Ruta de Sección: Inicio > Artículos >Charlas > Artículo

Artículos - Luis de Santiago

La Nada

Satsang con Luis de Santiago
Luis de Santiago

Hay que acostumbrarse a la nada, porque en realidad la nada es lo que somos. Estamos acostumbrados a que la nada no sirve para nada. Eso es lo que nos dice la mente. La nada, es nada, y ahí no pasa nada. Como no se puede medir, como no se puede pesar, como no se le puede ponerle ningún atributo, nos han enseñado que la nada no es nada y que no hay que hacerle caso, hay que hacerle caso a las cosas que son algo. Y cuando nos ponemos en contacto con esa nada que somos, que es lo que somos en realidad, la mente trata de que no estemos en la nada, la tendencia que tú decías, de buscar algo que hacer, de inventarle algo que pensar, de hacer algo porque la nada no es buena, la nada no conlleva a nada bueno.

Hablamos mucho de lo que somos, buscar qué somos, encontrar qué somos, como la meta última de nuestra vida, y en realidad lo que somos, primero que está aquí todo el tiempo, no es nada que haya que encontrar, no es nada que esté oculto, no es nada que tenga que ver con espíritus, ni con dimensiones, ni con seres de otro tipo, ni con extraterrestres, ni con nada de eso. Lo que somos es muy práctico, es muy sencillo y sin ninguna complicación. Lo que sucede es que, como nos dicen que la nada es nada, tendemos a concentrarnos en la materia. Pero si nos ponemos a ver, la materia, esto que consideramos sólido, está formado por átomos y esos átomos no están pegados los unos a los otros formando una materia sólida, esos átomos son como planetas que están dando vueltas en un vacío, en una nada, y hasta la materia más sólida que podamos imaginarnos, incluso el metal mas denso, es solo materia el 0,00001 %, de ese metal que nosotros consideramos que es sólido, que es denso. Osea que el vacío es el 99,9999 % de todas las cosas que existen. Si solo aceptamos que somos la parte sólida, la parte de átomos que nos forma, estamos aceptando solamente un 0,00001 % de lo que somos y nos estamos perdiendo el 99,9999 %. Cuando despertamos a esa realidad, y empezamos a aceptarnos como vacío, aceptamos que además de ser átomos, somos vacío, y nos aceptamos como ese vació, nos aceptamos al 100 %.

La parte sólida, que en realidad no es sólida, porque si nos ponemos a ver, esos átomos, esa materia que es el 0,0001 %, lo analizamos lo vemos de cerca, nos damos cuenta de que está formado por una cosa que se llama partículas subatómica, que son como unos átomos dentro de los átomos. Más o menos es lo mismo pero a otro nivel. De la misma forma como el universo, los planetas y las estrellas, en realidad son iguales que átomos, y los átomos son un nivel más abajo, debajo de los átomos están las partículas subatómicas, que son otra vez el 0,00001% y el resto es vacío. Y seguramente más adelante los científicos van a encontrar que en esa materia subatómica, lo poco que es materia esta formada también por 0,00001% de materia y el resto es vacío. Osea que si al final nos damos cuenta, no existe la materia, somos puro vacío, y lo que nosotros percibimos como materia son modulaciones que ocurren en el vacío que nos hacen verla, ver como si fueran cosas, como si fueran materia sólida, y esos 0,0001% que consideramos que es materia de verdad, nuestra mente lo coge y construye a su alrededor todo esto, (Luis empieza a tocar cosas) y esto, y todo lo que consideramos sólido, y es pura ilusión.

Con muy poquitos datos (0,00001%) nuestra mente crea toda esta ilusión de solidez. Entonces, lo que somos de verdad, lo que sí existe de verdad y no hay forma de dudarlo, es el vacío. Y lo que somos es el vacío. Ahí no entra la mente, ahí no construye nada la mente, pero ese vacío no es tonto, ese vacío no es inútil, ese vacío no es prescindible. Ese vacío es amor. Es amor puro. Ese vacío es sabiduría infinita, ese vacío es paz. Y por eso queremos volver, queremos saber lo que somos, queremos encontrarnos. Porque intuimos, porque dentro de nosotros hay algo que nos está diciendo que eso que nos dicen que no sirve para nada, es exactamente el único sitio donde no hemos buscado, el único sitio que nos falta por buscar y tiene que ser ese, porque no hay nada más.

Simplemente aceptar el otro 99,9999 % de ti como tu propio ser. Y aceptar también el 0,0001 % como el personaje que nos toca jugar en la película, porque ese si que es sólido, ese si es el que tiene forma, pero la mayoría de lo que somos es vacío y al aceptarnos como vacío vamos a sentir la paz que hay en el vacío y el amor que hay en el vacío y la sabiduría infinita que hay en el vacío, directamente, porque es lo que somos. Y cuando aceptamos el vacío nos damos cuenta que ese vacío no esta limitado, el vacío donde están mis átomos no termina donde termino yo, se extiende y es el mismo vacío donde están tus átomos. Y el universo entero, no están acotados los vacíos, “este vacío es de tal galaxia y este otro vacío es de tal otra galaxia”. Solo hay uno.

El vacío siempre va a estar ahí, imperturbable, esperando que te des cuenta que tú eres eso. Y simplemente dándote cuenta que tú eres eso, todo el amor, toda la sabiduría, toda la paz del universo la empiezas a percibir y a disfrutar como tuya, como lo que tú eres. Eso es lo que somos.

¿Qué nos queda? Aceptarlo, constantemente, aceptar ese vacío, aceptar esto que hay entre los dos como algo continuo. Y eso es lo que todos los maestros dicen, que todos somos uno. ¡Por supuesto que todos somos uno! ¡Todos somos el mismo vacío! No es que yo esté metido dentro de ti o dentro de ti y todos formemos una masa de cuerpos, es que todos somos uno. Y cuando aceptamos eso, empezamos a vernos en los demás, empezamos a aceptar a los demás como uno mismo, empezamos a amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos ...es así de sencillo. Y si no fuera por la mente estaríamos todo el tiempo conscientes de lo que somos.

Pero el juego del universo nos coloca en esta posición, y tenemos una cosa, llamada mente, cuyo trabajo es no dejar que nos demos cuenta, y nos sueltan en el universo a ver cuando, por fin, nos vamos a dar cuenta.

Y ahora, a partir de ese “yo soy” que encontramos ayer, vamos a quedarnos en silencio y vamos a expandirnos, hacia afuera y hacia adentro. Vamos a tomar posesión de todo ese vacío que somos.