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Artículos - Greg Goode

El no-dualismo en la filosofía occidental

Una serie de indicadores ( Parte 5 de 5 )

Por Greg Goode 25 de marzo - 1 de abril de 2015
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Photo by Ryan Griffiths

Comprueba el dominio de la Dualidad

No todas las dualidades son creadas iguales. Algunas de estas dualidades en realidad han sido propuestas como solución a otras dualidades (8). Ciertas dualidades agravan más que otras el sentido de alienación y de estar fuera del contacto con la realidad. Si estás interesado en la indagación no-dual y tienes una inclinación filosófica, es posible que puedas trabajar con las primeras. O puedes trabajar con las que parecen las más fáciles de eliminar.

Puedes comprobar el poder o dominio sobre ti de estas dualidades. Pregúntate a ti mismo acerca de cada una de las Grandes Dualidades y comprueba cómo te sentirías si tuvieras que vivir sin ella: Bien y mal. Causa y efecto. Materia y espíritu. Sujeto y objeto. Libre albedrío y determinismo. Cuando visualizas que vas por la vida sin esta dualidad, ¿cuál de ellas te produce la peor sensación de ansiedad? Esta será, probablemente, a la que estés más apegado. ¿Cuál parece conceptualmente imposible pasarte sin ella? Esta será probablemente la que más se integra con el resto de tu comprensión. De la que dirías: "Bueno, no me importa" Esta es la que puedes pasarte sin ella más fácilmente.

Una dualidad a la vez

Estos son algunos ejemplos de cómo se puede continuar haciendo frente a las dualidades de una en una.

La noción de libre albedrío/determinismo frecuentemente lleva una carga. A menudo parece que la vida humana sería anárquica o caótica sin la libertad de tomar decisiones. Si desea examinar la cuestión, puedes empezar con el trabajo de Ted Honderich How Free Are You: The Determinism Problem (¿Cuán libre eres?: El Problema del Determinismo) (Honderich, 1993), que muestra cómo una sociedad justa, equitativa y segura es compatible con la idea de que nuestras acciones están determinadas por causas. En estrecha relación con esta dualidad está la distinción entre el bien y el mal. ¿Realmente existen? ¿Son absolutos? ¿Hay verdaderas soluciones a los conflictos éticos? ¿Crees que un camino de indagación no-dual invalidaría esta distinción? Podrías probar el genial y compulsivamente legible Good and Evil (El Bien y el Mal) de Richard Taylor (Taylor, 1999), que sostiene que la base de la moralidad no es ni natural ni sobrenatural, sino convencional.

Otra dualidad relacionada es la distinción entre causa y efecto. A menudo, esta dualidad atrapa nuestro interés porque queremos saber lo que es responsable del mundo, y cómo podemos actuar para permanecer a salvo. Si estás interesado en investigar esta dualidad, la obra clásica es An Enquiry concerning Human Understanding (Investigación sobre el Entendimiento Humano) de David Hume (Hume, 1999), especialmente las Secciones 19 y 43. Este trabajo pionero sorprendió a los lectores del siglo XVIII con el argumento de que esa causa y efecto no es otra cosa que la regularidad de la sucesión de ideas. Una causa como un poder especial transmitido de una cosa a otra, simplemente no se puede encontrar.

Una de las dualidades más profundamente arraigadas es materia y espíritu. ¿Por qué parecen tan irreductiblemente diferentes una de la otra? ¿Por qué me siento separado de la luna, pero no de mis pensamientos? Ningún filósofo se ha propuesto demoler esta distinción de manera tan profunda como George Berkeley. Su trabajo más simple es Three Dialogues Betweeen Hylas and Philonous (Tres Diálogos entre Hilas y Filonús) (Berkeley, 1998).

Y... la ganadora es

La dualidad más adherida de todas es la distinción entre el conocimiento y su objeto, que es la misma diferencia que Kant formalizó hace más de dos siglos. Esta distinción es fundamental para la afirmación de que el conocimiento tiene un referente real e independientemente existente. De acuerdo con esta dualidad, nuestros pensamientos representan un mundo independiente de existentes físicos y mentales, que están verdaderamente presentes, incluso cuando no son percibidos o conocidos. Esta dualidad es tal vez la más arraigada de todas. Parece como si cada momento de nuestra experiencia estuviera estructurado de acuerdo a esta diferencia. Incluso cuestionarla puede comenzar a hacer que una persona se sienta sola en el universo, expuesta y vulnerable. Esta dualidad es a menudo la última en disolverse en el curso de nuestra indagación no-dual.

El examen de esta dualidad hace que una persona se sienta como si el mundo estuviera a punto de desaparecer, o que la ceguera intelectual y perceptual estuviera a punto de afectarnos. Esto puede dar miedo y hacer que las personas se alejen de la investigación. Los maestros con experiencia por supuesto consideran este miedo como una señal favorable de que la indagación está alcanzando niveles más profundos que el de la palabra, y tienen modos hábiles y útiles para guiar a la persona a través del proceso.

Hay varios matices sutiles sobre esta dualidad. Varios escritores la atacan interpretándola como la distinción entre sujeto/objeto, pensamiento/referente, o lenguaje/significado, apariencia/realidad. Independientemente de la forma en que se la disfrace, hay varios ataques muy directos y útiles sobre esta dualidad.

Sujeto/Objeto ― William Samuel y Joel Goldsmith escriben de una manera mística que todo es una efusión de Dios. La obra de Samuel A Guide to Awareness and Tranquility (Una Guía para la Conciencia y la Tranquilidad) (Samuel, 1967) es un canto triunfal de alabanza a Dios como la propia naturaleza de uno. Joel Goldsmith en The Mystical (El Místico) (Goldsmith, 1993) y en Consciousness Is What I Am (Consciencia Es Lo Que Soy) (Goldsmith, 1976) proclama que Dios es la única causa y el único sujeto. Todo lo demás es un efecto de la naturaleza de Dios.

Pensamiento/Referente ― Si deseas un relato no-dualista de la relación entre un pensamiento y su referente, podrías considerar The Nature of Thought (La Naturaleza del Pensamiento) de Blanshard (Blanshard, 1939), sobre todo un capítulo en el Vol. I titulado "La Teoría de la Idea", que examina generosamente varias teorías y concluye que nuestras ideas, cuando están completamente desarrolladas y son totalmente coherentes, simplemente son esa realidad.

Lenguaje/Significado ― Wittgenstein realiza una tarea similar en su influyente obra Philosophical Investigations (Investigaciones Filosóficas). Aquí él investiga la relación entre el lenguaje y su objeto. Con el uso de aforismos y a menudo pronunciamientos crípticos, argumenta en contra de la teoría de la imagen del significado (que el lenguaje captura con precisión la realidad). Afirma que esta teoría de la imagen es una especie de encantamiento (9). Argumenta que el lenguaje se entiende mejor por su uso en contextos particulares que él llama "juegos del lenguaje". El significado se encuentra en el uso, no en un reino metafísico separado al que el lenguaje supuestamente apunta.

Apariencia/Realidad ― Las cosas parecen tan intransigentemente distantes porque pensamos que nuestros pensamientos se supone que representan una realidad independiente que no está hecha de pensamientos. Uno de los mejores antídotos filosóficos para este dualismo es el claro y atractivo "Refutación del Realismo" de W.T. Stace (Stace, 1934). Stace (1886-1967) fue un místico y un filósofo que combinaba los enfoques oriental y occidental. En su artículo de 1934 pone al día a Berkeley con el argumento de que no hay tal cosa como un objeto no experimentado.

Luego están los ensayos bien escritos de Richard Rorty en su Objectivity, Relativism and Truth (Objetividad, Relativismo y Verdad), Vol. 1 (Rorty, 1991), especialmente la introducción y la "Indagación como recontextualización:. Un relato anti-dualista de la interpretación". Rorty se llama a sí mismo un "anti-representacionalista". Él argumenta en contra tanto del realismo (la existencia externa del mundo) como del anti-realismo (sólo existe una red de creencias). Ambos lados del debate se basan en la afirmación insostenible de que nuestras ideas representan cosas que no son ideas. Esta afirmación representacional no puede ser probada, porque no existe una base sobre la que hacer la distinción entre el realismo y el anti-realismo. Por eso la distinción es innecesaria.

Una nota sobre quién tiene la razón

Tarde o temprano, la mayoría de las investigaciones serias llegan a un punto de duda o exasperación. "¿Quién tiene razón?" Esta frustración es paralela a la que sienten los aspirantes en las tradiciones orientales. Estos aspirantes observan que los advaitines dicen que todo es consciencia, mientras que los budistas dicen que todo es vacío. Frente a esta diversidad, el aspirante filosófico se encuentra a sí mismo preguntándose quién tiene razón, o si las enseñanzas pueden reconciliarse.

La pregunta realmente da en el blanco cuando se tiene en cuenta el objetivo de la investigación ― la pacificación del sentido de separación. Uno empieza preguntándose: ¿Cómo puede surgir esta pacificación cuando una de las enseñanzas podría estar diciendo algo equivocado? ¡Las enseñanzas parecen tan diferentes! Nadie quiere ser llevado por el camino equivocado. Así que el aspirante llega a sentir la necesidad de arbitrar entre las enseñanzas, o al menos demostrar que todas están diciendo lo mismo después de todo.

La hábil indagación no-dual enfrenta esta misma cuestión de lleno. Uno llega a darse cuenta de que el objetivo de una imagen de un mundo real más allá de la imagen no tiene sentido. Las nociones mismas de "exactitud" y "representación" dependen de una división dualista entre apariencia y realidad. En otras palabras, cualquier indagación no dual que vaya lo suficientemente lejos traerá la paz sobre esta cuestión.

Notas:
  1. Muchas de estas dualidades han sido creados por los propios filósofos en su intento de comprender y explicar otras cosas. Un filósofo podría crear una distinción metafísica en un área para intentar resolver un enigma en otra área.

    Por ejemplo, en el mundo clásico que siguió después de Platón y Aristóteles, la distinción sustancia/atributo fue ideada con el fin de ayudar a explicar la distinción permanencia/cambio. El enigma era: "¿Cambia una cosa perpetuamente, a cada momento, o se mantiene igual durante incluso un corto período de tiempo?" Si no para de cambiar, entonces ¿cómo puede en primer lugar ser realmente una cosa? Si una cosa no cambia nunca en absoluto, entonces incluso un cambio de color significa que la cosa pierde su identidad de alguna manera y se convierte en otra cosa. Para resolver este enigma, se ideó una nueva distinción (dualidad). Una cosa tiene una sustancia (es decir, verdadera naturaleza), que nunca cambia. Y tiene atributos (por ejemplo, tamaño, color, forma) que pueden cambiar sin que la cosa pierda su identidad. Esta es una nueva distinción que se utiliza para ayudar a resolver el enigma provocado por la distinción anterior.
  2. De hecho, el propio Wittgenstein había propuesto anteriormente una versión sofisticada de esta misma teoría en su igualmente influyente Tractatus Logico-Philosophicus (Tratado Lógico-Filosofico) (1922). Su posterior trabajo Philosophical Investigations (1953) es a menudo considerado como una retractación de este punto de vista.
Fuente: Greg Goode. Science and Nonduality