pensemos que estamos separados, seguirá el conflicto entre el árabe y el judío, entre los blancos y los negros, entre el musulmán y el resto del mundo.

¿Es esa falacia de que cada uno es diferente una de las causas de la guerra, una de las causas del conflicto entre seres humanos? Y si uno no es diferente, entonces es como el resto de la humanidad; uno es el resto de la humanidad. Eso implica una enorme responsabilidad, que según parece no aceptan, les gusta evadir responsabilidades. Mientras seamos violentos y agresivos contribuiremos a ser como el resto de la humanidad, contribuiremos a la agresividad y la violencia del resto de seres humanos. Eso es obvio. Si somos el resto de la humanidad, y somos el resto de la humanidad, no una parte, somos el mundo entero, si tenemos este sentimiento, si vemos esa verdad, entonces nuestra actitud cambia por completo, se elimina toda división. Me pregunto si ven esa verdad, no de forma sentimental, romántica o como un concepto utópico, sino como algo real, como un hecho.

¿Es posible que esa división termine?

Mientras estemos atrapados en la ilusión de la individualidad, por más íntima que sea nuestra relación con otra persona, por más cercana, por más personal que sea la forma de escapar de la soledad a través de la compañía, debemos responder esta pregunta. Porque toda vida es relación: con la naturaleza, con el universo, con la más diminuta flor de campo, y también con los demás seres humanos. No es posible vivir sin relación, incluso los monjes que han tomado ciertos votos están relacionados. Sin embargo, el conflicto parece invadir toda nuestra relación. Debemos empezar muy cerca para llegar muy lejos, y ver si podemos vivir sin conflicto, por tanto, en paz. Debemos empezar donde estamos, con nuestra familia, con nosotros mismos.

Al mirar juntos el mundo, al mirar juntos nuestra relación, como amigos podemos cuestionarnos unos a otros, podemos cuestionar lo que decimos sin herirnos mutuamente porque somos amigos. Desde esa amistad podemos comprender la profundidad y la belleza de una relación en la cual no existe conflicto. La relación es enormemente importante, es nuestra vida; y mientras haya conflicto, la relación se convertirá en algo muy destructivo.

¿Cómo observa todo esto? ¿Cómo observa ese conflicto, el estado actual del mundo, la relación actual de unos con otros? Es muy importante comprender la naturaleza y la estructura del observador. ¿Se da cuenta del hecho de que estamos separados, cada uno con su propia ambición y codicia, con su propia forma de enojo? Al observar, puede hacerlo con prejuicios, siendo parcial, por eso es importante descubrir la naturaleza del observador. Si cuando observo no tengo claridad en la manera de mirar, lo distorsionaré todo; de ahí la necesidad de inquirir en la naturaleza del observador. Si un científico no es muy claro, tanto subjetiva como objetivamente, si no es capaz de observar sin influencias, sin prejuicios, sin la intervención del "yo", su observación estará distorsionada, será falsa, no será real. Asimismo, tenemos que tener muy claro la naturaleza de la observación y quién es el observador.

El conocimiento siempre es limitado

Cuando miramos un árbol, un campo lleno de vacas y ovejas, o el horizonte iluminado por el sol de la mañana, ¿cómo lo observamos? Cuando miramos un árbol o una casa, al utilizar la palabra bloquemos la percepción. Al mirar a un francés digo: "¡Oh, es francés!", y eso hace que todos mis prejuicios, todos mis conocimientos de francés se interpongan en la observación de eso que llamo francés. Así pues, ¿es posible mirarlo todo sin prejuicios, sin antagonismos? ¿Pueden hacerlo?

El observador es el pasado, el observador está lleno de conocimientos del pasado, y tanto si este conocimiento es absurdo como si es trivial o real, bloquea la observación. Para observar mi relación con mi esposa o esposo, debo observar sin ningún conocimiento o incidente previamente acumulado; ¿es eso posible? De lo contrario, nunca veré a mi esposa como si fuera la primera vez, siempre la miraré con mis recuerdos de miles de días. Algo que está vivo no puede observarse con el conocimiento limitado; y el conocimiento siempre es limitado. Algo vivo debe observarse con libertad, sin ninguna acumulación o experiencia del conocimiento. Luego, ¿es posible mirar a nuestra esposa o esposo, novia o lo que sea, sin los recuerdos acumulados?

¿Han intentado mirar un árbol sin la palabra "árbol", mirar una flor sin etiquetarla, de modo que observen realmente lo que es, sin ninguna reacción subjetiva?

Como sabe, nuestro cerebro es una red de palabras, una red de recuerdos, nunca está libre para mirar porque la identificación lo ha condicionado. Para nosotros, es muy importante identificarnos. Cuando digo que soy "hindú", eso me hace sentir seguro, tengo la sensación de seguridad; me aferro a ello, como lo hace el inglés, el francés, el alemán y el resto del mundo. ¿Es posible mirar, observar libre de toda identidad? ¿Lo están haciendo ahora o lo intentarán más tarde? Si lo hacen ahora, esa misma acción de percibir eliminará la división. Si lo hacen ahora, eso significa que en esa acción no intervendrá el tiempo.

Miren. He escuchado esto, he prestado atención a lo que he escuchado, estoy sentado al lado de mi esposa o esposo, soy una persona seria y espero que ella o él también lo sea, y veo que no observo con libertad, sin ningún incidente pasado, etc. Pero es muy importante para mí relacionarme con ella o con él sin que haya conflicto, porque si puedo vivir de esta manera, tendré paz en mi corazón y en mi cerebro. De modo que en el momento mismo en que escucho todo esto, percibo claramente que estoy en conflicto, y que le estoy mirando, a ella o a él, con toda la acumulación de recuerdos muertos, por tanto, no estoy mirándole a ella o a él. La acción es en el momento de percibir un hecho, sin permitir que el tiempo interfiera en esa acción. Y bien, ¿puedo mirarle a ella o a él sin ningún recuerdo del pasado?

¿Lo están haciendo ahora? Miren lo que implica. Háganlo y descubrirán lo muy apegados que están al pasado. Nuestras vidas son recuerdos pasados y, según parece, están fuertemente incrustados en nuestro cerebro, por eso decimos que es imposible mirar sin el conocimiento de ayer; renunciamos a ello y seguimos el viejo camino con peleas, enfados, luchas y siendo desdichados e infelices. ¿Puede uno realmente ver el hecho de que habrá conflicto entre dos seres humanos, y por tanto con el resto de la humanidad, mientras tengamos ese concepto de lo "individual", que agrupa nuestros recuerdos personales? Ver eso es actuar, no posponer la acción. Cuando posponemos la acción, interviene el tiempo, y durante ese posponer se interponen otros factores, surgen otras complicaciones. De modo que la acción es percibir e inmediatamente actuar, en consecuencia, el cerebro no queda atrapado en problemas.

Nuestra vida está fragmentada

Para descubrir si existe algo más allá del alcance del hombre, debemos tener libertad para investigar. De igual forma, para investigar la relación debemos tener libertad para inquirir, para observar. Y si quien investiga, si el observador, tiene prejuicios, tiene convicciones profundas, aunque pretenda examinar lo externo, esa investigación dependerá de sus propias convicciones. En consecuencia, ¿puede el cerebro estar libre para mirar, para mirar a su esposa, a su esposo, a todos los gobiernos, a su propio gurú, a todo lo que nos rodea; para mirar cuidadosamente sin el trasfondo de la tradición, de los valores y de las opiniones? En ese caso, el cerebro actúa como un todo, no en fragmentos.

Los científicos dicen que, en la mayoría de la gente, solo funciona una pequeña parte del cerebro, por eso su visión de la vida es tan fragmentaria. Tan solo una parte de su cerebro participa y funciona activamente durante la vida; de modo que el cerebro no funciona en su totalidad. ¿Puede el cerebro funcionar como un todo, completamente, y no solo con una parte? ¿Son lo suficiente serios para querer descubrirlo? El cerebro ahora es muy limitado porque todo conocimiento es limitado; pueden estar seguros de ello. Todo conocimiento, ya sea conocimiento del pasado o del futuro, siempre será limitado. En el mundo científico cada vez se descubren más cosas, ningún científico nunca puede decir que su conocimiento es completo.

El conocimiento siempre es incompleto. Y si el conocimiento es incompleto, el pensamiento también es incompleto, porque el pensamiento surge del conocimiento como memoria, por eso es limitado. Sin memoria no hay pensamiento; sin conocimiento el pensamiento no existe. En la actualidad actuamos únicamente con la limitación del pensamiento.

Mi pensamiento y el suyo, el pensamiento de un científico y el de una persona analfabeta, son similares; el pensar es similar. Puede que nos expresemos de forma diferente, pero el pensamiento sigue siendo limitado. Mientras nuestro pensar sea la base de nuestra acción, la base de nuestra vida, el cerebro nunca funcionará como un todo. Por favor, observen esa lógica. Nuestras vidas están fragmentadas: "Soy un hombre de negocios", "Soy científico", "Soy pintor", etc.; siempre creamos categorías. Nuestra vida está fragmentada porque nuestro pensar es limitado, ¿se dan cuenta de este hecho? Puede que queden perplejos, porque estamos cortando la misma raíz de nuestra vida, que es el pensar. Las maravillosas catedrales, las grandes arquitecturas, la enorme maquinaria de la guerra, las computadoras, etc., todo eso es un producto del pensamiento. Todas las cosas que están dentro de las catedrales y de las iglesias también son producto del pensamiento; nadie puede negarlo. Esas túnicas que se ponen los sacerdotes las copiaron de los egipcios. El pensamiento ha creado todo esto, y el pensamiento también ha inventado a Dios.

Ahora bien, la cuestión es si el pensamiento puede realmente detenerse, y ¿qué entidad detendrá el pensamiento? Eso sigue siendo pensamiento. La meditación, si algunos de ustedes se entretienen con esa clase de cosas, pretende detener el pensamiento, pero nunca se preguntan qué entidad lo detendrá, quién dice: "No debo pensar". Sigue siendo el pensamiento el que dice: "Diantre, sin pensar no puedo conseguir nada". No obstante, el pensamiento y el conocimiento son necesarios en ciertas áreas, de lo contrario no podría regresar a su casa, escribir cartas, ni hablar un idioma, entre otras muchas cosas.

Así pues, el pensamiento es el instrumento de nuestra fragmentación. Obsérvenlo, no pregunten cómo detener el pensamiento; observen el hecho de que el pensamiento es necesario en determinadas áreas, pero no es necesario en el mundo psicológico en absoluto. En la relación de unos con otros, si el pensamiento es el instrumento, y lo es, entonces el mismo pensamiento es un factor de división. Mírenlo, no pregunten qué deben hacer; miren ese peligro, y se alejarán del peligro como lo hacen cuando ven un precipicio o un animal peligroso. De forma similar, el pensamiento es un peligro en el campo psicológico; si lo observan con cuidado, sin ninguna influencia, en ese momento el pensamiento empieza a darse cuenta de cuál es su lugar.

Extraído de una charla en Brockwood Park, el 28 de agosto de 1983
Fuente: J. krishnamurti. Dónde encontrar la paz (Kairós, 2013)